BLESSED IN OSCAR ROMERO FRANCISCO WAVE
By Manuel E. Yepe
http://manuelyepe.wordpress.com/

Google translation. Awaiting the human one.

With an enthusiastic and crowded ceremony in the square Salvador World capital, Salvadorans celebrated the beatification of Archbishop Oscar Arnulfo Romero, paradigm of a Latin American Catholic church committed to social justice in the region that goes beyond the confession and the geographical area to take flag of the peoples of the world engaged in the fight for those values ​​for which he gave his life the unforgettable Central cleric and principles sponsored by the new Pope Francisco.

Since Romero was declared "martyr for hatred of the faith" and that the Truth Commission installed after the signing of the Peace Accords of 1992 confirmed that the prestigious priest had been murdered on the orders of Roberto D'Aubuisson, founder of the party Arena of the Salvadoran right and the death squads in that country, the figure of Archbishop Oscar Romero became gigantic and became the model of "bishop smelling sheep", as advocated that should be all the now Pope Francisco, alluding to the close ties with the poor that should characterize them.

Oscar Arnulfo Romero y Galdamez was born on August 5, 1917 and was assassinated on 24 March 1980. The February 23, 1977, Romero was appointed archbishop of San Salvador.

The March 12, 1977, Rutilio Grande progressive Jesuit priest and personal friend of Romero, who had participated in the creation of groups of self-sufficiency among the poor, was killed. His death had a profound impact on Romero, who later said. "When I saw Rutilio died there told me that if he had been killed for doing what he did, I also have to walk the same path" Romero urged the government to investigate, but ignored his request. The censored press was silent.

Don Rutilio's murder, Romero woke radicalism against poverty, social injustice, murders and torture that had not been evident before.

Romero humanitarian vigor began to be noticed internationally for his alleged persecution of members of the Catholic Church who had worked in favor of the poor. In less than three years, more than fifty priests had suffered attacks or threats and killings were six martyrs. Some had been tortured and others deported. The nuns had also suffered persecution.

"If all this happens with obvious representatives of the church, Romero -reflexionaba can guess what will happen to ordinary Christians, farmers, catechists, lay ministers and basic Christian communities against those who have been arrests, torture and murder in number the hundreds and thousands.

"But it is important to note that not any or every priest has been persecuted, not any and every institution has been attacked. The part of the church that was attacked and persecuted is the one sided with the people and came to the defense of people. Here again we find the same key to understanding the persecution of the church: the poor, "said Romero.

At the time of his death, Blessed today had accumulated a wealth of followers among Salvadorans. He had succeeded largely with his weekly radio sermons denouncing disappearances, torture and murder. These were followed by a speech by one hour on the radio the next day. On the importance of these issues, one writer noted "the sermons of Archbishop Sundays were the main source of what was happening in El Salvador. They were more attuned than any other program in the country. The lists of torture appeared in" counseling "his diocesan weekly.

The night that Romero was shot to death while celebrating Mass in a small chapel on a hospital called "Divine Providence", had called the Salvadoran soldiers, as Christians, to obey God's command and to cease the repression and violations of basic human rights. As he finished his sermon, Romero was at the center of the altar and then shot him.

In those moments, smoke bombs exploded in the streets near the Cathedral and gunshots were coming from neighboring buildings, including the National Palace.

Many people were shot and the stampede of people fleeing from the explosions and gunfire; official sources reported 31 fatal casualties, while journalists estimated at between 30 and 50 dead.

Amid the shooting, Romero's body was buried in a crypt beneath the sanctuary and tradition says that there was honor to the martyr bishop, Blessed Romero and become on the way to Santo future of the Catholic Church.

May 23, 2015.
   
   
BEATO OSCAR ROMERO EN LA ONDA DE FRANCISCO
Por Manuel E. Yepe
http://manuelyepe.wordpress.com/

Con una entusiasta y multitudinaria ceremonia en la plaza Salvador del Mundo de su capital, los salvadoreños celebraron la beatificación de Monseñor Oscar Arnulfo Romero, paradigma de una iglesia católica latinoamericana comprometida con la justicia social en la región que trasciende a esa confesión y ese espacio geográfico para hacerse bandera de todos los pueblos del mundo empeñados en la lucha por aquellos valores por los que dio su vida el inolvidable clérigo centroamericano y los principios patrocinados por el nuevo Papa Francisco.

