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Mileyda Menéndez

4 de marzo de 2006

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El bombillo rojo de lo urgente

Muchos han sido los correos llegados a nuestra redacción para compartir o criticar la posición de JR con relación a la serie La cara oculta de la Luna. Por la importancia del debate que se ha generado, invitamos a nuestros lectores a formar parte de este

José Luis Estrada Betancourt y Randol Peresalas

joselestrada@jrebelde.cip.cu
Fotos: Geni

Aunque en el fondo lo deseábamos, nunca imaginamos que el artículo No tan oculta, y sí ineludible, publicado en estas páginas, despertaría tanta polémica entre los lectores. Más allá de lo que pueda significar para nosotros el apoyo mayoritario hacia este trabajo —lo que como es lógico nos alegra—, lo interesante continúa siendo que el área de debate se expande y abarca todos los sectores de la sociedad. Es por ello que nuestro objetivo ahora es establecer un diálogo, cuya esencia se centre en la función social de La cara oculta de la Luna, más que en lo estrictamente estético, y donde la pluralidad de criterios sea el denominador común.

Son muchos los correos electrónicos y las llamadas telefónicas recibidas a partir del pasado 25 de febrero, en su mayoría apoyando nuestros planteamientos, pero también han llegado otros que discrepan. Ese es el caso, por ejemplo, de algunos trabajadores de la Asamblea Municipal del Poder Popular de Florida, Camagüey, quienes se reunieron para debatir el capítulo transmitido el 1ro. de febrero.

Según consta en el mensaje, este no llevaba “el nivel educativo que requieren nuestros jóvenes, por no estar al nivel de los valores éticos y morales que caracteriza a los mismos; además, esta situación es inquietud y preocupación de padres de niñas de tempranas edades”. Ellos refieren que muchos televidentes de dicho municipio se pasman por la salida al aire de esta serie, y es que —argumentan— “no es común ver en nuestra televisión programas de estas características, pues todos ellos llevan un mensaje político y educativo acorde con nuestros principios revolucionarios”.

Juventud Rebelde, siguiendo su política de hacer extensivas las opiniones de sus lectores a aquellos organismos que la generan, hizo llegar a la División de Dramatizados de la TVC la inquietud anterior. Magda González Grau, directora de este departamento, respondió: “Cuando decidimos abordar estas temáticas en el espacio, estábamos convencidos de que surgirían reacciones en nuestro pueblo, pues no son temas que se acostumbran a tocar en el género de dramatizados. Sin embargo, nuestro público debe conocer que desde hace unos tres años estos asuntos son tratados por otros espacios como Hablemos de Salud y Vale la pena, de manera abierta y directa. Pero no han tenido el impacto que se deseaba, puesto que las estadísticas reflejan que el sida sigue propagándose, y conductas negativas como la promiscuidad y la asunción de la sexualidad de manera irresponsable continúan proliferando en nuestra población.

“Por esto, y cumpliendo con la responsabilidad social que tenemos los realizadores de la televisión, como primera línea de la Batalla de Ideas, se decidió asumir el dramatizado como el género ideal para sembrar mensajes, a través de la emoción y de la identificación de los espectadores con los dramas humanos.

“Para escribir y realizar esta telenovela se acudió a la asesoría de especialistas del Centro de Educación Sexual y del Centro Nacional de Prevención del VIH-SIDA, y todo lo que se refleja en ella forma parte de la realidad de nuestra sociedad. Hasta ahora se han expuesto conductas y actitudes negativas, pero aún faltan las consecuencias de estas actitudes. La enseñanza y la moraleja de las cinco historias están por llegar”.

