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La mujer del Sopapo
Por Fefita Gutiérrez Ferrer
Foto: Roly Montalván
[06.03.2006]-Actualizado 1:10 pm de Cuba
El ardor del Sol había apagado la humedad del rocío en vegetales y hortalizas cultivados en la Cooperativa de Créditos y Servicios (CCS) fortalecida, Eduardo Alfonso, en Batabanó, la cual preside María Mercedes Hernández Borges, una de las pocas mujeres promovidas a este cargo de dirección en la provincia.
Mientras protegía los productos recolectados de los fuertes rayos del Astro Rey, entonaba una décima del poeta güinero Omar Mirabal: Admiro a esa campesina/ que desde su campo verde/ cultiva el surco y no pierde/ su ternura femenina...
La voz de Mirelys Rodríguez Díaz —nuestra guía y secretaria de la FMC en Batabanó— la hizo volverse sorprendida: "¿Y eso tú por aquí a esta hora?, ¿tenemos reunión extraordinaria o pasó algo? Hace poco estuviste por aquí", preguntó con cierta desconfianza. "No, Mechi, es una sorpresa y, a la vez, un reconocimiento a tu entrega y consagración al trabajo", le respondió Mirelys.
Entonces, bajo un bohío improvisado para guarecerse del Sol, solícita y amable accedió al diálogo.
"Soy secretaria de la Delegación No.1, Bloque 24 y además ostento la Distinción 23 de Agosto. Formo parte de la cantera de reserva de la FMC y, junto a Jorge Luis Bárcenas Lugo (el otro presidente cercano a su área) promuevo actividades campesinas que realizamos tanto en la cooperativa, como en la comunidad.
"Dirijo un colectivo compuesto por 18 trabajadores desde 2001. Laboran en cultivos varios y ganadería. También soy casada y tengo dos hijos: uno en primaria y otro en secundaria. Pero Luis Alfonso (mi esposo) y Jorgito me apoyaron mucho y pude desempeñar mis funciones sin problemas.
"Al principio fue terrible. ¡Imagínese que el Presidente que estaba antes en la ANAP en el municipio no quería que una mujer fuera la presidenta: ‘¡Ustedes están locos! Ella no podrá resolver los problemas. No es lo mismo un presidente que una presidenta’, decía... y cosas por el estilo.
"Pero acepté. No solo asumí el reto, sino que enfrenté a los que desconfiaron de mis posibilidades de realización. Con empeño, tesón, perseverancia y, sobre todo, con resultados productivos y en las utilidades, sumé voluntades y vencí a los huraños y recelosos. Demostré que las mujeres sí podemos hacer este y cualquier otro trabajo como hacen los hombres... y hasta ganarles. ¡Fíjese si podemos, que también formo parte de la reserva de la Agricultura Urbana.
"Se trabaja con diversos productos como ajo porro, zanahoria, cebollino, remolacha, perejil, culantro, col, tomate y lechuga, entre otros. La tierra es colectiva y esto permite el ingreso a la CCS; o sea, todo va al fondo de la Cooperativa. Los ingresos son favorables. Por ejemplo, de mayo a diciembre el huerto aportó 10 270 pesos. Cuando las cosas salen mal me disgusto mucho. ¡No quiera saber cómo me pongo!
"Mantengo buenas relaciones con los trabajadores, pero aplico la máxima de: cuando comienza el deber, termina la amistad.
"Para mí es un orgullo ver cómo lo que se siembra crece, prospera, se pone lindo y después produce. Es verdad que es duro, pero lograr ese fruto es mi mayor orgullo. Felicito a todas las mujeres por nuestro Día Internacional, especialmente a la mujer campesina y cooperativista."
Emprendimos el regreso y dejamos a Mercedes con la mirada fija en su plantío creciendo desde abajo, como testimonio de alta productividad en las manos y el talento de una mujer del Sopapo.