THE ROOTS OF NORTH KOREA’S DEMONIZATION
By Manuel E. Yepe
http://manuelyepe.wordpress.com/

A CubaNews translation.
Edited by Walter Lippmann.

The ability to create satanic images of its enemies has reached extraordinary levels in the media under the influence of US war propaganda.

Remember Saddam Hussein? Muammar Gaddafi? They were labeled international pariahs, thanks to their demonization and unrelenting media campaigns painting them as the evil incarnate.

Any careful observer may have noticed the contradictory descriptions of these characters by the US corporate media and their satellites around the world. While Hussein and Gaddafi were close to the West and cooperated with US and Europe oil interests they were OK, but later they were demonized and ended up summarily executed: one quasi-legally and the other butchered by “freedom-loving” bandits.

With the above preamble, the U.S. Marxist political analyst Zoltan Zigedy initiates a comprehensive assessment of the mechanisms Washington uses to discredit the Democratic People’s Republic of Korea (DPRK) and its political leaders who stoically resist the siege the West has imposed on them.

Kim Jong-un, the current leader of the DPRK grandson of Kim Il-sung, the founder of the DPRK and a figure revered as a resistance leader against the Japanese occupiers is the third generation of a family holding the leading post.

Western opinion-makers invariably mock this penchant for hereditary secession, while conveniently overlooking over 80 years of hereditary rule in their trusted ally, Saudi Arabia. The other Husseins, the family which has ruled Jordan since its independence, are never derided by the Western press, either. They, too, have been compliant friends of US and European leaders.

Zigedy explains that, during the Soviet era, the DPRK maintained formal relations with the European socialist community but insisting on blazing its own foreign policy path, and the consistent implementation of a philosophy its leaders call Juche.

The Korean War (1950-1953) began when the UN Security Council manipulated by the United States passed a resolution to intervene with troops in an internal conflict on the Korean peninsula. The war ended with the armistice (truce) of Panmunjom and no peace treaty. This gives validity to the UN resolution which legalized the Washington's intervention.

The North Korean posture toward other countries has been shaped profoundly by the experiences of that war which caused the near total destruction of the northern part of the Korean peninsula (today’s DPRK) by US air power and its scorched earth policy.

After the US’s failed attempt to dominate the entire peninsula, and the emergence of the DPRK as an independent country, the communist leaders
founders of the nation proclaimed their determination to find a deterrent to a repeat of that catastrophe. They found that deterrent in the crash development of a nuclear-weapon capability.

Given the US and NATO’s attempt to reorder the world in the Western image
and at its convenience since the demise of Soviet Union, that decision seems, in retrospect, to be both wise and effective, says Zoltan Zigedy.

Despite the fact that the DPRK has remained at peace for over sixty years, the US government and its servile media have maintained an unrelenting campaign of slander and bellicosity against it.

Just as in the case of Cuba in the Western hemisphere, the DPRK has been depicted by corporate media all over the world as a land of prisons and deprivation.

Demeaning the DPRK is a diplomatic obsession with the US. But, although the DPRK does not take slights or insults lightly, they have always offered to unconditionally repatriate US citizens charged or imprisoned for various illegal acts, like those performed by Evangelical proselytizers allegedly determined to bring Christianity to the heathen.

Like the missionaries of earlier empires, they serve both masters –God and imperialism– to tame the heathen. The North Korean authorities have only asked that the US send high-ranking officials to facilitate the repatriation. To anyone attuned to diplomatic niceties, this is a gesture designed to bring parties together without either party suffering the appearance of submissiveness.

However, the US government will remain unalterably committed to overthrowing the DRPK government, the US journalist concludes in his blog “ZZ”

March 28, 2015
   
   
RAÍCES DE LA SATANIZACION DE COREA DEL NORTE

Por Manuel E. Yepe
http://manuelyepe.wordpress.com/ 


La capacidad de crear imágenes satánicas de sus enemigos ha alcanzado niveles extraordinarios en los medios sometidos a la influencia de la propaganda de guerra estadounidense.

¿Quién no recuerda a Saddam Hussein o a Muamar el Gadafi, etiquetados por una campaña mediática implacable como parias internacionales, encarnaciones del mal?