IDEAS ENCONTRADAS

¿Quién ha dicho que no existen en Cuba jóvenes como Yamina (Ariana Álvarez) y Léster (Alejandro Cuervo)?Desde Moa, Holguín, también nos escribió María Cristina Arderi Rabilero, trabajadora del MINBAS, quien manifiesta sentirse asombrada “en primer lugar, de las palabras utilizadas para definir la fiesta presentada como normal en ese serial... supuestas escenitas ‘fuertes’, y más aún llamar mojigatería ante la reacción de asco, ante algo que daba eso: ASCO. ¿De qué rescate de valores presumimos nosotros, si vemos como normal ese tipo de cosas? Aunque sucedan en realidad, y no lo dudo, ¿se puede ver como algo normal esa depravación, falta de pudor y hasta de fidelidad y respeto por los amigos? ¿Hay algo positivo en estas relaciones y modo de actuar? ¿Es algo bonito e ‘instructivo’, como dijo la vecina de Cojímar la ‘clase’ sobre actuación sexual que dio Yamina a Amanda, antes de que esta se acostara con Léster?

“Parece mentira que series como esta se exhiban en las pantallas de la Televisión Cubana, y más aún, que falten al respeto a quienes reaccionamos en contra de ellos. ¿No nos enorgullecemos de ser un país muy culto? ¿Dónde está esa cultura?, ¿dónde? El tema del VIH hay que tratarlo fuertemente para intentar frenarlo, pero creo que este serial hasta el día de hoy no ha enfocado el tema de la forma correcta o ha incluido formas que lejos de educar, deforman. ¿Por qué no se dice que el preservativo no protege totalmente del peligro de contagio? Eso se sabe, como se sabe que la estabilidad de la pareja y la fidelidad son las cartas de triunfo ante esta terrible enfermedad, y de eso ni se habla.

“¿A dónde vamos a parar con este tipo de mensajes que llegan a nuestros hogares por un medio que es tan usado en este país? En ningún momento se ha puesto en la boca de algún personaje normal de La cara oculta... el hecho de que las relaciones sexuales en adolescentes de 14 años promedio son inaceptables, que sus cuerpos y sus mentes no están preparados para esto, que todo tiene su momento, que es bonito el amor cuando surge, pero que no necesariamente este amor es sinónimo de relación sexual. Lo lamentable no es solamente la falta de comunicación o el extremismo de la madre de Amanda, lamentable son también las palabras de la madre de Yamina que acepta sin problemas las relaciones de su joven hija, solo preocupándole ‘si se protege o no’.  Recuerden los productores, realizadores y todo el que tiene que ver con esto que hay cosas que no pasan de moda: LA MORAL, EL PUDOR, EL RESPETO, LA AMISTAD y el AMOR VERDADERO, esos VALORES son los mismos aunque se use la maxifalda o se lleve el ombligo afuera, esas son modas, los otros son PRINCIPIOS que diferencian a las personas de los animales”.

Sin embargo, Norberto, trabajador de la cadena Meridiano, de Cubalse, considera que en la medida que seamos más receptivos con la realidad, seremos más cultos. “Una vez más se comprueba que nuestro pueblo es instruido, sabe apreciar lo que educa a las generaciones que nos suceden. ¡Qué ejemplo más bonito el de la señora de la pizza! Los sonrojados científicos, con los pies en la Luna, que ojalá sean pocos, deben comprender que nuestra juventud no solo es incondicional a nuestro proceso, a nuestras tradiciones patrióticas; también es incondicional a la realidad, a la verdad.

“Fidel y Raúl nos acostumbraron a eso, a decirnos la verdad, sin tabúes ni miedos. Cuando hubo que hablar de drogas, se habló; cuando ha sido necesario decir públicamente que nos equivocamos, se ha dicho. Eso el pueblo lo observa, lo aprecia con un alto grado de pertenencia. No se debe temer a exponer problemas sociales de esa envergadura, considero que son necesarios, cuánta profilaxis hemos recibido. Vengan series como esas, así protejo a mis hijos, y, a su vez, aprenden ellos”.

