Juventud Rebelde
March 24, 2006

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Pío Leyva en la eternidad

José Luis Estrada Betancourt
 

Cuando escuché este jueves la noticia, pensé que era una de sus acostumbradas jaranas. Creí, incluso, que se trataba de un nuevo estribillo de su súper popular Pío mentiroso, donde siempre hacía alarde de ser el embustero mayor entre los hombres que pisan esta tierra, pero esta vez era la pura y triste verdad. Pío Leyva, como le recrimina ahora Teté García Caturla, no logró levantarse con esa energía vital que lo inundaba como siempre hacía cuando la vida le ponía un traspié. Murió, para asestar un duro golpe a la cultura nacional, después de un infarto cerebral.

Aunque Teté ya sabía de su obra, vino a estrechar lazos con el autor de Francisco Guayabal cuando ambos pertenecían a Estrellas de Areíto. Después actuaron juntos en Afro Cuban All Stars, en el salón Compay Segundo, en Alemania... “Y en todas partes era aclamado. Al final, terminábamos bailando aquello de: No me digan más mentiroso, no me digan más... o llorando con sus bolerones al estilo de: Cuando ya no me quieras, no me pidas cariño... Era un artista de los pies a la cabeza”. 

El director de orquesta y guitarrista Rey Montesinos, por su parte, prefiere evocar no al Pío nacido en Morón en 1915, que había sido bongosero, “ni aquel cuyo timbre nasal, agudo, pero agradable, era el justo para interpretar el son montuno, sino al hombre que exigía estar siempre rodeado de sonrisas. Él mismo tenía unas ocurrencias tremendas. Era un gran ser humano”.

Mientras, César Pedroso no duda en afirmar que con él se va “unas de las pocas auténticas figuras del son cubano que nos quedaban.

Con sus 96 años a cuestas, su amigo y compositor, Remberto Bécquer, fue hasta Colón para darle el último adiós. “A él le agradezco no solo que haya cantado canciones mías como Tirando tiros o Como cambian los tiempos Venancio, sino también sus enseñanzas de vida. Gracias, Pío. Estarás en la eternidad”.