Resistencia
multinacional en Afganistán
María del Carmen Solana.
Centro de Estudios de África y Oceanía
http://www.cubasocialista.cu/texto/cs0236.htm
A casi cinco años de la
ocupación de Afganistán por las fuerzas
conjuntas de EUA y la OTAN,
la resistencia se organiza, crece y se amplía
por todo su suelo.
Concentrada inicialmente en las zonas sureñas y
limítrofes con Pakistán, hoy se expande en todas
direcciones.
La característica
fundamental del actual movimiento insurgente en
Afganistán es su progresiva radicalización como
movimiento musulmán-emancipador al que se suman
guerreros de varios países y organizaciones. En
2006, la guerrilla talibana, junto con otras
agrupaciones, históricas y nuevas, se está
consolidando como frente regional contra la
dominación foránea y sobre todo, contra los
Estados Unidos de América.
La oleada guerrillera va
tomando control sobre varios puntos clave como
Helmand, Ghazni, Urgzan, Kandahar, Kunar y
Kabul; el blanco inmediato es el ejército de
ocupación y el Ejército Nacional Afgano (ANA);
las zonas fuera del alcance de las tropas
extranjeras se encuentran bajo el dominio de la
resistencia, y en aquellas áreas donde la
guerrilla aún no se ha consolidado, también se
están registrando violentos enfrentamientos.
Tales son los casos de las provincias de Farah,
Nimroze o de la occidental Herat, limítrofe con
Irán.
Interesantes son las
apreciaciones recogidas por Asia Times,
en las que se afirma que, “…cuando este tipo de
resistencia masiva se desata, ello significa que
es una decisión colectiva de los afganos”. Más
adelante explica que el talibán es apenas un
grupo, otro es el Hizb-i-Islami de Gulbuddin;
también puede encontrarse la milicia de Yunus
Khalis, amén de lo que ahora se denomina como
“otros grupos desconocidos”. No es posible
obviar en este contexto, además, la formidable
fuerza de las más variadas agrupaciones tribales
de corte religioso-militar.
En suma, se trata de la
típica rebelión afgana en la que cada fuerza
defiende y domina un territorio de manera
prácticamente autónoma pero en unidad de
propósitos con el resto. Esta peculiaridad es
sobresaliente en la historia de Afganistán y
cada vez que tal ‘concertación nacional’
irrumpe, sólo queda esperar la lucha a
muerte contra el extranjero.
Ello, a pesar de una segunda característica,
marcada por la eventual discordia interna entre
los caudillos de las distintas regiones afganas.
Lo que viene a ser un
tercer rasgo, por demás con algunos componentes
nuevos, es la participación de grupos y de
organizaciones regionales e internacionales en
la consolidación del amplio movimiento de
resistencia afgano.
La famosa Línea de Durand,
tramo de frontera entre Pakistán y Afganistán,
es hoy una ruta muy segura para el movimiento de
los guerrilleros. Los 80 mil efectivos
pakistaníes que patrullan la zona han probado
ser insuficientes para detener el tránsito
diario de hombres y armamentos e incapaces de
impedir la organización de la población en torno
a los Consejos (Jirgas) en los que se demanda la
guerra santa contra el invasor; “luchar hasta el
último hombre y la última bala”.
Ello es interesante y
conviene subrayarlo; una buena parte de la
población pakistaní no sólo apoya el celo afgano
por su soberanía, sino que comparte de manera
creciente el sentimiento de odio hacia el
invasor extranjero personificado en “América”
como el símbolo de la perversión. Esta tendencia
que parece estar afirmandose, sobre todo desde
2005 y 2006, deberá ser observada para medir,
entre otros, los rumbos de la situación interna
en Pakistán, país que celebrará en 2007 las
elecciones generales.
Como se advierte, el
movimiento talibán está dando signos de una
vitalidad renovada con la reorganización de sus
filas en torno al mullah Omar y al legendario
comandante Jalaluddin Haqqani. Como fenómeno
nuevo, los talibanes parecen haber devenido
especie de organismo sombrilla al que se suman
otros grupos y una buena cantidad de sus jóvenes
guerreros, podrían haber sido entrenados por la
resistencia iraquí.
Llama la atención la
especial condición de Waziristán, zona
fronteriza de Pakistán con Afganistán, en la que
concurren las fuerzas talibanas y numerosos
guerreros de antiguas organizaciones de la
militancia santa pakistaní proscritas en la
actualidad, así como mujaidines de todas las
latitudes. Tanto en el norte como en el sur de
este territorio, se ha constituido una especie
de “Dominio Islámico” bajo liderazgo talibán y
otras fuerzas aliadas, entre ellas, Al Qaeda.
Existen reportes
que indican que en el norte de Waziristán se
concentran cerca de 27 mil efectivos y en el
sur, 13 mil; igualmente, suman cerca de 100 las
escuadras suicidas.
Del lado afgano de la muy
porosa frontera, la revuelta talibana tiene su
centro en las sureñas
provincias de Zabul, Helmand y Kandahar, muy
próximas a la porción sur occidental de
Pakistán.
