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http://www.bohemia.cubasi.cu/2006/06/15/nacionales/biocombustible.html
During the Second World War and the Korean conflict, Cuba had a notable increase in its production of alcohol sparked by a great demand of the United States and high prices. This compound was used equally, mixed with gasoline and production of beverages and medicines. Officially about 80 distilleries were set up in the Island as also many other clandestine ones. In 1958 two million hectoliters were produced, the highest volume of dehydrated alcohol ever made in the country. In 1956, due to pressure of the distillery owners – and the fall in the markets due to the end of the wars – a decree was imposed linking it to the oil derivative. A decision that originated the famous Cuban must. Ethanol in figures Brazil is the largest producer of ethanol in the world, closely followed by the United States with over 3.5 billion gallons obtained from corn. In the Asian continent, China makes about a billion gallons with wheat and corn while India produced 500 million gallons from sugar cane. Regarding the European Union, France produces about 200 million gallons from beets and wheat. On a worldwide level, alcohol as fuel has only replaced about two percent of the total consumption of gasoline. Today, the South American nation consumes about 13.5 billion liters of the new fuel. Along its highways and avenues more than a million flexible fuel cars travel. Sweden and Japan are the main international clients. The United States, China, India, Canada and Venezuela import this “green-yellow oil”. Bread or cars Biofuels are so advantageous for humanity that they cannot be ignored. They throw out to the atmosphere less carbon dioxide lessening the greenhouse effect. They also benefit rural economies by creating jobs and diversifying crops. As a fuel locally produced and renewable, it reduces dependence on foreign oil and improves trade balances of the importing nations. It also contributes to balance prices of other raw materials as has happened with sugar during the course of this year. But beware; there is a barrier. The earth itself. If crops are radically changed for energy producing plants it could seriously unbalance demands for food and affect prices. In fact, price of sugar has gone up to 17 cents a pound, four times more in less than a year among other factors because Brazil has set aside half its sugar crop for the production of ethanol. Prices of farm products could continue to rise to the skies and Shakespeare’s famous dilemma would then be: bread or cars.
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Biocombustibles En tiempos del petróleo verde-amarillo Brasil abre al mundo las puertas de una energía renovable, rentable y alternativa a la gasolina Por: KATIA MONTEAGUDO (15 de junio de 2006) El primer automóvil que fabricó Henry Ford en los albores del siglo XX funcionó con etanol. Entre 1956 y 1962, el transporte terrestre cubano consumía un componente bautizado por el ingenio criollo como mofuco. Término aún reconocido en los textos químicos como "la mezcla de alcohol con gasolina que se hacía en Cuba en los años 50".
Pero la inventiva del gran magnate y la iniciativa comercial de las destilerías de la isla caribeña, no sobrevivieron por mucho tiempo. Sucumbieron rápidamente bajo los influjos del petróleo y sus derivados, abundantes y baratos, durante los años felices del imperio del crudo. A lista de espera pasó lo que pudo haber sido otro gran negocio en la centuria; incluso, con efectos menos adversos al medio ambiente. El mundo tuvo que padecer no pocos conflictos para que hoy fructificaran algunas ideas para el desarrollo internacional de los biocombustibles, definidos como cualquier sustancia sólida, líquida o gaseosa derivada de materia orgánica, a partir de plantas o de desechos industriales, comerciales, domésticos o agrícolas. Suerte o no, el tercer milenio ciñó aún más a la industria del crudo, y los precios del barril subieron hasta las nubes. También empezaron a flaquear las reservas del recurso fósil. Desde entonces, la humanidad abre con urgencia las puertas de las fuentes renovables de energía. El detonante brasileño Durante la primera crisis mundial del carburante en 1973, algunos países revivieron el interés por los biocombustibles. Y Brasil sobresalió entre ellos.
