TODAY'S ECUADOR IS NOTHING LIKE IT USED TO BE
By Manuel E. Yepe
http://manuelyepe.wordpress.com/

A CubaNews translation.
Edited by Walter Lippmann.

It is
becoming a rule that Latin American oligarchies removed from power by revolutionary processes respectful of the institutions of the old system, organize campaigns with support from the intelligence and subversion organizations of the United Statesagainst the democratic order that popular governments zealously defend because it was this same order that made possible their coming to power by the will of the people expressed at the ballot box.

Ecuador's impressive achievements in education and health, in reducing poverty, inequality and unemployment; as well as in the protection of persons with disabilities, have placed it among the countries with the highest human development in the continent. The people have regained hope, faith in themselves and have developed a national project based on social cohesion.

Material advances include a road network unifying the country; large dams generating non-oil based alternative energy which provides infrastructure and governance in the country.

Additionally, the unquestionable merits of Rafael Correa in the exercise of external relations and his successful performance as President pro tempore of CELAC help explain the furious reaction against the prestigious president that Ecuadorian patriots are suffering

Correa's courage
in refusing to accept a financial aid program amounting to 50 million dollars in exchange for cancelling the political asylum granted to Edward Snowden in the Ecuadorian Embassy in London, speaks volumes about the firmness and decency that safeguard the nation's sovereignty, human rights and international law.

Or the brilliance and firmness with which the Ecuadorian government has conducted its confrontation with the transnational oil company Chevron leaving a trail of devastation in the Amazon areas where it operated until 1992. Chevron was responsible for 1400 deaths and an environmental disaster that villagers have been fighting in the courts for more than two decades without getting compensation from Chevron.

The enormous popularity of Correa has so far frustrated the strategies and tactics prescribed in the US subversion manuals.

But the oligarchy and its advisers in Langley and Wall Street decided to take advantage of Ecuador´s unfavorable situation resulting from low oil prices, the proximity of Pope Francis' visit, and the 2017 presidential elections. These are in addition to the tenacious media campaign against President Correa, street protests of unprecedented violence which, though of little importance in terms of citizen participation, are being magnified by the national and foreign media – controlled by Washington and describing them as "large popular demonstrations presaging the speedy overthrow of Correa".

With unfounded slogans against the presidential bill on "Wealth Redistribution which would affect less than 2% of the wealthiest sectors of the population for the benefit of the majority and the draft Capital Gains Tax which seeks to curb the illegal profits of speculators in the sale of land and property a new imperialistic and oligarchic attempt was launched in Ecuador on June 8 to overthrow President Correa by stoking protests, primarily in Quito, the capital, and in the port of Guayaquil, a right-wing bastion.

The streets of some Ecuadorian cities saw the reproduction of tactics used in the so-called color revolutions that have already been seen in several Middle East countries, the periphery of the former Soviet Union and in Venezuela last February designed and driven by "non-governmental" organizations that are fronts for the CIA at the service of Washington's foreign policy.
 
Amplified
by the oligarchy's and the empire's media machinery, events in the destabilization plan followed the usual script in the cycle of attempted coups against the region's independent governments.

Initially, President Correa advised the opposition to call off demonstrations and resort to the revocation consultation that the Ecuadorian Constitution establishes with regard to the terms all authorities elected by popular vote.

Since the opposition did not accept this, and in view of the destabilizing escalation, Correa decided to temporarily withdraw the bills and convene a national debate to socialize and examine those bills with the people during at least 90 days, to promote a peaceful atmosphere for the reception of Pope Francis between July 5 and 8.

If the national dialogue indicates that the poor would be negatively affected by any of these laws, as the right-wing cynically claims, their submission would be canceled immediately, said Correa.

June 24, 2015.
   
    EL ECUADOR DE HOY NO ES EL DE ANTES
Por Manuel E. Yepe
http://manuelyepe.wordpress.com/

Se va haciendo una regla que las oligarquías latinoamericanas desplazadas del poder por procesos revolucionarios respetuosos de las instituciones del viejo sistema, organicen campañas -con apoyo de las organizaciones de inteligencia y subversión de Estados Unidos- contra el ordenamiento “democrático” que los gobiernos populares defienden con ardor porque fue éste el que hizo viables sus ascensos al poder por la voluntad del pueblo expresada en las urnas.

