Cuba Internacional

3/3/2006 2:49:03 PM

Cara a Cara con Ángel Augier

Por Ciro Bianchi Ross / Fotos: Jorge Pérez

http://cubarevista.prensa-latina.cu/Default.aspx?C0=966043407.0.0.0.0.200744878&C1=966043407.0.1.0.0.222442254&C2=966043407.1.2.0.0.22455743&P=IZ&CT=2&PA=IZ&PV=1.1.1.0.1.1&ID1=d55ca380-0869-4a2d-9abf-7e341399ee16&ECClik=22455743

Le pregunté de sopetón por qué no escribía sus recuerdos y me respondió que muchos amigos le insistían en que lo hiciera y que sería un libro que quizás resultara  interesante por lo que podría contar de la época que le tocó vivir y la gente que conoció. Pero añadió enseguida, con la mayor naturalidad del mundo, que no creía que el tiempo le alcanzara para hacerlo.

           
Ángel Augier -poeta, ensayista, investigador, periodista- tiene 95 años de edad y da muestras, sin embargo, de una lucidez y una memoria pasmosas. Un trabajador incansable que llega a
la XV Feria Internacional del Libro de La Habana, que, junto a Nancy Morejón, le está dedicada, con ocho nuevos títulos. Acercamientos suyos a la vida y la obra de Nicolás Guillén, José Martí, Pablo Neruda y José María Heredia -devociones de siempre en su quehacer de estudioso- y en los que habrá un espacio para una antología de sus poemas.

           
Así, aparte de esa selección de versos, aparecen ahora Tesis antiimperialista martiana en la base de la Revolución, Cuba: una poesía de la acción y Pablo Neruda en Cuba; Cuba en Pablo Neruda. También, de Nicolás Guillén,  con prólogo y anotaciones de Augier, una antología poética (Del alto norte al pájaro sangriento) y el cuarto volumen de la compilación de sus trabajos periodísticos. Y dos libros a los que el autor concede significación especial: las cartas de José María Heredia y la edición definitiva de Nicolás Guillén; estudio biográfico crítico.
 

-Es ese un título que en su primera versión, publicada en dos tomos en 1962, abarcó los trabajos y los días del poeta hasta 1948 y del que, completamente agotado y a fin de satisfacer la necesidad de información sobre el escritor, se dio a conocer, en 1971, otra versión condensada en un solo volumen. Volvió a publicarse en 1984, pero entonces sus páginas no eran ya, como en el 62, -notas para un estudio-, sino el ambicioso estudio biográfico crítico que pretendía y que abarcaba con amplitud hasta los años 70 y un poco después incluso. Aún vivía Nicolás- Ahora se cierra con su muerte.

Acerca del epistolario de Heredia, el primer poeta romántico de la lengua española, puntualiza Augier que será un libro voluminoso.

-En 1903, en ocasión del centenario del natalicio de Heredia, su familia puso el archivo del poeta en manos de José Augusto Escoto. Aparte de las cartas que obraban en esos documentos,  ese importante polígrafo localizó muchas más en otros archivos particulares, sobre todo de la provincia de Matanzas, donde el escritor pasó parte de su vida y continuaron viviendo los suyos. Pero Escoto, parece que en un momento en el que atravesó por una situación económica difícil, vendió ese archivo.
La Biblioteca Nacional de Cuba adquirió una parte y otra la compraron bibliotecas norteamericanas, en lo esencial la de la Universidad de Harvard, que no pagó nada bien lo que adquirió.

-Escoto tuvo la precaución de hacer copia de los materiales que vendía a instituciones del exterior, de manera que si no el original,  algo quedara en Cuba de ellos. Se trata de un archivo disperso, con documentos originales o sus copias en
la Biblioteca y el Archivo Nacional de Cuba y originales en Harvard donde, me dijo la bibliógrafa cubana Araceli García Carranza, que la vio y trabajó con  ella, la colección de manuscritos heredianos es enorme, pero no está clasificada.?