Para cualquier observador cuidadoso era evidente lo contradictorio de tal diabólica calificación de estos personajes que fueron cercanos a occidente y acabaron sumariamente ejecutados, uno cuasi-legalmente y el otro masacrado por los bandidos "amantes de la libertad", con la imagen que de ellos proyectaban los medios corporativos estadounidenses y sus satélites de todo el mundo cuando cooperaban con los intereses petroleros cercanos a Estados Unidos y Europa.

Con el anterior preámbulo, el comentarista político marxista norteamericano Zoltan Zigedy inicia una enjundiosa evaluación de los mecanismos de que se vale Washington para desprestigiar a la República Popular Democrática de Corea y sus dirigentes políticos, que resisten estoicamente el cerco que les aplica occidente.

Kim Jong-un, el actual líder de la RDPC, nieto de Kim Il-sung, fundador de esa nación y figura reverenciada como líder de la resistencia contra los invasores japoneses, es la tercera generación de una familia que se ha desempeñado en el cargo de líder del país.

Medios de opinión occidentales invariablemente se burlan de esta afición por la sucesión familiar, mientras aprueban la regla hereditaria de más de 80 años en Arabia Saudita y la de los Husseins en Jordania, gobernantes desde la independencia que nunca son ridiculizados por la prensa occidental porque han sido compatibles con amigos de los líderes estadounidenses y europeos.

Según explica Zigedy, durante la era soviética, la RPDC mantuvo relaciones formales con la comunidad socialista europea pero insistiendo en su política exterior en su camino independiente y en la aplicación coherente de una filosofía que sus dirigentes llaman Juché. La Guerra de Corea (1950-1953) comenzó cuando el Consejo de Seguridad de la ONU, manipulado por Estados Unidos, aprobó una resolución para intervenir con sus tropas en un conflicto interno en la península coreana. La guerra terminó con el armisticio (tregua) de Panmunjon, sin tratado de paz, lo que  confiere vigencia a la resolución de la ONU que amparó la intervención norteamericana.

La postura de Corea del Norte en el plano internacional se ha basado en las experiencias de esa guerra que dejó como saldo la destrucción casi total en la parte norte de la península coreana que hoy constituye la RPDC, por efecto de la aplicación por Estados Unidos de una política militar de “poderío aéreo y tierra arrasada”.

Tras el fracaso estadounidense en su empeño de dominar a toda la península y surgir como país independiente Corea Popular y Democrática, los dirigentes comunistas fundadores de la nación proclamaron la determinación de encontrar un elemento disuasivo para evitar la repetición de la catástrofe: la creación de una capacidad defensiva de armas nucleares propia.

A la luz de los propósitos de Estados Unidos y la OTAN de reordenar el mundo a la imagen y conveniencia de Occidente desde la desaparición de la Unión Soviética, esa decisión parece, en retrospectiva, haber sido prudente y eficaz explica Zoltan Zigedy.

A pesar del hecho de que la RPDC ha permanecido en paz durante más de sesenta años, el gobierno estadounidense y los medios de comunicación que le son serviles, han mantenido contra ella una implacable campaña de calumnias y belicosidad.

Como en el caso de Cuba en el hemisferio occidental, la RPDC es invariablemente representada en los medios corporativos de todo el mundo como una tierra de prisiones y privaciones.

La RPDC es una obsesión diplomática para Estados Unidos, pero, aunque la nación asiática no suele tomar ofensas o insultos a la ligera, siempre ha ofrecido repatriar incondicionalmente a ciudadanos estadounidenses acusados o encarcelados por distintos actos ilegales, como aquellos protagonizados por proselitistas evangélicos supuestamente  empeñados en llevar el cristianismo a los paganos.

Como los misioneros de imperios anteriores, sirven a la vez a dos maestros -Dios y el imperialismo- para domar a los paganos. Las autoridades norcoreanas sólo piden a Estados Unidos que envíe funcionarios de alto rango para facilitar la repatriación, sutileza diplomática diseñada para que ninguna de las partes aparente someterse a la otra.

Sin embargo, el gobierno de Estados Unidos inalterablemente actuará declarándose comprometido a derrocar al gobierno de la RDPC, lamenta el periodista estadounidense en su blog “ZZ”.

Marzo 28 de 2015.