Top Japanese pop Stars in Havana next October
Ahora.cu / 05-08-2005
http://www.ahora.cu/english/SECTIONS/culture/2005/Agosto/05-08-05a.htm

Cuban fans will get a new opportunity to hear good pop music next October, this time from the land of the Rising Sun. Kazufumi Miyazawa, a top Japanese pop star will perform several concerts with Cuban band Moneda Dura (Hard Currency).

Miyazawa is very popular amidst Japanese teenagers, specially for his song Shimauta ( Island´s Song ), inspired more than 10 years ago by the victims of Okinawa.

In 1945, that island, belonging to the Ryukyu´s, South of Japan, was the stage for the bloodiest battle of World War II. Most of the victims -said Miyazawa- were civilians, but many people don´t talk about that.

He stated that many Japanese "have not learned enough those tragic lessons, so I decided to write the song." Shimauta describes the story of a couple of lovers separated by the war, according to Miyazawa.

He added that newspapers, TV stations and other media don´t deal much about past war tragedies and the lessons to be drawn. So, it is a responsability of artists to teach those things to children and teenagers, according to the Japanese pop star.

He said that the same applies to the A-bombings of Hiroshima and Nagasaki , when the world is living a dangerous crossroad.

The song is sung by performers from many countries and was used as the soundtrack and main theme for the Brazilian soap opera Metamorphoses.

The lead singer of The Boom , 39, attended the Aichi World Expo and visited Cuba ´s pavillion to sing Shimauta during the July 26 celebrations of the island´s national day. For the ocassion, the song was arranged by Pancho Amat, leader of Cabildo del Son , a band touring Japan these days. Amat introduced some distinctive Cuban sounds into the song, like the use of the tres (a guitar with three strings) instead of the shamisen or Japanese traditional string instruments usually played by Miyazawa.

Cuban fans will be able to enjoy his art ranging from rock to reggae and Okinawa´s traditional folk music.

(From Cubarte)

 

JUVENTUD REBELDE
October 22, 2006

http://www.jrebelde.cu/2005/octubre-diciembre/oct-22/espectacular.html

Espectacular
El intenso concierto, en la capital cubana, del japonés Kazufumi Miyazawa y su excelente banda multirracial estuvo pensado desde la a hasta la z

José Luis Estrada Betancourt

No basta con sembrar una semilla. Hay que regarla, cuidarla, velar por ella. En ello pensaba cuando, el pasado martes, la mayoría de los jóvenes que hasta un momento antes había bailado y hasta llegado al delirio con la actuación del archipopular Nassiry Lugo y su Moneda Dura, salía casi en masa del coloso Karl Marx. Lo que sucedió inmediatamente después me llenó de pesar. No por mí, que tuve la dicha de ser testigo de un concierto que podría considerarse, sin temor a equivocarme, de espectacular, sino porque quienes pensaron que lo interesante y atractivo se había acabado con el intérprete de Callejero, perdieron la gran oportunidad de disfrutar de, quizá, la figura más importante del pop-rock japonés: el increíble Kazufumi Miyazawa.

Decía lo de la semilla, porque sé de los esfuerzos que se realizan por encaminar la apreciación musical desde temprana edad, pero aún no es suficiente. La causa de lo ocurrido pudo estar en la escasa promoción y difusión de la obra de Miyazawa —¿no se sabía desde meses atrás que él actuaría en la Isla?—, o en que la producción musical del concierto estuvo errada. O las dos, porque Moneda Dura, como buen anfitrión, debió haber interpretado tres o cuatro temas y darle paso al invitado, en lugar de cantar más de 15, sin apenas tomarse un respiro.

Mas dejemos a un lado los “regaños” y vayamos a uno de los acontecimientos culturales más significativos del año. Y es que la propuesta que nos trajo Miyazawa-Sick, agrupación que el vocalista principal de The Boom conformara cuando decidió llevar paralelamente su carrera de solista, es tan sólida y rica, como subyugante. Evidentemente Kazufumi es de esos artistas que es, además de talentoso, una gran esponja, pues su música, ciento por ciento contemporánea, ha bebido lo mismo de la música tradicional japonesa, que de los ritmos orientales y occidentales. Lo de él es una buena fusión o mezcla, como quiera usted llamarle; valiente, por riesgosa, pero que no cae en saco roto, sino que logra transmitir una gama tan diversa de sentimientos y sensaciones como los famosos masajes nipones.

Snow in Okinawa fue la carta de presentación. Suficiente para comprender que quienes estaban en el escenario no tenían nada de amateurs. Por el contrario, el intenso concierto de Miyazawa y su excelente banda multirracial estuvo pensado desde la a hasta la z.

