Juventud Rebelde
February 10, 2006

Salt and Xenophobia


Roger Ricardo Luis


http://www.jrebelde.cu/2006/enero-marzo/feb-10/opinion.html
A CubaNews translation. Edited by Walter Lippmann

Think for a moment that somebody pours salt on your old unhealed wound…

Last September 30th, Danish journal Jyllands-Postend – described as center of right-- published some comic strips offensive to the image of Mohammed (one of these shows him wearing a bomb as a turban).

The journal’s decision was based on its right to “free expression”. So, apart from a few local protests, everything ended there. However, some months later European, U.S., Israeli and Australian journals reproduced the cartoons. This has generated a wave of violent protests from the Muslim world.

On addressing the issue, the coverage by multimedia transnationals focuses on the increasingly aggressive nature of these protests.  

They, for example, report that in Pakistan nearly 5000 protesters burned effigies of the Danish Prime Minister. 200000 Afghans threw stones at the Danish Embassy in Kabul and 400 Iranians repeated this action at the Danish Embassy in Teheran. Hundreds of raging Muslims hurled incendiary objects at Danish diplomatic representations in Chile, Sweden, Norway, Lebanon and Syria. Media coverage also dwells on the Danish government’s appeal to its citizens in Indonesia to immediately abandon the territory of this Asian nation with the largest Muslim population in the world.

One wonders why western media are so interested on spreading news about these protests and why they do it out of context and with bias.

The triumph of Hamas in the Palestine elections and the sovereign decision of Iran to continue developing their peaceful use of nuclear energy, despite obstinate opposition from the Empire and its close and distant relatives, are connected to this ongoing media strategy of presenting the old stereotype of irrationality, fanaticism and violence as distinctive features of Muslims.

This media coverage focuses on “objectively” reporting violent actions and leaves – between the lines – a xenophobic ferment that sooner or later may explode as a time bomb among those who do not passively accept the traditional Western contempt for the culture and identity of Muslims.

A deeper analysis of such media coverage reveals its goal of maintaining a constant fear of terrorism as a means of attaining global domination. It is also aimed at creating a favorable public opinion that may justify a violent action by the U.S. and its allies against Iran, and by Israel against the Palestinian people at any time.

The issue of the cartoons is not an isolated act. Let us not forget that in the U.S. concentration camp in the Guantanamo Naval Base (territory illegally occupied against the will of the Cuban people), Yankee guards throw copies of the Holy Koran into the toilets and dance around prisoners while they are at prayer.

As the starting point of this new incident, Europe, elderly and cultured, a continent where fascist trends grow rapidly, has issued a balanced and hypocritical response through the European Union: It is not tgovernment's role to limit freedom of expression.

One would have to ask “Their Majesties” of the EU if their concept of freedom of expression includes disrespect to all religious beliefs and multiculturalism, or whether it is rather in keeping with their total adherence to the neo-liberal doctrine of a single, consolidated way of thinking.

Meanwhile, on the other side of the Atlantic, the Emperor, using his proverbial plain cynicism, laconically declared he condemned violence. This speaks for itself. Suffice to say as Cabo Pantera [Popular character from humorous Cuban TV show], “…Some guy!” 

Neo-fascism is behind this situation promoting very dangerous anti-Islamic trends and anti-Islamic phobias to encourage war among civilizations as a means to justify their fanatical dream of world domination.



Juventud Rebelde
10 de Febrero 2006

Sal y Xenofobia

Roger Ricardo Luis


http://www.jrebelde.cu/2006/enero-marzo/feb-10/opinion.html

Imagine usted por un momento que alguien le eche sal en una vieja herida que no acaba de cerrar?

El 30 de septiembre pasado, el diario danés Jyllands-Postend, de filiación centroderechista, según lo califican los cables, publicó unas caricaturas ofensivas a la imagen de Mahoma (una lo muestra utilizando una bomba como turbante).

La decisión del periódico tuvo su fundamento en su derecho a ejercer la �libertad de expresión�. Entonces, salvo algunas protestas locales, todo parecía quedar ahí; sin embargo, meses después periódicos europeos, norteamericanos, israelíes, australianos, reprodujeron las ilustraciones de marras, lo que ha levantado una ola de violentas protestas en el mundo musulmán.

La información que difunden al mundo los consorcios multimediáticos transnacionales hablan insistentemente del cariz cada vez más agresivo de las protestas.

Así, por ejemplo, refieren que en Paquistán cerca de 5 000 manifestantes quemaron muñecos con la imagen del Primer Ministro danés; que 200 000 afganos apedrearon la embajada de Dinamarca en Kabul, como también lo hicieron 400 iraníes en Teherán; que centenares de airados musulmanes lanzaron objetos incendiarios a las representaciones diplomáticas de la nación europea en Chile, Suecia,

Noruega, El Líbano y Siria. También se hacen eco de la petición hecha por el gobierno danés a sus ciudadanos en Indonesia (el país del mundo con mayor número de musulmanes), para que abandonen de inmediato esa nación asiática.

Vale preguntarse por qué los medios occidentales están interesados en divulgar esas protestas tan sesgadas de contextualización y objetividad.

El triunfo del Movimiento Hamas en las elecciones palestinas y la decisión soberana de Irán de llevar adelante su desarrollo nuclear con fines pacíficos, pese a la tenaz oposición del Imperio y sus parientes cercanos y lejanos, guarda estrecha relación con la estrategia mediática actual de alimentar el viejo estereotipo de la irracionalidad, el fanatismo y la violencia como signos distintivos de los musulmanes.

El mensaje mediático centra su �veracidad� en el relato violento de los hechos dejando así, entre líneas, un fermento xenófobo que tarde o temprano puede estallar como una bomba de tiempo en quienes no reciben como referentes el tradicional desprecio de occidente por la cultura y la identidad del pueblo musulmán.

Una lectura más a fondo de ese tratamiento informativo devela que se encamina a mantener latente el miedo al terrorismo como forma de dominación global; asimismo, contribuir a formar en la opinión pública un criterio favorable que pueda justificar en cualquier momento una acción violenta contra Irán por parte de Estados Unidos y sus aliados, y de Israel hacia el pueblo palestino.

Lo de las viñetas no es una acción aislada. No olvidar que en el campo de concentración norteamericano ubicado en la Base Naval de Guantánamo contra la voluntad de nuestro pueblo, los guardias yanquis han lanzado el libro sagrado de El Corán al retrete y bailado alrededor de los detenidos cuando tratan de rezar.

La vieja y culta Europa, cuna de este nuevo incidente y donde crecen aceleradamente las corrientes fascistas, Unión Europea mediante, ha dado una respuesta tan equilibrada como hipócrita al asunto: No corresponde a los gobiernos poner límite a la libertad de expresión.

Habría que preguntarle a sus �Majestades� de la UE si su concepto de libertad de expresión incluye el irrespeto a todos los credos religiosos y a la multiculturalidad, o se corresponde con su irrestricta filiación a la doctrina neoliberal del Pensamiento Único.

Mientras, del lado de allá del Atlántico, el Emperador, con su proverbial cinismo ramplón, dijo lacónicamente que condenaba la violencia. Huelgan los comentarios. Solo basta decir como el Cabo Pantera: �?¡Qué clase �e tipo!�.

Detrás de toda esta situación está el neofascimo que promueve la muy peligrosa tendencia del antiislamismo y de la fobia al Islam para hacer realidad la guerra entre las civilizaciones y justificar su sueño fanático de dominar al mundo.