Hacía alrededor de cinco años
que un primer ministro nipón no admiraba los muros rojizos de la antigua Ciudad
Prohibida en Beijing, que marca el centro político de China.
Cuando el nuevo jefe de Gobierno nipón, Shinzo Abe, pasaba revista a la guardia
de honor el domingo 8 de octubre en esta capital, los dos gobiernos comenzaban a
poner fin al largo período de tensiones que existió durante el mandato de
Junichiro Koizumi.
Con anterioridad los líderes de las dos grandes potencias económicas asiáticas
celebraban cumbres periódicas, pero las frecuentes visitas de Koizumi para orar
en el santuario de Yasukuni, congelaron esta costumbre. Ese controvertido lugar,
donde están enterrados 14 importantes criminales de guerra japoneses, es
considerado por China y otros países de la zona que vivieron bajo la ocupación,
como un homenaje al pasado militarista nipón.
Abe, aunque con opiniones políticas tan conservadoras y nacionalistas como las
de su predecesor, antepuso ahora los intereses estratégicos más inmediatos de
Japón y puso fin a las tensiones con China tan sólo 13 días después de asumir el
poder.
UN GIRO EN LAS
RELACIONES
Tras las entrevistas, los líderes de ambos países estuvieron de acuerdo en dejar
atrás sus diferencias y superar los obstáculos políticos que han afectado sus
lazos bilaterales.
Este fue, sin dudas, el resultado global más importante de las conversaciones
sostenidas por el primer ministro nipón con el presidente Hu Jintao y otros
dirigentes chinos.
Hu se mostró complacido con el gesto del jefe del Gobierno japonés de escoger a
China para su primer viaje oficial al extranjero tras su toma de posesión el
pasado 26 de septiembre.
Su visita sirve como un punto de viraje en las relaciones chino-japonesas y
tengo la esperanza de que también sirva como un nuevo punto de partida para el
mejoramiento y desarrollo de los lazos mutuos, expresó.
La cooperación amistosa entre China y Japón no tiene que ver sólo con los
intereses de los dos países, sino también con la paz, la estabilidad, el
desarrollo y la prosperidad en Asia y en todo el mundo, dijo Hu Jintao.
Es de esperar ahora que otros puntos de fricción que han estado envenenando los
lazos Beijing-Tokío, tales como la división de las zonas limítrofes para la
prospección de hidrocarburos en el Mar Oriental de China, tomen el camino de la
negociación.
Habrá que ver cómo manejará Shinzo Abe en el futuro el asunto de las visitas a
Yasukuni, sobre lo que mantiene un discreto silencio.
Abe recibió en una encuesta el respaldo del 83,2 por ciento de la población
japonesa por su gesto de poner fin a las tensiones con China, y el 56,6 por
ciento se pronunció en contra de las visitas de los primeros ministros al
santuario.
En realidad, ambos gigantes tienen muchos intereses económicos y comerciales en
común, pues sus intercambios bilaterales alcanzan los 200 mil millones de
dólares.
China es el primer socio comercial del mercado japonés y ahora que el horizonte
político parece más despejado, se vaticina que el flujo de mercancías e
inversiones crecerá aún más, con el incremento de la cooperación en ramas no
explotadas aún.
Esto podría generar negocios por muchos miles de millones de dólares adicionales
en los próximos años y eso es un argumento más a tener en cuenta en este
acercamiento.
http://orbe.prensa-latina.cu/Default.aspx?
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