http://www.jornada.unam.mx/2006/05/08/056n1soc.php

A CubaNews  translation. Edited by Walter Lippmann.

Monday, May 8, 2006

Cuba divided on the issue of bisexuality

Diversity advocates and homophobes clash over soap opera about AIDS

GERARDO ARREOLA, CORRESPONDENT

Havana, May 7.- An explosive soap opera took the lid off the issue of bisexuality in Cuba and triggered an unheard-of controversy that brought sexual diversity supporters face to face with homophobia’s grim face.

A serial broadcast three times a week, La cara oculta de la luna (The hidden side of the moon) is based upon stories of a number of people infected with HIV (human immunodeficiency virus) which causes AIDS.

According to official records, until November 2005 there were 5,422 people infected between HIV-positives and AIDS sufferers in Cuba. Of that number, 80.4% are men, and 85.7% of them have had sex with other males.

Debate started at the very outset with the story of a fourteen-year-old girl who gets AIDS in her first sexual encounter. However, opinions collided with the second case, when at the turning point in the plot a character says, "I am what you think: I am a homosexual".

Never before had a similar phrase been pronounced on Cuban television, where gay characters are always reduced to parodies of comical pretensions and sidelong references.

Reactions at home were this time beyond the usual exchange of views about every soap opera, a much-favored and popular type of program in local TV.

Interviews, comments and letters burst in newspapers and magazines, and there were special radio and television programs with live public phone calls.

Infomed, the Cuban healthcare system’s website, opened a mailbox to gather opinions about the serial, as did CENESEX (National Sexual Education Center), which gathered impassioned viewpoints in its regular forum, while e-zine La Jiribilla devoted a whole issue to this subject.

This discussion has become the most relevant signs of public impact on the matter since the motion picture Fresa y chocolate (Strawberry and chocolate) shook sectors of Cuban society in 1993 with its statement against intolerance through the story of a homosexual character.

Sexual diversity in Cuba has come to light in the last decade to a greater or lesser extent in cultural circles, owing to education and public health policies and a gradual reduction of social rejection.

Today, most of the recorded opinions favor a more extensive coverage of this issue on TV and greater efforts to fight the AIDS pandemic.

"The hidden face of our reality is starting to show itself", wrote TV director Vicente González Castro in La Jiribilla.

Nevertheless, fierce criticism has been equally leveled at this story where a homosexual attorney is dating a mason, a conventionally spick-and-span father and husband who confirms his bisexuality and loses his family as a result.

Two conflicting sides challenged each other: some said this program encourages homophobes, while others believe it works against them.

Within CENESEX, National Literature Award-winning writer Reynaldo González bemoaned the stereotyping profile of the ‘family-breaking gay’, not without remarking that “what’s worst is the plot’s hysterical atmosphere" which tampers with “any prophylactic content and ends up as a simple, vulgar alarm signal".

Demetrio González, a laboratory technician in Pinar del Río city, wrote to the forum along the same lines: "It’s a secret to no one that we gays have long suffered homophobic attitudes, and this TV series has just reinforced the theory that we are the worst there is".

Also Angel Padrón Hernández, from Camagüey province, sent his views to CENESEX’s website: "I heard one of my neighbors at the grocery when she was saying, ‘We have to beware of faggots. Men are no longer having affairs with women, but with other men'".

Viewer José González from Havana has a different standpoint, and wonders whether all the situations developed in this story “are legal and admissible in our country". An anonymous interviewee said that homosexuality “is a very private thing everyone should deal with on a private basis, but they should not praise it because by doing so they get people’s minds excited".

JR movie critic Joel del Río said the program “has led certain uncivil viewers to shout things” to the actors who play the gay couple and censured La cara oculta... for putting "homosexuality on a level with a human being’s most disintegrating, antisocial and vicious trends". Ricardo Ronquillo is another JR journalist, and wrote that “an eminent colleague of his” sustains this soap opera is part of “a plan to turn Cuba into a homosexual society”.

Yet, they both extolled the debate. "We had to start somewhere", said Del Río. "It would be worrying", Ronquillo stated, "if we thought of ourselves as a wholly agreeing society with neither competing arguments nor opposing positions in face of its most intimate conflicts; or even worse, that silence prevailed".

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LA JORNADA
Lunes 8 de mayo de 2006

El tema de la bisexualidad polariza a Cuba

Una telenovela que aborda el sida enfrenta a defensores de la diversidad con homofóbicos

GERARDO ARREOLA CORRESPONSAL

La Habana, 7 de mayo. Una explosiva telenovela destapó el fenómeno de la bisexualidad en Cuba y detonó un insólito debate, que enfrentó a la defensa de la diversidad sexual con el rostro duro de la homofobia.