Pero va más lejos el licenciado Junior Montero Jiménez, especialista en Promoción y Educación para la Salud en Majagua, Ciego de Ávila: “Resulta llamativo, que, a pesar de los logros sociales y educativos de la Revolución Cubana, del nivel cultural de la mayor parte del pueblo y de las campañas educativas ya lanzadas, el tema que analiza la serie La cara..., se siga considerando escabroso, tabú o delicado. ¿Será que se está mintiendo? ¿Podría acaso ser que no existen Amandas o Yaminas en nuestras secundarias o adolescentes como Léster o Néstor en nuestras calles? ¿No será acaso, que son la autonegación reconfortante y el empecinamiento machista los que han evitado lo que los autores del artículo llamaron acertadamente ‘abordaje frontal de la problemática del VIH-SIDA’?

“¡Por favor! ¿Qué estudio de los diversos dilemas sociales pueden llevar a un especialista en el tema a afirmar que la juventud cubana, aunque en ventaja respecto a sus contemporáneos de otros países, raya en la perfección? ¿Cómo consumen los innumerables estudios que muestran que aún persisten numerosas conductas de riesgo que, eventualmente, siguen llevando a nuevas infecciones con VIH? Creo que debemos reconocer que, aunque extremo, al ser el centro de un conflicto dramático, la historia

de los protagonistas y los que se mueven a su alrededor es perfectamente válida y que ‘huele’ a real. Vuelvo entonces a discrepar y no creo que lo visto, en lo absoluto borre o desdibuje los hermosos y sólidos valores de la mayoría de la juventud en Cuba. Por el contrario, es mi percepción, que son la lealtad y el amor de nuestros jóvenes, poderosas armas para enfrentar desde su propio ángulo comportamientos analizables por su repercusión social y personal.

“Mi cercanía en lo profesional y personal a muchos estudiantes me dice, sin embargo, que son más los que la ven y disfrutan que los que la cuestionan. Y mientras uno solo de ellos la vea, la disfrute y promueva las conclusiones a las que llegó con sus compañeros, la serie cubana ya estará cumpliendo parte de su cometido. Apuesto a que por decenas de miles cuando menos, los jóvenes y los no tanto, se miran hoy en el espejo que se ofrece, más allá de la fidelidad con que perciben la imagen o la calidad de quien la refleja”.

HAY MUCHAS MARGARITAS

Por los comentarios recibidos pudimos percatarnos de que no tener a mano el diario no impidió que el artículo fuera conocido por gran cantidad de personas. Así al menos sucedió con Yudelcy Rodríguez Román, técnico en Informática, quien lo encontró gracias a su prima, estudiante de tercer año de esa carrera en la Universidad de las Ciencias Informáticas. “Lo que más me llama la atención —asegura—, son las opiniones que aparecen en el escrito. Tengo 31 años y un niño de cuatro, y en estos momentos soy madre soltera. Desde ya, tal como están los tiempos, trato de ir creando en él confianza.

“Reconozco que al principio el tema no me cayó muy bien; me pareció un poco fuerte tratarlo en un espacio estelar. Sin embargo, es una telenovela educativa. Las personas que han emitido criterios negativos parece que han olvidado su etapa de la adolescencia, la más difícil en la vida de una persona. Quizá se deba a que cuando lo eran no existía esa enfermedad, pero habían otras. 

“Mi adolescencia la pasé becada, y nadie supo decirme nada de nada. En realidad, mi mamá siempre estaba ocupada y no podía atender ‘otras cosas’, y aprendí y leí y experimenté, y me di buenos choques y saqué buenas experiencias yo solita, pero lo que me hacía falta, la confianza, no la tenía. Más o menos, un caso igual al de Amandita, casi igual, porque yo sí salía, tenía mis noviecitos, y conversaba mucho, pero con mis amiguitas. Actualmente, quedan muchas Margaritas y muchos Léster, pero hay también mucha información sobre las ITS. Eso es lo importante. Todavía a muchos jóvenes les cuesta trabajo asumir el condón y no tienen sexo protegido.