Los impresionantes logros de Ecuador en educación y salud, en la disminución de la pobreza, las desigualdades y el desempleo; así como por la protección de las personas con discapacidades, le han situado entre los países de mayor desarrollo humano en el continente. El pueblo ha recuperado la esperanza, la fe en sí mismo y cuenta con un proyecto nacional basado en la cohesión social.

Hay una obra material que incluye una red de carreteras que unifica al país y grandes presas generadoras de energía alternativa del petróleo que aportan infraestructura y gobernabilidad al país.

Añádanse a ello, los méritos incuestionables de Rafael Correa en el ejercicio de las relaciones externas y su exitoso desempeño como presidente pro témpore de CELAC y se tendrá la explicación de la furiosa reacción contra su prestigioso Presidente que están sufriendo los patriotas ecuatorianos.

La valentía demostrada por Correa al rechazar el acceso a un programa de ayuda financiera por un monto de 50 millones de dólares a cambio de cancelar el otorgamiento de asilo político a Edward Snowden en la Embajada ecuatoriana en Londres, habla de la firmeza y decencia con que salvaguarda la soberanía de su nación, los derechos humanos y el derecho internacional.

O la brillantez y firmeza con que el gobierno ecuatoriano ha venido manejando su enfrentamiento con la trasnacional petrolera Chevron que dejó una estela de devastación en zonas amazónicas en las que operó hasta 1992 que ocasionó unas mil 400 víctimas mortales y un desastre ambiental por el que los pobladores han litigado por más de dos décadas sin conseguir que Chevron les indemnice.

La enorme popularidad de Correa ha hecho fracasar hasta ahora la estrategia y las tácticas que recetan los manuales de subversión de Estados Unidos. Pero la oligarquía y sus asesores de Langley y Wall Street decidieron aprovechar la desfavorable coyuntura derivada para Ecuador de los bajos precios mundiales del petróleo y la proximidad de la visita del Papa Francisco así como de las elecciones presidenciales del 2017, para incorporar a la tenaz campaña mediática contra el Presidente, protestas de calle de inusitada violencia que, aunque de escasa entidad en cuanto a la participación ciudadana, son magnificadas por los medios de prensa nacionales y extranjeros que controla Washington, identificándolos como “grandes manifestaciones populares que presagian el pronto derrocamiento del gobierno de Correa”.

Con infundadas consignas contra la iniciativa presidencial de Ley de Redistribución de la Riqueza -que afectaría a menos del 2 % más rico de la población en beneficio de las mayorías- y el proyecto de Impuesto sobre la Plusvalía -que busca frenar las ganancias ilegítimas de los especuladores en los actos de venta de terrenos y propiedades, el 8 de junio se puso en marcha en Ecuador un nuevo intento imperialista y oligárquico para derrocar al Presidente Correa azuzando protestas, principalmente en Quito, la capital del país, y en el puerto de Guayaquil, bastión de la derecha.

Las calles de algunas ciudades ecuatorianas reprodujeron tácticas de las llamadas revoluciones de colores que ya se han visto en varios países del Medio Oriente, la periferia de la desaparecida Unión Soviética y en Venezuela en febrero último, diseñadas e impulsadas por entidades “no gubernamentales” que son fachadas de la CIA al servicio de la política exterior de Washington.

Amplificados los hechos por la maquinaria mediática de la oligarquía y el imperio, el plan desestabilizador siguió el guión habitual del ciclo de intentos golpistas contra los gobiernos independentistas de la región.

Inicialmente, el presidente recomendó a los opositores que abandonaran las movilizaciones y recurrieran a la consulta revocatoria que la constitución de Ecuador establece respecto al mandato de todas las autoridades elegidas mediante voto popular.

Comoquiera que la oposición no aceptó, Correa decidió ante la escalada desestabilizadora retirar temporalmente las iniciativas de ley y convocar a un debate nacional que socialice y confronte con el pueblo esos proyectos legislativos durante no menos de 90 días, a fin de que exista un clima pacífico para el recibimiento del Papa Francisco entre el 5 y el 8 de julio próximo.

Si en el diálogo nacional se observara que los pobres serían afectados negativamente por alguna de estas leyes, como afirma cínicamente la derecha, la presentación de ésta sería cancelada inmediatamente, afirmó Correa.

Junio 24 de 2015.