Socialism or the market?
The Chinese millionaires
Rebelión
February 21, 2006
htttp://www.rebelion.org/noticia.php?id=27096
A CubaNews translation. Edited by Walter Lippmann.
In a February, 13 China Daily article, commentator You Non states that the Chinese people hate neither wealth nor the thriving business class that is now rapidly growing in China, but corrupt officials. At this very instant there are 40 millionaires in China whose fortunes amount altogether to some $26 billion.
According to You Non, what
most annoys people is both paying very high prices for low-quality products and
the widespread practice of bribing government officials. People approve material
rewards for hard work, says You Non, and accept any signs of the affluents’
material beatitude. What they find unbearable, however, is hospital managers who
sell the medicines they are compelled to offer free of charge and school system
employees who use public instruction funds to organize banquets and provide for
alleged delegations that become endless feasts. What’s unbearable is when they
are forced to prevaricate by bribing bureaucrats to enjoy services they are
entitled to have for free.
There are ten millionaires in China whose capital rises above 320 million
dollars, but there are many others.
Among them we find Rong Zhijian, who built up his fortune by speculating in real
estate, and Zhu Menghi, from Shanghai, who owns $143 million. Ranking 92nd
in the Forbes magazine list of Asia's richest men is Zhang Li, a builder of
five-star hotels and apartment buildings. Wuo Goui has a pipe factory, and Li
Zhaoui, steel foundries.
Last year, the service sector saw its operational capacity increased by 17%, and
the yuan was revaluated by 2.1%. The Central Bank of China allows its national
currency to fix its rate of exchange on the basis of supply and demand.
A serious commercial deficit exists in the United States, where the amount of
imports from China exceed what that Asian nation’s purchases. Following
computations made in 2005 by Mei Xinyu, from the Chinese Academy of
International Exchange and Cooperation, the trade balance, favorable to China,
tripled compared to the previous year and reached $200 billion dollars.
Reforms took place in China in 1980.
Nowadays only one-third of its economy is under state control. China has become
the world’s third largest manufacturer of motor vehicles. The Geely factory will
start large-scale auto sales to the United States. In a couple of years China
will be exporting 1.3 million cars to the rest of the world at competitive
prices. The small sedan will cost $10,000, while Leopard, their sports
car, will cost $15,000 at most in foreign markets. Yet, 800 million Chinese, or
60% of the population, live in the countryside and have to survive on less than
one dollar a day.
There reforms are not without debate. One group believes China must finish the
innovations triggered by Deng Xiao-ping
and privatize industries still in state hands, which further reduces the
government’s scope and size and puts more trust in personal initiative. Another
group, called the New Left, advocates reducing the social inequalities fueled
recent times and strengthening the foundations of social security, a goal the
government can reach by beating the market and fighting corruption. Among those
intellectuals are Cui Zhiyuan, Wang Hui, Wang Shaoguang and Gan Yang. Many
forces in China frown on change. A significant part of the Army officers and
large Party sectors are reluctant to accept innovation.
By the first quarter of this century, China’s economy
may be one of the largest worldwide and may surpass France, Great Britain and
Japan. For this purpose, it is developing a layer of young cadre. The U.S.
magazine "Business Week" conducted a six month-long survey about these new
leaders which included tens of interviews with them as well as with
intellectuals, officials, entrepreneurs and scientists. They all agree that a
new pragmatic, business and growth-oriented culture has to emerge which
gives more room to private enterprise.
The question hangs in the balance: if such huge social differences exist,
what kind of socialism is coming about in China? If private enterprise prevails
over state ownership, what is left of Karl Marx’s teachings? Is social justice
possible in a market economy?
21-02-2006 |
¿Socialismo o mercado?
Los millonarios chinos
El comentarista You Non, en un reciente
artículo del diario China Daily, del 13 de febrero, afirma que el
pueblo chino no odia la riqueza ni a la próspera clase empresarial,
que se está formando precipitadamente en China, sino detesta la
corrupción de los funcionarios. En este instante China cuenta con
cuarenta billonarios cuya fortuna, en su conjunto, importa unos 26
billones de dólares.