A la televidente Teresita Hernández le gusta La cara..., pero le parecen un poco exageradas algunas escenas. Y ejemplifica: “Es poco creíble la ingenuidad de los padres de Amanda, los cuales no eran capaces ni de sospechar de la hija al extraviarse el dinero, cuando esa casa, al parecer, no la visita nadie más”.

Quizá Anubis Martínez, abogado de 38 años, que labora en el Banco Internacional de Comercio, en la capital, pueda esclarecer un poco la preocupación de Teresita. “Independientemente de nuestra preparación, de los títulos universitarios, a veces nuestros ojos no ven o no quieren ver lo que realmente existe, y el oído escucha las mentiras con igual respeto que las verdades. Se pierde la capacidad de meditar y se ve cualquier reflexión como un sarcasmo, e incluso, se llama hereje al que busca y dice la verdad.

“La telenovela es un ejemplo de lo que estamos viviendo actualmente, el preludio de lo que pudiera ocurrir, si no atacamos a tiempo, si no mostramos con ‘crudeza’ los caminos por los que andamos y las paradas que invitan a sentarnos. No veo exageraciones en el programa, sino un intento por encender el bombillo rojo de lo urgente, de la prevención. Creo que es una crítica a la rutina, a la vulgaridad, a la vanidad, a la envidia, a la deshonestidad, a la ingratitud... No hay contradicción sino convergencia. No tiende a confundirse, sino a diferenciarse”.

LA SERIE, LA CASA, LA ESCUELA

Adriana Sánchez, miembro del colectivo de Movitel, cree que muchas de las cosas que ocurren hoy con los jóvenes se deben a que “los padres piensan que sus hijos son bebés y no se percatan de que ellos crecen, y se conforman con callar y esperar a que explote la bomba.

“No tengo hijos, pero sí una sobrina que tiene diez años y son sorprendentes los cuentos que me hace de la escuela y sus amiguitos y de veras que hacía falta un espacio donde se reflejara la realidad de lo que pasa fuera y dentro de la casa. Cuando empieza la novela ella se sienta a mi lado y al terminar me pregunta muchas cosas que, como es lógico, no entiende. Pero no dejamos de explicarle cualquier duda, lo que buscamos es la forma más sencilla para que comprenda...”.

Ibet García Álvarez, estudiante de segundo año de Periodismo en la Universidad de Oriente, opina que lo peor es estar desinformados. “Pero esto no se lo debemos dejar solo a La cara..., la escuela, eslabón fundamental en la formación general integral de las nuevas generaciones, y la familia, deben contribuir con fuerza a informar. La regla tiene que ser que los profesores sean como los de la serie en cuestión, que desborden comprensión, apoyo incondicional y conciencia abierta”.

Por su parte, Maité Correa Varona toca uno de los puntos neurálgicos a la hora de enfrentar esta propuesta de la TVC. “Soy joven, y es cierto que la situación con respecto a las enfermedades de transmisión sexual es preocupante, porque a pesar de todas las informaciones que tenemos a mano, nunca pensamos que nos pueda tocar a nosotros”.

En esa misma cuerda se mueve Albin Amat Reyes, estudiante de segundo año de Ingeniería Informática, en la Universidad de las Ciencias Informáticas, quien al principio no le interesó la serie. “El tema realmente me atrapó cuando me di cuenta de la intención de sus autores de mostrar realmente lo que nos puede ocurrir a cualquiera de nosotros, si nuestra única ambición es ser simplemente más populares o seguir ciertos patrones desviados, porque resultan aparentemente más atractivos”.

No le tiembla el pulso a Polet Giral, de 21 años, graduada de enfermería, para escribir que “la juventud de hoy es muy promiscua, no piensa lo que hace. Dice: Para qué voy a usar eso (preservativo), si yo no voy a coger ninguna enfermedad. Y es así, porque yo lo he podido escuchar. Hay que hacer conciencia para ver si se les quita el miedo a usarlo, porque de ese modo cuidamos más la vida”.