Interesa destacar un
comentario que aparece en la edición de la BBC
del 30 de mayo de 2006,
en la que se señala que luego de ser aplastados
en 2001, los talibanes encontraron refugio
seguro en las provincias pakistaníes de
Baluchistán y en la Provincia de la Frontera del
Noroeste. Han podido establecer un centro
principal de logística, campos de entrenamiento,
obtener fondos y reclutar libremente a soldados
en las madrasas (escuelas coránicas) y campos de
refugiados. Al Qaeda ha ayudado a los talibanes
a reorganizarse y a formar alianzas con otros
grupos rebeldes de Asia Central y del propio
Afganistán.
Por su parte, en un
artículo aparecido en Eurasia Net,
se habla de la “iraquización de la insurgencia
afgana” como un fenómeno que no es casual.
Refiere reportes que indican que militantes
islámicos árabes entrenados en Irak, trabajan
como asesores en campos de entrenamiento
ubicados en la frontera con Pakistán. Quizás
como complemento, Asia Times
señala los crecientes vínculos entre los
talibanes y el Jaishul Islam al-Iraq (Ejército
islámico de Irak). Se dice que el grupo concerta
sus actividades con otras organizaciones, entre
ellas, Ansarul Sunna y Al Qaeda.
El 22 de mayo de 2006, un
despacho de IRIN News deplora el deterioro
creciente de la situación en Afganistán y
refiere la preocupación de las Naciones Unidas
por la escalada de violencia que, tan sólo en la
penúltima semana de ese mes, dejó un saldo de
más de 300 muertos. Cita al vocero de la Misión
de Asistencia de las NNUU en Kabul (UNAMA),
Adrian Edwards, quien advirtió de un número
superior de ataques por venir y de la necesidad
de un mayor énfasis en la cooperación regional
para revertir, “la progresiva talibanización y
creciente insurgencia, tanto en Afganistán, como
en Pakistán”. Más adelante subraya que, “Aquí el
punto más importante es que el futuro de
Afganistán es el futuro de la región; ambos son
inseparables. Si no se enfrenta la situación
regionalmente, es en extremo difícil resolverla
internamente”. Unos días después, el 30 de mayo,
el secretario general de la OTAN, Jaap de Hoop
Scheffer, afirmó que la estabilización de la
misión de los aliados transatlánticos en
Afganistán es vital y que este país se mantiene
como prioridad número uno en la agenda.
Como se conoce, durante
este año se prevé un incremento en las fuerzas
de la OTAN radicadas en Afganistán posiblemente,
hasta la cifra de 15 mil soldados (12 mil en la
actualidad). Ello podría suponer un alivio para
las fuerzas estadounidenses cuyo número actual
es de 18 mil hombres en suelo afgano y que, en
consecuencia, podrían reducirse.
Sin embargo, en la medida
en que se intensifica la actividad insurgente de
varias puntas en Afganistán, se hace imposible
cualquier retirada de tropas de EUA. Por el
contrario, todo apunta hacia la conformación de
un fuego cruzado de parte de iraquíes y afganos,
con lo que el escenario de guerra se expande en
la medida que va complicándose la situación
interna propia de cada uno de estos países.
Por lo pronto, los
gobiernos de Pakistán y Afganistán emprenden
acciones conjuntas, todas sin aparente éxito, en
el empeño de enfrentar una resistencia
multiplicada que es calificada como “la fuerza
más letal del presente” y que gana terreno con
cada ‘acción antiterrorista’ de parte de los
ejércitos intrusos.
Las oleadas populares se
suceden ante cada movimiento militar, ‘error o
accidente’ de las tropas invasoras, tal como
sucedió el 29 de mayo último. Lo cierto es que
ya es imposible ocultar que la resistencia se ha
convertido en un problema sin solución para la
Administración Bush y la OTAN en Afganistán e
Irak. Solo un gran fracaso es posible esperar en
esos territorios para la agresión extranjera.
Se calcula en más de
30,000 los efectivos foráneos en
Afganistán bajo el mando de la llamada
coalición que encabeza Estados Unidos
más los 12 000 efectivos de la OTAN.
Ver: “NATO chief says
success in Afghanistan 'vital”. AFP, 30
de mayo, 2006.
“The battle
spreads in Afghanistan”, por Syed Saleem
Shahzad. Asia Times, 26 de mayo,
2006. En: www.atimes.com
“Taliban's
new commander ready for a fight”, por
Syed Saleem Shahzad, Asia Times, 20 de
mayo, 2006. En: www.atimes.com
Taliban's new
commander ready for a fight. Syed Saleem
Shahzad. Op.Cit.
La traducción no es
literal para ganar en claridad; se han
omitido ideas en aras del tema que se
trata. Ver: artículo de Ahmed Rashid,
“Afghanistan: Taleban's second coming”,
en BBC News, 2006/05/30. En:
http://news.bbc.co.uk/go/pr/fr/-/1/hi/world/south_asia/5029190.stm
“Islamic
Militant Isurgency in Afghanistan
Experiencing Iraqization’” por Claudio
Franco. 11/08/05. En :
www.eurasianet.org/Eurasia Insight.
Abril 26, 2006.
Syed Saleem
Shahzad. Taliban's Iraq-style spring is
sprung. Asia Times, marzo 15,
2006.
Julio/2006 |