GRANMA
April 23, 2006

Cubadisco, rivalidades anticipadas

PEDRO DE LA HOZ
pedro.hg@granma.cip.cu 

http://www.granma.cubaweb.cu/2006/04/23/cultura/artic01.html

Cada año por estas fechas el ambiente musical cubano se caldea a la espera de los Premios Cubadisco y su recompensa mayor, el Gran Premio. Al cabo de casi una década, y más allá de sus agradecidos y malagradecidos ribetes polémicos, estos lauros se han convertido en una institución. El próximo 20 de mayo se sabrán en el teatro Karl Marx los resultados, pero ya están las nominaciones, y con su conocimiento, se pueden anticipar algunas rutas.

Leyva, líder de Sur Caribe, el hombre de la Conga que más suena hoy.

Por lo pronto cuatro categorías se presentan como las de más enconada rivalidad, lo cual es una suerte para la música cubana: Fusión, Jazz, Trova y Música Bailable Actual.

En esta última resultaron nominados Mi timba cerrá, de Pupy y los que Son Son (EGREM); Credenciales, de Sur Caribe (EGREM); Mi linda habanera, de Adalberto Álvarez (Bis Music); El ciclón de La Habana, de la Charanga Habanera (Unicornio); Soy yo, de Maraca y Otra Visión (Ahí Namá) y Prohibido, de Isaac Delgado (Lusáfrica). Son seis producciones dignas y diferentes en tanto la actualidad en que plantean el entorno del son y los géneros bailables es abordada por cada uno de los creadores desde ópticas muy particulares y cuentan con una respuesta pública, dentro y fuera de Cuba, efectiva.

Al jurado que se enfrente a los fonogramas nominados para el Mejor Álbum de Trova le será harto difícil decidirse entre la irrepetible emoción de la entrega en vivo de Santiago Feliú registrada por Unicornio, la madurez del ejercicio poético-musical de Gerardo Alfonso en No me mires tan extraño (Centro Pablo) y las novedades que representan haber dejado testimonio de dos juglares de pródigas aunque no tan publicitadas calidades: Yamira Díaz por Antes de la noche (Centro Pablo) y el disco de Víctor Quiñones titulado simplemente con su nombre (Colibrí). El dulce abismo (Unicornio), quinto álbum en liza realmente importante, merece que se le considere mejor en la otra categoría donde aparece, Compilación, puesto que de esto se trata, de reunir grabaciones realizadas en diversos momentos, para honrar a los Cinco cubanos luchadores antiterroristas prisioneros en Estados Unidos.

También resultan presumibles las arduas discusiones para dictaminar el Premio Cubadisco al Mejor Álbum de Jazz, y eso que en un acto de prestidigitación conceptual apareció doblemente la obra Cancionero cubano, de Chucho Valdés (EGREM), entre las propuestas de Solista Concertante y ese cajón de sastre tautológicamente definido como Música Instrumental. El que no entienda que lo que hace Chucho es jazz, poco entiende acerca de la amplitud de los cauces del género en la hora actual y la especificidad del jazz cubano.

Andante, del saxofonista César López (Bis Music) y Sax Soul, de su colega Germán Velasco (Colibrí), juegan al seguro con las más elevadas posibilidades de estos creadores e intérpretes cada uno en el territorio de su elección jazzística. Pero está también Charly en La Habana (Colibrí), ópera prima de un talento que dará que hablar, el trompetista Carlos Sarduy. Y una recopilación de Ahí Namá, Descarga ajiaco, que tiene el mérito de mostrar la pujanza y variedad de nuestras jam session y posee un valor testimonial.

Valdría la pena alguna vez detenernos en qué se representa como Fusión. Si no fuera porque la categoría responde a una ecuación operativa, como diría el notable musicólogo Danilo Orozco, el camino quedaría sembrado de dudas, porque bajo ese paraguas se admite lo incomparable, lo diametralmente diverso, solo por el hecho de que en un ejercicio musical confluyen mezclas e hibridaciones, sin considerar su naturaleza ni la evolución intergenérica de los tiempos que corren.

Delirio o distorsión aparte, los cinco discos nominados valen lo que brillan por sí mismos: La lucecita, de Arnaldo y su Talismán (EGREM), avalado por su innegable pegada popular; Goza pepillo, de Roberto Julio Carcassés e Interactivo (Bis Music), por su noción revolucionaria del mestizaje desde una perspectiva jazzística de amplio espectro; Consumir preferentemente antes de..., de Aceituna sin Hueso (Unicornio), en tanto prolonga las expectativas sobre un hecho singular entre nuestras agrupaciones; Iré Habana, de José María Vitier (Colibrí/Fundación Autor), por ahondar la dialéctica peculiar de un creador que ha reinventado nuestra identidad, y Bréate, de Yusa (Tumi Music), por consolidar una apertura estética desde el arte del juglar.