Neybis Laurencio Ricardo, trabajadora de la empresa Comandante Ernesto Che Guevara, en Moa, donde se desempeña como ingeniera geóloga, apunta que “nuestros jóvenes, desgraciadamente, están expuestos a estas inclinaciones, sobre todo en estos momentos en que la sensatez y la prudencia se encuentran, hasta cierto punto, descuidadas y que, por desventura, la educación de nuestros hijos y hermanos se ha ido dejando solo, y exclusivamente, a los planos escolares, sin darnos cuenta en verdad de lo necesario e imprescindible de una educación cultivada y fomentada en el seno del hogar, y, sobre todo, basada en el diálogo y el entendimiento.

“No solo son los jóvenes y adolescentes los que se ven reflejados en esta telenovela. Nos encontramos también con padres que, por desgracia, existen hoy y quienes además no siempre cuentan con el apoyo de un tercero para mejorar su relación con sus hijos. ¿Es el caso del padre de Néstor único en su tipo? ¿O acaso es Roxana la única madre que permite que sucedan este tipo de cosas en el hogar? ¿O será que tal vez Margarita y Rolando son los únicos en nuestro país que creen saber todo lo que necesita una persona de la edad de Amanda? No. En nuestra sociedad existen personas que se empeñan en inculcarles a sus hijos valores como la confianza, el respeto y fidelidad, pero existen todavía hombres y mujeres machistas, padres que sobreprotegen a los hijos, mujeres que por su condición de madres centran todos sus recursos en la ‘educación’ del hijo, sin percatarse de que al descuidar su matrimonio arrojan por la ventana la familia en sí. Vemos todos los días a personas que obligan a los hijos a hacer o participar de sueños suyos y adoptarlos como propios, sin recordar el derecho de cada persona como ser independiente, a tomar sus propias decisiones”.

Para Jany Ramos Mosqueda la solución está clara: “Creo que mientras más se hable con los jóvenes de forma desenfadada será mejor para todos, porque la información que no encuentren en sus hogares la buscarán en la calle y la mejor forma de proteger a alguien es mostrándole los caminos, con ventajas y desventajas, y dejándole escoger el que quiera seguir”.

NO SOMOS PERFECTOS

Lourdes Sesma Rodríguez: “Es cierto que los padres son los principales encargados de lograr con amor y con confianza que sus hijos no tengan esta conducta, pero como todos sabemos, los adolescentes son muy inestables y, además, la gran mayoría de las veces no escuchan consejos de nadie, pues piensan que ya son maduros y lo conocen todo de la vida.

“Soy madre de dos adolescentes: una muchacha de 17 años y un muchacho de 15 años —comenta Eugenia Torres Cañaveral, especialista en Contabilidad—. Lo único que lamento es que mis hijos, que están becados, no la puedan ver, porque creo que se ajusta mucho a las cosas que ocurren. Sería bueno que retransmitieran la novela en las vacaciones para que quienes no la han podido ver, como mis hijos, lo hagan”.

Especialista de 1er. Grado en Higiene y Epidemiología, el holguinero Carmelo Trujillo Machado piensa que “debemos buscar otros caminos educativos. Todo lo que refleja La cara... sí existe, y es la causa de que muchas personas lamenten sucesos, enfermedades y otros problemas que, pudiendo evitarse, todavía persisten. Doy la bienvenida a todo lo que de alguna forma u otra nos haga reflexionar. Lo más importante es captar el mensaje y aplicarlo a nuestras vidas para evitarnos problemas nosotros mismos, a nuestros hijos; para mejorar la comunicación y para formar parte cada día de una sociedad mejor. 

Como puede apreciarse, no todo está dicho. No hemos terminado este trabajo y continúan llegando opiniones. Y qué bien, porque al menos se ha cumplido con una parte importante del propósito de La otra cara de la Luna: debatir antes que juzgar.

 

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