Según You Non lo que más irrita a la población es pagar precios muy
altos por productos de baja calidad y la extendida práctica de
sobornar a los funcionarios. El pueblo aprueba que se otorgue una
recompensa material a sus esfuerzos, prosigue You Non, y no rechaza
los símbolos de bienandanza material de los opulentos. Lo que
resulta inaguantable, según él, es que los administradores de los
hospitales vendan los medicamentos que están obligados a suministrar
gratuitamente y que los empleados del sistema educativo utilicen los
fondos de la instrucción pública para banquetes y supuestas
atenciones a delegaciones que se convierten en festines
interminables. Lo intolerable es que haya que prevaricar untando a
los burócratas para obtener prestaciones a las que tienen derecho
gratuitamente.
En China existen diez millonarios cuyo capital excede los 320
millones de dólares. Pero hay muchos otros millonarios. Entre ellos
se encuentra Rong Zhijian que hizo su fortuna especulando con bienes
raíces y Zhu Menghi, de Shanghai, que posee 143 millones. Zhang Li
es constructor y erige hoteles de cinco estrellas y edificios de
apartamentos, está en el número 92 en la lista de la revista Forbes
de los hombres más ricos de Asia. Wuo Goui posee una fábrica de
tuberías y Li Zhaoui tiene fundiciones de acero.
El año pasado el área de servicios aumentó en un 17% su capacidad
operativa y el yuan se reevaluó en un 2.1%. El Banco Central de
China permite que su moneda nacional fije su tasa de cambio según
las leyes de la oferta y la demanda. Estados Unidos padece un serio
déficit comercial con China, importan más de la nación asiática de
lo que exportan hacia ella. En 2005 la balanza comercial favorable a
China se triplicó con relación al año anterior, alcanzando la cifra
de doscientos billones de dólares, según cálculos de Mei Xinyu, de
la Academia China de Intercambio y Cooperación Internacional.
Las reformas comenzaron en China en 1980. En la actualidad solamente
un tercio de la economía se encuentra bajo control del estado. China
se ha convertido en el tercer productor mundial de vehículos
automotores. La fábrica Geely comenzará a expedir autos en gran
escala a Estados Unidos. En un par de años China estará exportando
1.3 millones de vehículos a todo el mundo a precios competitivos. El
sedán pequeño costará diez mil dólares y el modelo deportivo,
llamado Leopardo, no pasará de quince mil dólares en los mercados
del exterior, pero 800 millones de chinos, o sea un 60% de su
población, vive en área rurales con menos de un dólar diario para
subsistir.
Estas reformas no están exentas de debate. Un grupo estima que China
debe concluir las innovaciones iniciadas con Deng Xiao-ping
privatizando las industrias que aún permanecen en manos del Estado,
reduciendo el alcance y las dimensiones del gobierno y confiando más
en la iniciativa personal. Otro grupo, llamado la Nueva Izquierda,
cree que debe reducirse la desigualdad social que ha crecido en los
últimos tiempos y es necesario reforzar la base de la seguridad
social. Para ello el gobierno debe doblegar al mercado y combatir la
corrupción. Entre esos intelectuales se cuentan Cui Zhiyuan, Wang
Hui, Wang Shaoguang y Gan Yang. En China hay muchas fuerzas hostiles
a los cambios. Una parte importante de la oficialidad del Ejército y
grandes sectores del Partido son reacios a las innovaciones.
China pudiera ser, al final del primer cuarto de este siglo, una de
las economías más grandes del mundo, superando a Francia, Gran
Bretaña y Japón, para lograrlo se está desarrollando una capa de
jóvenes cuadros. La revista estadounidense "Business Week" realizó
una encuesta de seis meses sobre esta nueva capa dirigente
entrevistando a decenas de ellos, intelectuales, funcionarios,
empresarios, científicos. Coinciden en que hay que crear una nueva
cultura pragmática, orientada hacia los negocios y el crecimiento
económico, que otorgue más oportunidades a la iniciativa privada.
La pregunta queda en el aire: si existen esas enormes diferencias
sociales ¿qué tipo de socialismo se está creando en China? Si la
iniciativa privada prevalece sobre la propiedad estatal ¿qué queda
de las enseñanzas de Carlos Marx? ¿Es posible la justicia social
conservando la economía de mercado?