De Cuba : Johnson resurgirá como el Ave Fénix
 
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Por María Victoria Pardo y Yamira Rodríguez

Al tiempo que especialistas de conservación patrimonial de la Oficina del Historiador de la Ciudad cuantifican los daños causados en la Droguería Johnson por el incendio de que fue víctima el pasado 14 de marzo, obreros de la Empresa Constructora Puerto Carenas inician las labores de recuperación.
Valiosos detalles de la carpintería de madera preciosa como mostradores, estanterías, puertas y ventanas y otros accesorios del mobiliario, así como elementos decorativos de porcelana y cristal fueron seriamente afectados, en detrimento de los valores artísticos e históricos de una de las farmacias más bellas de La Habana.
Fundada en 1886 por el prestigioso farmacéutico matancero Manuel Johnson Larralde en O Reilly 31, como Gran Farmacia Johnson, no es hasta 1914 que el establecimiento alcanza mayor celebridad en su nueva edificación de Obispo y Aguiar, resultado del “boom” constructivo y al afán de modernidad del momento. El moderno edificio se compone de dos cuerpos monumentales interconectados entre sí, construidos de armazón de acero y concreto reforzado, especialidad de los contratistas y arquitectos de la reconocida firma norteamericana Purdy and Henderson.
El acceso quedó jerarquizado con la solución del chaflán esquinero como verdadera invitación al recinto. La decoración de fachada se resolvió con el almohadillado y el falso despiezo de sus muros, rematando los pisos altos una cornisa denticulada muy propia de la ornamentación ecléctica de la época.
Los Johnson fueron fabricantes de insecticidas, desinfectantes, perfumes, y productos farmacéuticos en general. Exportaron e importaron la perfumería, así como productos biológicos, apoterápicos y químicos, sueros y sulfas. Entre sus especialidades farmacéuticas aparecían los aceites y elíxires del complejo B, y en la perfumería eran famosas sus Aguas de Lavanda, Verbena y Violeta, que hicieron suspirar más de una vez a nuestros abuelos y abuelas.
Similar a sus homólogas de Sarrá y Taquechel, la Droguería Johnson hizo gala en su interior del trabajo en madera preciosa que abarcó todos los usos del mobiliario, acentuándose, por su factura y beldad, en mostradores y estanterías. A la par, se emplearon otros materiales nobles como el mármol, el bronce, la cristalería fina y la porcelana, resultando un sitio especial, al cual se acudía más para admirar la belleza que para calmar el dolor.
Pero no sólo como farmacéuticos los doctores Johnson lograron la prominencia, también sobresalieron por su labor docente como catedráticos universitarios.
Hasta la fatídica tarde en que las llamas devoraron lo más valioso de su patrimonio, la Droguería Johnson prestaba servicios como Farmacia Comunitaria Principal del municipio La Habana Vieja.
Como aseguró el Historiador de La Habana, Eusebio Leal, la voluntad y la esperanza acompañan esta obra, que resurgirá como el Ave Fénix.

Imágenes tomadas durante el incendio en la Farmacia Johnson




 
2006/3/21 23:13:43