Juventud Rebelde And
after the mega march, what next?
The
target is tomorrow's Senate hearing which will consider the controversial
Sensenbrenner draft resolution, which is outrageous in its purpose, to treat
illegal immigrants as criminals and aimed at closing entrance gates by extending
the electrified wall along the Mexican border. More
than 500 immigrants die there every year. Crosses in the metal plate on top of
the wall mark the spot where each one fell. There are numerous makeshift
tombstones without a name: dozens, maybe hundreds of the dead have not yet been
identified.
Preceded by others, yesterday’s march in Los Angeles has been considered the
largest ever by Hispanics in North America’s recent history. At least 500,000
people turned out. It was called “the megamarch”. Perhaps
one should infer that the Draconian nature of the bill – already approved by the
House of Representatives last December – had a unifying effect and catalyzed
opposition to many civil right abuses in the United States. Members of U.S.
civil rights organizations joined the protest march. Flags from El Salvador,
Puerto Rico, Chile and other Latin American nations were paraded together with
Mexican flag: the U.S.' nearest neighbor where the drama takes the most pathetic
dimension. Of the 35 million Latinos who live in U.S. territory, it is estimated
that 20 million are Mexican. It is also estimated that they make up the majority
of the 11 million foreigners without immigration documents. A PENDING ISSUE The
negotiation of an agreement to settle the immigration status of illegal
residents was one of the main issues on the agenda of Vicente Fox in his
presidential platform. The way things are going, and despite his notorious
proximity to the Bush administration, it seems the Mexican ruler will conclude
his six-year mandate without obtaining his goal. There
is little optimism after the latest statement from the Republican Executive.
Although in his Saturday broadcast W. Bush said he favored a reform which took
the labor contribution of immigrants into consideration, and repeated his
endorsement of temporary work visas, other opinions seemed not to approve this
type of “legalization”.
Coinciding with the stirring message from illegal immigrants, the Bi-National
Commission Mexico-U.S. held its annual meeting in Washington on Friday: a
meeting preceded by as many expectations as demands from an executive which,
together with the Central American countries, Colombia and the Dominican
Republic, has asked Washington to consider the problem rationally.
However, this was not what the meeting actually produced. According to the
Mexican paper La Jornada, the issue was relegated to a secondary place in
the final text of the meeting. Much more emphasis was given to the U. S.
priority of “national security”, an excuse that supports not only the xenophobic
anti-immigration discourse forced on the U.S. society, but also Bush’s own
foreign policy. From this we can infer that once again the White House imposed
its own agenda to the meeting.
Stability, institutionalism, and continuity of bilateral relations were the
repeated items in the press conference held at the end of the meeting, reported
La Jornada. Something very different from the comments later made by
Mexican Foreign Minister, Luis Ernesto Derbez when privately with the
journalists he conditioned the problem of “border security” to a safe and fair
treatment of immigrants. A few moments before, the effusive display of friendliness, far beyond diplomatic requirements, of Derbez’ farewell to U.S. State Secretary, Condoleezza Rice, was no indication of a demanding posture… Can illegal immigrants expect any good news?
GRANMA INTERNATIONAL
However, yesterday, some 50,000 also marched in
Denver, Colorado; 4,000 in Sacramento, California; and 3,000 in Charlotte, North
Carolina, in what the local press called “one of the largest demonstrations in
recent history” in that small city. Another 2,000 protested yesterday in Kansas
City, as well as hundreds in Cleveland, Ohio. Y, ¿después
de la megamarcha?
Si hiciera falta una imagen que grafique el peso de la inmigración ilegal en Estados Unidos, bastaría echar una ojeada a las decenas de miles de latinos que, este fin de semana, tomaron las calles de las principales ciudades de la Unión, pidiendo una reforma migratoria justa. Su consigna “Somos humanos, no terroristas”, entre otras muchas, denunció también la injusticia que será seguir enfocando el asunto desde una óptica represiva.
