Juventud Rebelde
April 12, 2006

Shirin Neshat: entre dos mundos

Aracelys Bedevia Juventud Rebelde
aracelys@jrebelde.cip.cu

http://www.jrebelde.cu/2006/abril_junio/abril-12/cultura_shirin.html

Hago arte para encontrar respuestas, asegura con frecuencia la iraní (residente en Estados Unidos) Shirin Neshat, una de las más destacadas artistas contemporáneas de la última década. Vivir entre dos mundos completamente diferentes, fuera de su tierra natal, le ha permitido a esta creadora abordar, desde una visión bicultural el drama de las mujeres musulmanas, en especial las de Irán.

Neshat centra su obra en los roles de género, y lo hace por medio de variados códigos y símbolos que, sin lugar a duda, enriquecen la interpretación de cada una de sus fotografías y video instalaciones. El impacto que causó en ella el retorno a su país, en 1990, luego de 12 años de ausencia, la «sensación aterradora y al mismo tiempo excitante» que experimentó, marcó el inicio de una carrera exitosa y polémica, orientada hacia esa nación.

Mujeres de Alá (1994-1997), su conocida serie fotográfica de mujeres armadas, le abrió las puertas de importantes galerías. Sin embargo, justo en el momento que ganaba fama y prestigio internacional, la Neshat comenzó a cuestionarse su propio estilo y volcó la mirada hacia el cine, soporte expresivo, con el que al parecer se siente más cómoda y del que actualmente se sirve para contar historias reales.

Turbulent, Rapture y Fervor, tres de los videos que realizó poco después de Mujeres de Alá, reflejan el tema de la violencia —muy presente en todas sus creaciones— al tiempo que dan fe del desarrollo de una obra cada vez más poética y lírica, con una carga emocional y una belleza visual incuestionables.


Zarín, una de las más recientes videoinstalaciones de la artista Shirin Neshat, se exhibe en la Fototeca de Cuba.

Muchas de las piezas de Neshat, quien en el verano de 2005 fue galardonada con el Premio Libertad de Hiroshima, han recorrido museos de Estados Unidos, Europa y América. Algunas, fueron incluidas en Documenta XI, la Bienal de Venecia de 1999 y en la de Whitney, del 2000. Zarín (2005), una de sus más recientes videoinstalaciones, ahora está en la Fototeca de Cuba, como parte de la IX Bienal de La Habana.

A la inauguración de su obra fotográfica en el Museo de Arte Moderno de Miami (Musac) Neshat tuvo que ir escoltada, con guardias de máxima seguridad, por temor a la xenofobia hacia el mundo musulmán —propagada en Norteamérica, a raíz de la guerra en el Oriente Medio—. En Cuba, ni siquiera pudo presentarse personalmente. Pero no precisamente por esa causa, sino porque el gobierno de Bush le prohibió pisar nuestro territorio: le quitó la posibilidad de intercambiar con un pueblo que admira y respeta su obra, y de conocer de cerca una nación donde se respira un ambiente de paz y a la que no habría tenido que venir escoltada con guardias de máxima seguridad.

Zarín cuenta la historia de una joven prostituta que se avergüenza de la vida que lleva y empieza a sufrir un desequilibrio psicológico, que le hace ver sin rostros a sus clientes y a cuanto hombre encuentra en el camino. Enloquecida, corre del burdel a una casa de baños, pues cree que ha sido castigada por su modo de vida, y frota su piel una y otra vez hasta hacerla sangrar, con la ilusión de sentirse más limpia y de que se le conceda el perdón divino.

Es quizá esta, como ella misma ha afirmado, una de sus piezas más cinematográficas, una obra muy visual y con poco diálogo, más bien narrativa, que merece ser apreciada, y que según declaraciones de la autora, integrará una de las cinco historias de su primer largometraje, inspirado en la novela Mujeres sin hombres, de la también iraní