DOM 27.08.2006
REPORTAJE A UNA INVESTIGADORA DEL CENTRO DE
ESTUDIOS DE LA UNIVERSIDAD DE LA HABANA
"La política de EE.UU. hacia Cuba es básicamente una
filosofía de castigo"
http://www.clarin.com/diario/2006/08/27/elmundo/i-02601.htm
Lo manifestó a Clarín la
prestigiosa académica cubana Soraya Castro Mariño.
Y dijo que no prevé cambios en la relación entre ambos países en el corto
plazo.
A FUTURO. CASTRO MARIÑO DIJO QUE SOLO HABRA AVANCES CUANDO HAYA UN RECAMBIO GENERACIONAL EN CUBA Y EN MIAMI. |
Paula Lugones
plugones@clarin.com
A pesar de que Fidel Castro ha cedido temporariamente el gobierno cubano, Soraya
Castro Mariño no avizora cambios en la relación La Habana-Washington en el corto
plazo. Investigadora del Centro de Estudios sobre EE.UU. de la Universidad de La
Habana, Castro Mariño cree que la política de la Casa Blanca hacia la isla es
básicamente una "filosofía de castigo" y que sólo será posible un avance
cuando haya un recambio generacional tanto en Cuba como en Miami. De visita en
nuestro país para la Segunda Jornada jurídica Cuba-Argentina en la Universidad
Nacional de La Plata, y para dictar un curso en el Instituto de Relaciones
Internacionales de la UNLP, Castro Mariño dialogó con Clarín.
—¿Es éste el momento para un cambio en las relaciones entre Cuba y EE.UU.?
—No va a haber cambios. El gobierno de EE.UU. ya lo tenía muy definido, antes de
la operación de Fidel Castro. El mes pasado Washington reveló un documento donde
planteaba que no admitiría un gobierno encabezado por Raúl o Fidel, aun electos
a la manera norteamericana. La Casa Blanca ha planteado que no quiere una
sucesión, sino una transición. El paradigma iraquí está muy presente: un modelo
de tránsito que debe tomar una serie de medidas como la convocatoria de
elecciones libres y multipartidistas.
—¿Cree que EE.UU. alienta una solución militar?
—Si bien la guerra en Irak nos mostró que EE.UU. está dispuesto a actuar
unilateralmente, desde el punto de vista táctico, la situación estadounidense en
Oriente Medio es tremendamente complicada como para que inicie una acción
militar al estilo iraquí no sólo en Cuba sino en cualquier lugar del mundo.
—Pero podrían promover alzamientos internos.
—Luego de que se operó Castro, las declaraciones iniciales de la Casa Blanca
fueron cuidadosas. Si le quitabas la retórica a las palabras de George Bush, se
veía una preocupación sobre una oleada ilegal que pueda desestabilizar la
frontera sur en un momento delicado para EE.UU.
—Buena parte de los dirigentes opositores dentro de la isla se mostraron en
contra de una intervención de EE.UU.
—Esto tiene mucho que ver con el sentimiento nacional en momentos de crisis en
donde la unidad es necesaria. Quizás desde el cono sur cueste trabajo comprender
esta lógica, pero la República de Cuba surge bajo la intervención de tropas
norteamericanas. Nuestra primera Constitución tiene una enmienda (la Platt), que
regula las relaciones con EE.UU. Es decir que desde el punto de vista de la
cultura política hay un sentir de que los cubanos tenemos derecho de decidir
nuestro futuro y que el designio no puede venir desde el imperio.
—Desde la perspectiva cubana, ¿qué debe hacer EE.UU. para mejorar las relaciones?
—El derecho internacional, el principio de no intervención, el respeto a la
historia y la vocación independentista de ambos países sería un punto importante
de partida. Para ser honesta, no creo que la administración tenga una voluntad
política con respecto a Cuba.
—¿Por qué?
—Porque Cuba no sólo es una variable de política externa, sino también de
política doméstica. No podemos perder de vista las elecciones de noviembre, y la
presidenciales de 2008 donde Florida, con un electorado cubano importante, es un
estado clave. Además, yo no conozco casos en que EE.UU. haya negociado con los
líderes históricos de revoluciones. Ni en China, ni en Vietnam.
—¿EE.UU. podría apoyar una salida a la China, con una apertura económica, pero
no política?
—Hubo una época de apertura cubana, donde se tomaron una serie de medidas
económicas liberales. Los agricultores de EE.UU. pueden vender sus productos a
Cuba. Yo no creo igual que la presión industrial pese lo suficiente. Cuba no es
China en términos de mercado. Pero lo que pasó en los '70, con la política hacia
China, no deja de ser un paradigma interesante.
—¿Pero sólo será posible cuando se muera Fidel?
—Quién sabe, a lo mejor ni siquiera la muerte de Fidel lo logre. Es que la
filosofía de EE.UU. es de castigo. Y no creo que cambie con la muerte del
comandante. A eso hay que darle un tiempo. No tengo idea de cuánto. Como Cuba
generacionalmente está cambiando, también la derecha radical en Miami está
muriendo y hay nuevas generaciones que a lo mejor son mucho más sensibles a una
negociación más pragmática.