El punto de mira está en la sesión del Senado que discutirá, mañana, el polémico proyecto de ley Sensenbrenner, escandalizador en su propósito de tratar a los indocumentados como criminales, y que intenta prohibir el paso a los que quieran entrar, con la extensión del muro electrificado que ya se erige por tramos en la frontera.
Allí mueren ahora más de 500 inmigrantes por año. Cruces adheridas a la plancha de metal en que concluye la barda, marcan el lugar donde cada uno cayó. Muchas son apenas rústicas lápidas sin nombre: decenas, tal vez cientos de los muertos no han sido identificados aún.
Precedida por otras, la movilización de ayer en Los Ángeles ha sido considerada como la mayor protagonizada por los llamados “hispanos” en la historia reciente de Norteamérica. Participaron, al menos, 500 000 personas. Le llamaron “la megamarcha”.
Tal vez deba entenderse que el carácter draconiano de la legislación —a la que la Cámara de Representantes ya dio visto bueno, en diciembre—, tuvo un efecto unificador que cataliza las inconformidades contra tantos derechos civiles cercenados en EE.UU.... Miembros de organizaciones estadounidenses que luchan por su defensa, acompañaron las protestas donde se vio ondear las banderas de El Salvador, Puerto Rico y Chile, entre otras naciones latinoamericanas, junto a la de México: el vecino más cercano a EE.UU. y donde con más patetismo se vive el drama. De los 35 millones de latinos que viven en territorio estadounidense, se estima que unos 20 millones son mexicanos. De la misma manera, ellos son mayoría entre los 11 millones de extranjeros que, se calcula, están indocumentados.
TEMA PENDIENTE El establecimiento de un acuerdo que regularice la situación migratoria de los ilegales fue uno de los puntos principales en la agenda de Vicente Fox cuando hizo gobierno. Como van las cosas, y a pesar de su notoria cercanía con la administración Bush, todo indica que el mandatario concluirá su sexenio sin que el deseo cristalice.
Algunos son poco optimistas en relación con el último mensaje emanado del ejecutivo republicano. Si bien, en su alocución radial de los sábados, W. Bush dijo estar a favor de una reforma que reconozca el aporte laboral de los inmigrantes y volvió a pronunciarse a favor de las llamadas visas temporales de trabajo, otras posturas parecieron no inclinarse siquiera hacia ese tipo de “legalización”.
Coincidentemente con el estremecedor mensaje de los indocumentados, sesionó el viernes, en Washington, la cita anual de la Comisión Binacional México-EE.UU., una reunión precedida de tantas expectativas como reclamos de un ejecutivo que, unido a los de los países centroamericanos, Colombia y República Dominicana, ha pedido a Washington un análisis racional del problema.
No fue eso, sin embargo, lo que emanó, en blanco y negro, del encuentro. Según el periódico mexicano La Jornada, el tema fue relegado a un segundo plano en el texto final de la cita. Descolló más la prioridad estadounidense de “la seguridad nacional”, excusa donde se asienta no ya el xenófobo discurso antiinmigrante que hace presa de la sociedad norteamericana, sino la propia política exterior de Bush. Ello equivaldría a interpretar que, una vez más, la Casa Blanca impuso su agenda en el encuentro.
Estabilidad, institucionalidad y continuidad en la relación bilateral, reseñó La Jornada, fueron los temas reiterados en la conferencia de prensa conjunta que se celebró al concluir la reunión: algo bien distinto a las declaraciones hechas después por el canciller mexicano Luis Ernesto Derbez cuando, solo él con los periodistas, condicionó el tema de la “seguridad fronteriza” a un tratamiento seguro y justo a los inmigrantes.
Más allá de las exigencias de la diplomacia, tampoco reflejó una postura de exigencia la efusión con que Derbez, momentos antes, se había despedido de la secretaria norteamericana de Estado, Condoleezza Rice... Los ilegales ¿podrán esperar buenas noticias?
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