http://www.jrebelde.cu/2006/abril_junio/abril-2/cuba_mas.html

Más vale tarde que nunca
Foto: Roberto Morejón

La doctora María Isela Lantero, jefa del Programa Nacional de ITS/VIH/sida, aseguró a JR que la gran mayoría de los seropositivos cubanos se contagiaron con personas que no sabían que eran portadoras del virus. Está demostrado en 20 años de rigurosos estudios epidemiológicos.

“Cada cual es responsable de sí, de su salud”, estima ella. “A los pacientes se les educa en el respeto a la vida de los demás, pero no hay que echarle la culpa al otro cuando está prevaleciendo la falta de autocuidado”. 

El Código Penal cubano condena a las personas que transmitan cualquier enfermedad de manera intencional o por descuido, incluido el VIH/SIDA. Este delito se conoce como propagación de epidemias, y la Ley sanciona a quien perjudique a personas sanas e inocentes.

No se les prohíbe tener relaciones, sino que se les prepara y educa para que mantengan una vida sexual saludable. Si su pareja es una persona sana, debe conocer de su condición y cooperar para que sus encuentros sean seguros y protegidos. Sobre todo usar condones o preservativos para no infectarla.

Es importante para quienes viven con el VIH/SIDA mantener una vida normal, fuera de los riesgos de la droga o el alcohol. Esas personas necesitan de un régimen adecuado de alimentación y tomar sus medicamentos en tiempo. Todo ello les ayuda a tener un estado de salud óptimo y no ser víctimas de las infecciones oportunistas, que pueden traer complicaciones e incluso la muerte.



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Para que su historia no se repita


Milagros Reyes Montalvo aprendió desde joven a vivir su otra vida. El 11 de marzo de 1987 fue detectada como la paciente VIH/sida número 109 del país. Pero su calvario inicial cedió a la lucha contra el flagelo.

“Hace 19 años nadie sabía nada de esta infección, en las familias existía total desconocimiento”, refiere, al recordar que sus padres Juana María y Luis nunca la educaron en la prevención de salud, más bien se regían por los cánones moralistas de esa época.

“En la década del 80 se desconocía la enfermedad. Sin embargo, cuando ya han pasado 20 años y la gente conoce más sobre el sida, se sigue subvalorando el riesgo, pues no quieren aceptar que a veces hasta por una sola relación sexual se puede contraer el virus.

“Los jóvenes se infectan por gusto: se embullan y lo hacen desprotegidos, no quieren o no saben negociar con su pareja el uso del condón”, sostiene esta abuela de tres nietos y madre de tres mujeres.

“Yo sí le doy preservativos a mis tres hijas, y he logrado crearles conciencia sobre la enfermedad. A los jóvenes siempre les hablo, no importa que les salga por el otro oído”, nos dice esta mujer de 46 años de edad.

“Hoy las relaciones son menos estables, existe mucha infidelidad”, afirma Milagros, quien considera que los jóvenes son más vulnerables porque no se conforman con una pareja, sino que tratan de experimentar con varias, buscan a la muchacha o muchacho más bonito, con más swin, sin tener en cuenta la debida protección”.



http://www.jrebelde.cubaweb.cu/2006/enero-marzo/mar-26/nacional-riesgo.html

Vivir el riesgo

Población con relaciones ocasionales sin usar condón
Opinión sobre las posibilidades de contraer el VIH / SIDA


Con el propósito de corregir el tiro en las campañas de prevención, la Oficina Nacional de Estadísticas (ONE) elaboró una encuesta que abarcó a 17 020 personas en el año 2001 y a 24 670 en el 2005.

 En ambos casos se indagó con similar proporción de hombres y mujeres entre 15 y 39 años de edad, de Ciudad de La Habana y todas las capitales de provincia.

El 91 por ciento de las encuestadas y el 94 de los varones habían tenido relaciones sexuales. Más de la mitad se inició entre los 15 y 16 años, y casi nadie sobrepasó los 24 sin tener al menos un coito con penetración.

Al procesar los resultados se encontró que la tercera parte de toda la muestra afirmaba no usar el condón con regularidad en parejas ocasionales, y el 18 por ciento, nunca. La cifra de quienes sí lo usan aumentó cinco puntos porcentuales desde el 43 obtenido en el 2001 a 48 en el pasado año.

La encuesta probó que las personas solteras tienen mayor riesgo de contraer ITS que las casadas o unidas, pues las relaciones ocasionales son una importante forma de exponerse. En ambos años los varones quintuplicaron las cifras de las mujeres que se arriesgaron en tales encuentros fortuitos, en los que a veces ni conocían el nombre de la persona con quien intercambiaban fluidos.

El 55 por ciento de las féminas refirieron mantener pareja estable, pero ellas tampoco están a salvo del VIH, pues no existe correspondencia entre su entrega exclusiva y la actitud desleal confesada por muchos hombres comprometidos.

Mientras que en otros países del área el riesgo mayor para ellas viene dado por una desigual información, en Cuba ambos sexos reflejaron similares índices de conocimiento sobre el tema, que superaron el 90 por ciento.

Pero la doctora Mildred Iglesias, autora principal de este pesquisaje de la ONE, prefiere mirarlo de otra manera, más inquisidora:

Una décima parte de las personas encuestadas creen que el VIH tiene síntomas visibles, alrededor del cinco por ciento piensa que existe cura para el SIDA y un tres por ciento no considera al condón efectivo para protegerse.

Tales individuos, sumados a quienes no tomaron en cuenta los líquidos vaginales y las secreciones pre-eyaculatorias del pene como un riesgo (el 15 por ciento de ellas y el 22 por ciento de ellos), son una cantera para que el virus siga proliferando en personas de todas las edades y sexos.

Las respuestas sobre las vías de contagio también dieron algunas sorpresas: el 32 por ciento de las entrevistadas y el 45 por ciento de los varones dijeron que el virus se trasmite por picaduras de insectos, a pesar de la extensa campaña para refutar esa falacia.

 Incluso un 12 y un 15 por ciento respectivamente le achacaron a la tos un papel en la transmisión del VIH.

La mayor disparidad entre géneros aparece en lo subjetivo: las falsas creencias que llevan a no utilizar preservativos en relaciones ocasionales son más marcadas en los hombres, y casi duplican a los prejuicios femeninos en aspectos tales como que el condón “reduce el placer” o que quien lo propone está “desconfiando de ti”.

En resumen, la baja percepción de riesgo fue considerada como una agravante en la Isla, sumada a la insuficiente información que tiene una parte de la población sobre las vías de transmisión y las formas de evitarlas, así como la aversión al uso del condón y las falsas creencias. Sobre estos aspectos trabajan las nuevas campañas.