Fue evidente en aquella jornada que Okinawa, ciudad situada al sur de Japón, ha marcado profundamente a este músico nacido en Kofu. De hecho, su canción más reconocida internacionalmente, Shima-uta (Canción de la Isla), está inspirada en la tragedia que tuvo lugar allí durante la última etapa de la Segunda Guerra Mundial, cuando los militares estadounidenses masacraron a miles de refugios antiaéreos. 

“Estoy muy feliz de hacer mi primer concierto en La Habana”, dijo en entendible español, y agregó: “Esta canción que interpretaré a continuación es un llamado a la paz en un mundo que ama la guerra”. Miyazawa se refería a Shima-uta, un tema que te aclara el porqué ha logrado vender un millón 500 mil copias, aun cuando no entiendas ni una palabra.

De Shima-uta se disfrutaron tres versiones diferentes en la noche: la primera, asumida por Nassiry y sus muchachos, desbordaba cubanía con un arreglo pegado a la rumba, al guaguancó, a los tambores batá; y la segunda, defendida por el propio Miyazawa, más cercana, supongo, a la original. En la tercera, los dos protagonistas de la magnífica velada unieron sus voces, como también lo hicieron al final, en Ahora quiero decir, posiblemente la canción más hermosa de Nassiry, y que en esta ocasión tuvo el encanto adicional de la armónica de Kazufumi, para cerrar con broche de oro.

Sin embargo, como dice el refrán, una sola golondrina no hace verano. Es innegable que Miya es un músico de clase, que se hace acompañar por una banda todo terreno, la cual suena como una orquesta sinfónica, pues sus integrantes son unos virtuosos que no compiten entre sí, sino que andan en pos de la verdadera complicidad que exige un espectáculo de este tipo. Ahí estaba la bella pieza titulada Mandala, plena de efectos sonoros, para reforzar lo que digo.

El brasileño Fernando Moura, por ejemplo, demostró que está apto para ejecutar magníficos solos con aires jazzísticos en temas como Tokio Story o ser dueño de un tumbao que nada tiene que envidiar al de los pianistas del patio cuando de música bailable se trata (Kaze ni naritai). Su coterráneo, Marcos Suzano, se luce en la percusión, gracias a que Miyazawa tuvo la lucidez de viajar hasta el gigante del Cono Sur y grabar con músicos de aquel país el álbum Afrosick. De esa experiencia nacieron temas como Na palma da mano o Ilusao de etica, muestra de que este hombre no pudo permanecer indiferente a los ritmos cariocas.

Por su parte, Luis Alberto Valle Moleiro, inmenso con su trompeta que “habla”, nació en esta tierra. Y tuvo no pocas oportunidades para evidenciar su maestría. Lo hizo en Save yourself, en Tokio Story, en World without you, en Kaze ni naritai..., mientras que la voz de Claudia Oshiro en los coros hacía parecer que acompañaban a Miya cinco personas, cuando en realidad ella sola se bastaba. Por su parte, Kenji Imafuku se movía como pez en el agua en la percusión, viniera de Japón, Brasil o Latinoamérica.

Se agradeció, por demás, el que Miyazawa nos haya traído instrumentos que nos son poco familiares, como el sanshin (una especie de shamisen o instrumento de cuerda tradicional japonés de tres cuerdas y caja semi cuadrada), que él cambiaba de vez en cuando por la guitarra eléctrica; o el Erhu o violín chino, del que Tsuchiya Reiko extrajo melodías que nos pusieron los pelos de punta, como Hyang Ju, una balada que decía a voces que Kazufumi posee una musicalidad a toda prueba, aunque no sea buen bailador.

Lo dicho hasta aquí, podría dejar la sensación de que Nassiry deslució el pasado martes. Nada de eso, él demostró que es un cantante lleno de energía, carismático, de buena voz, que ha sabido ganarse un público muy difícil: adolescentes y jóvenes. Y aunque es aplaudible el hecho de haber acercado sus seguidores a clásicos como Ojalá (Silvio Rodríguez) o Yo no te pido (Pablo Milanés), su propuesta va encaminada a mover el esqueleto (Ni dulce ni salá, Equivocá, Lola...). Yo, sin embargo, sigo prefiriendo Sin hablar o la ya mencionada Ahora quiero decir —seguramente, porque los años son implacables.

Por último, dejar sentado que Kazufumi Miyazawa es un intérprete de amplio registro, un músico en el sentido más completo de la palabra, capaz de regalarnos un ambiente mágico, una noche inolvidable; y que es muy bueno que nos sintamos orgullosos de ser la Isla de la Música, pero eso no solo significa “hincharnos” cuando brilla uno de los nuestros, sino también ser capaces de valorar en su justa medida lo que con más frecuencia de otros lares nos llega.