GRANMA
May 1, 2006

 

 

 

 

 

 

 

 

 

GRANMA
1 de Mayo 2006

http://www.granma.cubaweb.cu/2006/05/01/nacional/artic03.html

Memorias de un cronista en Chicago

Cómo José Martí describió los históricos crímenes cometidos
el 11 de noviembre de 1887 en Estados Unidos

Mariagny Taset Aguilar

Había transcurrido poco más de año y medio desde que las calles de Chicago se mancharon de sangre. Tras uno de los juicios más injustos en la historia de Estados Unidos, la fiebre de culpar a los humildes condenaba esta vez a cuatro obreros inocentes a morir en la horca. ¿Su "crimen"? Reclamar ocho horas diarias de trabajo durante una huelga en la primavera de 1886, reprimida al costo de la vida de miles de trabajadores.

La ejecución tenía que ocurrir frente a todos. La burguesía no buscaba entretener al público, sino aterrorizarlo. Por eso aquel día de noviembre se convirtió en una pesadilla que quedó por siempre en la memoria de los espectadores.

José Martí, quien vivió en el monstruo desde 1881, presenció la barbarie. Se desempeñaba entonces como corresponsal allí del periódico argentino La Nación. Escribiría en sus páginas:

"(...) salen de sus celdas. Se dan la mano, sonríen. Les leen la sentencia, les sujetan las manos por la espalda con esposas, les ciñen los brazos al cuerpo con una faja de cuero y les ponen una mortaja blanca como la túnica de los catecúmenos cristianos. Abajo está la concurrencia, sentada en hilera de sillas delante del cadalso como en un teatro (...) Firmeza en el rostro de Fischer, plegaria en el de Spies, orgullo en el del Parsons, Engel hace un chiste a propósito de su capucha, Spies grita: `la voz que vais a sofocar será más poderosa en el futuro que cuantas palabras pudiera yo decir ahora'. Les bajan las capuchas, luego una seña, un ruido, la trampa cede, los cuatro cuerpos caen y se balancean en una danza espantable..."

Cuentan que al día siguiente cerca de 600 000 obreros fueron al entierro de quienes se convirtieron, desde entonces, en los Mártires de Chicago. Hoy no existe ninguna placa ni monumento en Estados Unidos que los recuerde, ni tampoco a los que cayeron en aquel triste mayo, pero su ejemplo sí se erigió muy alto en la memoria de los pueblos.