Desde que Romero fue declarado “mártir por odio a la fe” y que la Comisión de la Verdad instalada tras la firma de los Acuerdos de Paz de 1992 confirmara que el prestigioso sacerdote había sido asesinado por orden de Roberto d´Aubuisson, fundador del partido Arena de la derecha salvadoreña y de los escuadrones de la muerte en ese país, la figura del arzobispo Oscar Romero se agigantó y se convirtió en el modelo de “obispo con olor a oveja”, como propugna que debían serlo todos el hoy Papa Francisco, aludiendo a los estrechos vínculos con los pobres que debía caracterizarlos.

Óscar Arnulfo Romero y Galdámez nació el 5 de agosto de 1917 y fue asesinado el 24 de marzo de 1980. El 23 de febrero de 1977, Romero fue nombrado arzobispo de San Salvador.

El 12 de marzo de 1977, Rutilio Grande un sacerdote jesuita progresista y amigo personal de Romero, que había participado en la creación de grupos de autosuficiencia entre los pobres, fue asesinado. Su muerte tuvo un profundo impacto sobre Romero, quien más tarde declaró: "Cuando vi a Rutilio ahí muerto me dije que si a él lo habían matado por hacer lo que hizo, yo también tendría que recorrer el mismo camino”. Romero instó al gobierno a investigar, pero hicieron caso omiso a su petición. La prensa censurada permaneció en silencio.

El asesinato de Don Rutilio, despertó en Romero un radicalismo contra de la pobreza, la injusticia social, los asesinatos y las torturas que no había sido evidente antes.

Los bríos humanitarios de Romero comenzaron a ser notados internacionalmente por sus denuncias de la persecución de los miembros de la iglesia católica que habían trabajado en favor de los pobres. En menos de tres años, más de cincuenta sacerdotes habían sufrido ataques o amenazas y ya había seis mártires por asesinatos. Algunos habían sido torturados y otros expulsados del país. Las monjas también habían sufrido persecución.

“Si todo esto sucede con representantes evidentes de la iglesia, -reflexionaba Romero- puedo adivinar lo que sucederá a cristianos ordinarios, campesinos, catequistas, ministros laicos y a las comunidades eclesiales de base contra quienes ha habido detenciones, torturas y asesinatos, en número en los cientos y miles.

“Pero es importante notar que no cualquier ni cada sacerdote ha sido perseguido, no cualquier ni cada institución ha sido atacada. La parte de la iglesia que ha sido atacada y perseguida es la que se puso del lado del pueblo y salió en defensa de las personas. Aquí otra vez nos encontramos con la misma clave para comprender la persecución de la iglesia: los pobres” ha dicho Romero.

En el momento de su muerte, el hoy Beato había acumulado una enorme caudal de seguidores entre los salvadoreños. Lo había logrado en buena medida con sus sermones semanales por radio denunciando desapariciones, torturas y asesinatos. Estos eran seguidos por un discurso de una hora de duración en la radio al día siguiente. Sobre la importancia de estas emisiones, un escritor señaló "los sermones del arzobispo los domingos eran la fuente principal de lo que estaba sucediendo en El Salvador. Tenían mayor sintonía que cualquier otro programa en el país. Las listas de casos de tortura aparecían en “Orientación”, su semanario diocesano.

La noche en que Romero fue mortalmente baleado mientras celebraba Misa en una pequeña capilla ubicada en un hospital llamado "La Divina Providencia", había llamado a los soldados salvadoreños, como cristianos, a obedecer una orden de Dios y a cesar la represión y las violaciones de los derechos humanos básicos. En cuanto terminó su sermón, Romero se situó en el centro del altar y en ese momento le dispararon.

En esos momentos, estallaron bombas de humo en las calles cercanas a la Catedral y hubo disparos de fusil que venían de edificios vecinos, incluyendo el Palacio Nacional.

Muchas personas murieron por disparos y en la estampida de gente huyendo de las explosiones y disparos; fuentes oficiales informaron de 31 bajas fatales, mientras que los periodistas calcularon entre 30 y 50 los muertos.

En medio del tiroteo, el cuerpo de Romero fue enterrado en una cripta debajo del santuario y se dice que se hizo tradición homenajear allí al mártir prelado, convertido en Beato Romero y en camino de devenir Santo de la iglesia católica.

Mayo 23 de 2015.