Puntualiza Ángel Augier que ese epistolario revelará la verdadera imagen del autor de Niágara y En el Teocali de Cholula y que aunque no incluya, por no haber podido localizarlas,  todas las cartas que se supone  escribió, sí será el más completo de cuantos se dieron a conocer hasta ahora. Sólo a su madre, y las dirigidas a ella son, a su juicio, las piezas más interesantes de esta correspondencia, Heredia solía escribirle tres o cuatro veces cada mes. El poeta, condenado a muerte en ausencia por sus actividades conspirativas contra el régimen colonial,  vivió exiliado en Nueva York y en México, donde falleció a los 36 años de edad, en una etapa muy convulsa del acontecer de ese país. Años, dice Augier, en que una carta remitida desde la capital y destinada a Cuba, debía ser llevada primero al puerto de Veracruz y seguir desde allí camino al puerto de Nueva York antes de su arribo a
La Habana para ser trasladada a la ciudad de Matanzas. -Lógicamente, precisa, muchas cartas debieron haberse perdido en tan arduo y prolongado trasiego-.

 

GABO Y EL SR. POLYMITA

Recuerda que un día de 1949, al responder una llamada,  dijeron desde el otro extremo del teléfono que le  hablaba el -señor Polymita-, y supo de golpe que quien se escondía tras el nombre de esos caracoles autóctonos del extremo oriental de la Isla y que se distinguen por sus bellos y caprichosos colores, no podía ser otro que Pablo Neruda que, de nuevo en La Habana,  procedente de México, le pedía que le organizara una rueda de prensa. Se habían conocido personalmente cuando la primera visita a Cuba del autor de Veinte poemas de amor y volverían a verse en su postrera estancia cubana de 1960.

           
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Pablo tenía momentos de gran efusividad y los tenía de cierto distanciamiento, pero era amigo del chiste y, por lo general, muy afectuoso? dice este hombre que conoció y trató además a Gabriela Mistral y Miguel Ángel Asturias, dos creadores  latinoamericanos galardonados asimismo con el Premio Nobel. Con Gabriel García Márquez su relación es diferente. Se conocieron cuando el autor de La hojarasca, muy joven entonces, vino a trabajar a la redacción central de la agencia de noticias Prensa Latina en
La Habana y el legendario Jorge Ricardo Masetti, director-fundador de la Agencia y que como Comandante Segundo perecería en el intento de asentar un ejército guerrillero en su Argentina natal, se lo confió para que lo adiestrara. Cuando García Márquez acopiaba datos para el segundo tomo de sus memorias, recurrió a Augier para revivir sus tiempos en PL. -Almorzamos juntos hace unos días-, expresa y reconoce que llega el momento en que, por la fama de que gozan, escritores como Neruda y García Márquez deben recurrir a cierta contención, pero que Gabo, al igual que lo hizo el chileno, sabe permanecer fiel a sus amigos.

           
En la Agencia, Augier desempeñaba la jefatura de redacción y con igual cargo pasó al periódico habanero El Mundo. Ha sido un periodista de toda la vida que pensó siempre en el libro como destino último de mucho de lo que escribía para diarios y revistas.

           
¿Y el poeta? ¿Sus méritos como estudioso de la obra de otros poetas marginan su valiosa creación lírica? La poesía sigue dándosele de cuando en cuando, afirma, y en la antología que presentará en la Feria del Libro habrá algún que otro poema inédito. Desde la terraza de su casa, en el este de La Habana, se aprecia una vista insuperable de la costa. ¿Se inspiró desde allí para los poemas de Todo el mar en una ola? ?Me gusta mucho este sitio?, responde. Desde 1932, cuando publicó su poemario inicial con el  título de Uno, ha espaciado sus entregas en ese campo, unas veces por los afanes del diario vivir y siempre porque Augier se ha consagrado a lo que él llama ?la poesía de la acción?. Los casi tres cuartos de siglo transcurridos desde la aparición de esa obra son también los 75 años de una militancia política sostenida  sin desmayos ni grietas desde su afiliación al Partido Comunista.

-La preocupación por el destino histórico del país es, desde siempre, el sustento principal de mi vida y mi obra. A ellas les da sentido el estudio y la exaltación del espíritu de la nación cubana. Tuve la suerte de adentrarme en el pensamiento de Martí en una época en la que todavía su proyección antiimperialista no era suficiente conocida. La doctrina martiana de liberación e independencia imbrica con la tesis marxista-leninista de la Revolución Cubana, lo que expongo en uno de los libros que se darán a conocer en la Feria. Por eso, más allá de la despolitización, el descompromiso y la desideologizaciones que signaron los años 90, sigo creyendo en la certeza del socialismo.