PUNTO FINAL No. 828
May 29, 2015

“We are all Diosdado”
by Ricardo Alarcón de Quesada

A CubaNews translation. Edited by Walter Lippmann.

Issued on March 9, President Obama’s Executive Order tagging Venezuela as “an unusual and extraordinary threat to the US national security” and declaring “a national emergency to deal with this threat” caused justified alarm and widespread rejection throughout the Continent and beyond. It was not the first time that Washington used a language as arrogant as it is irrational. History is brimming with examples of how the Empire has made use of such accusations to launch military attacks and break international law in various ways. They used similar words to justify their brutal armed invasions of Panama and the tiny island of Granada, among other outrageous acts which crushed defenseless populations and brought death and destruction to nations stripped of their independence as a result.

Despite worldwide disapproval, the number of media campaigns against Venezuela has increased since then through a US-led propaganda apparatus that is now especially concentrating its attacks on the Bolivarian Republic of Venezuela’s National Assembly President Diosdado Cabello. They are accusing him of being linked to international drug trafficking, a slanderous and yet unproved charge rapidly echoed by hundreds of newspapers and other media from all over the world.

Who is Diosdado Cabello and why is he under attack?

Ever since he was a young officer, he joined Hugo Chavez in the struggle against the abuse and corruption that marked the Fourth Republic and after that, in the peaceful transformation conducted by the Bolivarian Revolution. He played a key role in the popular movement of resistance that thwarted the fascist coup in 2002 and returned Chavez back being head of State for which he had been democratically-elected by most Venezuelans.

In a clumsy maneuver to divide Chavismo, and following Chavez’s unfortunate death, the same hardcore right-wingers who are now vilifying him tried to make him President of the Republic, but he adamantly refused. Diosdado Cabello gave a remarkable example of revolutionary firmness and spirit of unity, proving that he is moved by flattery no more than he is by threats.

Neither the conservative right nor imperialism forgives his attitude, as it embodies the will of a people bent on remaining independent and sovereign.


 

   
   



Diosdado somos todos

Ricardo Alarcón de Quesada

La Orden Ejecutiva del Presidente Obama definiendo a Venezuela como “una inusual y extraordinaria amenaza a la seguridad nacional de los Estados Unidos” y declarando “una emergencia nacional para tratar con esta amenaza” el pasado 9 de marzo provocó la alarma justificada y el rechazo unánime en todo el Continente y más allá. No era la primera vez que Washington empleaba un lenguaje tan arrogante como irracional. La historia está repleta de agresiones militares y otras violaciones al derecho internacional cometidas por el Imperio valiéndose de semejante formulación. Con esas palabras justificaron brutales invasiones armadas contra Panamá y la diminuta isla de Granada entre otros atropellos con los que aplastaron pueblos inermes y causaron muerte y destrucción en naciones que fueron despojadas de su independencia.

Pese a la desaprobación universal, desde esa fecha se ha intensificado la campaña mediática contra Venezuela. El aparato propagandístico dirigido por Estados Unidos concentra ahora sus ataques especialmente contra Diosdado Cabello, Presidente de la Asamblea Nacional de la República Bolivariana de Venezuela a quien acusan calumniosamente de vínculos con el narcotráfico internacional. Sin presentar prueba alguna el infundio es repetido rápidamente por centenares de periódicos y otros medios de comunicación en todo el mundo.

¿Quién es Diosdado Cabello y por qué lo atacan?

Unido a Hugo Chávez desde que era un joven oficial lo acompañó en su lucha contra los desmanes y la corrupción de la Cuarta República y después en la obra transformadora y pacífica de la Revolución Bolivariana. Fue pieza clave en la resistencia popular que en 2002 derrotó al golpe fascista y reinstauró a Chávez en la jefatura del Estado para la que había sido elegido democráticamente con el voto de la mayoría de los venezolanos.

Cuando se produjo la desgraciada desaparición física de Chávez y la misma derecha ultramontana que ahora lo denigra quiso, en una torpe maniobra para dividir al chavismo, que Diosdado asumiera la Presidencia de la República encontró en él el rechazo más vigoroso. Diosdado Cabello dio un ejemplo extraordinario de firmeza revolucionaria y espíritu unitario. Demostró que no lo doblegan las lisonjas ni las amenazas.

La derecha reaccionaria y el imperialismo no le perdonaron una conducta que lo hace hoy sintetizar la voluntad de un pueblo dispuesto a preservar la independencia y la soberanía. Defender a Diosdado Cabello es defender a Venezuela, es cumplir un deber de solidaridad inexcusable para todo latinoamericano. Porque Diosdado somos todos.