El gigante suramericano, noqueado entonces por su dependencia casi total del crudo foráneo, impuso el uso masivo de gasolina con etanol, derivado de la caña de azúcar. A la par, los gobernantes definieron el programa Pro alcohol, a través del cual otorgaron fondos y préstamos blandos para que las compañías azucareras construyeran otras plantas y el investigador Urbano Ernesto Stumpf, de la Fuerza Aérea, ideara un motor que funcionara exclusivamente con carburante vegetal. Ya en noviembre de 1976, sus primeros tres autos recorrían las carreteras desde Sao Paulo hasta Manaos. Pero otros trances mundiales aceleraron el proyecto energético a finales de los 70. Las industrias tuvieron que aumentar las producciones. PETROBRAS inició la venta de etanol en sus estaciones, y fabricantes de automóviles recibieron incentivos tributarios para elaborar masivamente vehículos biocombustibles. Entre bajas y altas
En Brasil, a principios de los 80, el alcohol valía mucho menos que la gasolina. Pero a mediados de la década, el precio del petróleo se desplomó y puso en jaque todas las metas propuestas. No pocos pensaron en el fracaso, aunque el mercado del etanol nunca desapareció porque seguía siendo obligatorio combinarlo con el crudo fósil refinado. También la industria azucarera asimiló otras maneras para reducir sus costes. Desarrolló variedades resistentes a plagas y sequías. Utilizó el bagazo en la generación de electricidad y con los mostos fertilizó los cultivos. En 1975, una hectárea de caña rendía dos mil litros de etanol. Hoy está en casi seis mil. El toque fuel-flexibles
Con el nuevo milenio, el derivado volvió a su liderazgo, aunque aún rondaba el fantasma de los 80, y muchos no estaban convencidos de que se mantuviera más barato. Pero dos años después, el ingeniero Fernando Damasceno, de la planta Magneti Marelli, daba con la clave del problema. Ideó un aparato para que todos los automóviles pudieran emplear cualquier mezcla. Las compañías Volkswagen (VW) y General Motors (GM), entre abril y junio de 2004, situaban en el mercado los primeros automóviles fuel-flexibles, con los que estratégicamente aseguraban un mercado interno y ampliaban las posibilidades de exportación de vehículos, alcohol y tecnología automotriz. Exitosa apuesta
Con esta iniciativa, Brasil economiza unos 180 mil barriles de gasolina por día, valorados anualmente en cuatro mil millones de dólares. También evita que cada año asciendan a la atmósfera 24 millones de toneladas de dióxido de carbono. Actualmente, las tres cuartas partes de los autos en ventas son modelos flexibles, y el etanol está disponible desde Río de Janeiro hasta el Amazonas. La caña de azúcar resulta la materia prima ideal para elaborar este carburante vegetal, ya que el país posee abundantes tierras, mano de obra y agua. Para la venidera zafra, más de la mitad de sus plantaciones estarán destinadas a la fabricación del biocombustible más eficiente del mundo, seguido de otro derivado del maíz. En los próximos tres años, se prevén construir 45 nuevas plantas a un costo de miles de millones de dólares, destinadas a producir indistintamente alcohol y azúcar. Al finalizar este período, los totales de etanol se calculan en 18 mil 700 millones de litros, volumen reservado para el gigante mercado interno y los incipientes compromisos internacionales. Este combustible renovable, además del petróleo de altamar e inmensos recursos hídricos, han hecho hoy del Brasil una nación energéticamente independiente. Tríada cubana
Desde que Diego Velázquez trajo la primera caña, el azúcar ha sido siempre lo más valioso para esta Isla. Incluso en estos tiempos, cuando ya no es considerada la locomotora del país. Pero como aún corre por sus venas, casi fue inadvertida la noticia sobre las producciones de alcohol, a partir del jugo de la gramínea, en la Empresa Mielera Heriberto Duquesne, de Villa Clara. Y el quid del suceso estaba en que por primera vez se aplicaba en Cuba -con sus adecuaciones-, los principios tecnológicos de las plantas brasileñas, pioneras en el desarrollo de esquemas productivos flexibles para obtener durante el propio proceso azúcar y/o etanol. A partir de estas ideas, especialistas del Ministerio de la Industria Azucarera (MINAZ) y técnicos del territorio, adaptaron los molinos del ingenio para lograr dos tipos de guarapos. Este cambio posibilita que en una molida se pueda hacer azúcar crudo y el carburante derivado. Tradicionalmente, el alcohol se saca de las mieles finales. Con este método, la empresa logró producir casi la mitad del plan, calculado en unos cien mil hectolitros. Además, obtuvo un grano con mayor calidad exportable, menos carga contaminante en los mostos, y bagazo suficiente para generar la electricidad de sus fábricas y las centrífugas refinadoras del central Chiquitico Fabregat, distante cinco kilómetros.
Hoy el alcohol se destina a la producción de rones, medicamentos y perfumería, fundamentalmente, aunque por muchos años casi todo se había combustionado en los fogones Pike, en los cuales se utilizaba para su precalentamiento. En la actualidad la producción total en Cuba no rebasa el millón de hectolitros. A partir de la próxima zafra, otras destilerías cubanas aplicarán esta tecnología. La experiencia de la empresa Heriberto Duquesne hace viable en la industria cubana los conceptos técnicos y económicos que hoy están revolucionando las producciones de biocombustibles y azúcar en el mundo. Claro, inversiones mediante. Este resultado entronca con la política del MINAZ de desarrollar un núcleo estratégico, a partir del grano dulce, alcohol y la energía eléctrica del bagazo. Tríada que podría ser otra locomotora más en el país.
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