La serie La cara oculta de la luna, que se transmite tres veces por semana, se basa en historias de infectados con el virus de inmunodeficiencia humana (VIH), causante del sida.

Hasta noviembre de 2005, según registros oficiales, había en Cuba 5 mil 422 personas viviendo con VIH, entre seropositivos y enfermos. Del total de contagiados, 80.4 por ciento son hombres, y de este universo 85.7 por ciento son hombres que tienen sexo con hombres.

La controversia empezó desde la primera historia, la de una adolescente de 14 años que se infecta al iniciar su vida sexual. Pero el choque de opiniones se disparó con el segundo caso, donde un personaje dice en el clímax de la trama: "Soy lo que tú piensas: soy homosexual".

Una expresión similar nunca se había pronunciado en la televisión cubana, donde los personajes gays están reducidos a parodias de pretensiones cómicas y referencias de soslayo.

Las reacciones domésticas fueron esta vez mayores a las habituales tertulias que acompañan a cada telenovela, uno de los espacios más populares de la televisión local.

Entrevistas, comentarios y cartas de lectores irrumpieron en la prensa escrita y hubo programas especiales con telefonemas del público en radio y televisión.

El sitio web Infomed, del sistema de salud, abrió un buzón para recibir opiniones sobre la serie. El del Centro Nacional de Educación Sexual (Cenesex) albergó una intensa polémica en su foro habitual y la revista electrónica La Jiribilla reservó una edición al tema.

La polémica es el impacto público más relevante en la materia, desde que la película Fresa y chocolate cimbró en 1993 a sectores de la sociedad cubana con su alegato contra la intolerancia, a través de la historia de un personaje homosexual.

En la última década la diversidad sexual se manifiesta públicamente en Cuba en distintos grados en circuitos de la cultura, en políticas de educación y salud pública y en una paulatina reducción del rechazo social.

La mayoría de las opiniones registradas ahora favorece la apertura temática de la televisión y la suma de esfuerzos contra la pandemia provocada por el sida.

"La cara oculta de nuestra sociedad empieza a ser revelada", escribió en La Jiribilla el realizador de televisión Vicente González Castro.

Sin embargo, también han surgido fuertes críticas a la historia, en la que un abogado homosexual se relaciona con un albañil, padre y esposo convencionalmente ejemplar, que confirma su bisexualidad y por ello pierde a su familia.

Las impugnaciones surgieron de dos flancos antagónicos: unos dijeron que la serie reafirma la homofobia y otros levantaron alegatos homofóbicos.

En el foro del Cenesex, el escritor Reynaldo González, premio Nacional de Literatura, criticó el perfil estereotipado del personaje "gay rompefamilia", pero sostuvo que "lo peor es la atmósfera histérica" de la trama, que lastra "cualquier contenido profiláctico y queda en simple y vulgar alarma".

En el mismo foro escribió Demetrio González Valdés, técnico de laboratorio en la ciudad de Pinar del Rio: "No es un secreto para nadie las actitudes homofóbicas a las que hemos estado sometidos los gays durante todo este tiempo y la teleserie ha venido a reforzar la teoría de que somos lo peor".

También en el sitio del Cenesex intervino Angel Padrón Hernández, de Camagüey: "Una vecina mía comentaba en plena bodega: 'Hay que cuidarse de los maricones. Ahora los hombres no se van con una querida, sino con un querido'".

Con otra óptica, en un programa de la televisión, el espectador José González, de La Habana, preguntó si todas las situaciones de la historia "son legales y admisibles en el país". Un entrevistado anónimo dijo que la homosexualidad "es una cosa muy privada y cada cual debe manejarla íntimamente, pero no preconizarla, porque al preconizarla estamos excitando mentes".

El crítico de cine de Juventud Rebelde, Joel del Río, relató que la serie "ha llevado a ciertos espectadores inciviles a gritarles cosas" a los actores que hacen la pareja gay y criticó a La cara oculta... por equiparar "el homosexualismo con las tendencias más desintegradoras, antisociales y viciosas del ser humano". Ricardo Ronquillo, del mismo diario, escribió que "un distinguido colega" sostiene que la telenovela es parte de "un plan para homosexualizar la sociedad cubana".

Pero ambos reivindicaron la discusión. "Por algún lugar había que empezar", apuntó Del Río. "Lo preocupante sería", señaló Ronquillo, "que nos creyéramos que somos una sociedad absolutamente coincidente, sin contrapunteos y posiciones encontradas frente a sus conflictos más íntimos; o lo peor, que prevalezca el silencio".