GREECE AND THE LATIN AMERICAN PATH
By Manuel E. Yepe http://manuelyepe.wordpress.com/

A CubaNews translation.
Edited by Walter Lippmann.


When
Alexis Tsipras was appointed prime minister of Greece, as a main result of the victory of the radical leftist coalition Syriza which he led in the parliamentary elections of January 25, some political scientists in Latin America and other countries saw certain similarities between the ongoing political events in Greece and those in Latin America in recent decades.

These elections in Greece were very important for those opposed to the anti-social policies of the Troika (European Economic Commission, IMF and European Central Bank), because a victory of Syriza would mean a strong questioning of the adjustment/austerity policies implemented in Greece and the whole European Union.

With 36.34% of the vote, Syriza won 149 seats in Parliament, surpassing the conservative New Democracy party led by the then-acting prime minister, Antonis Samaras, who won 27.81% of the vote and 76 parliamentary seats.

The Syriza and Anel (Independent Greeks) parties, which won 13 seats with 4.75% of the vote, agreed to form a coalition government which was announced by Anel leader, Panos Kammenos, and Syriza leader, now Prime Minister, Alexis Tsipras, after a brief meeting between the two.

The Greek parliament has 300 seats and 162 of them are now held by the brand new ruling coalition.

The Atarsya
party, to the left of Syriza, won 6% of the vote
the same proportion as that obtained by the Greek Communist Partywhile the Trotskyist Workers Revolutionary Party (EEK) obtained 0.3%. The left in Greece has thus become the national electoral majority.

Obviously, the Greek people voted against the policy of starvation imposed on their country by the European Union for the benefit of international bank creditors and to avoid the bankruptcy of the Greek banks.

Almost a decade of adjustments imposed by European big capital and the International Monetary Fund (IMF) has provoked an unprecedented humanitarian crisis in Greece, and a desperate economic situation in Europe.

Alexis Tspiras’ electoral commitments are strong and clear. He would help the poorest families; provide shelter, electricity, food and free health care for the victims of the austerity programs; end privatization; re-hire laid-off public employees, and implement a package of social measures contained in the Thessaloniki agenda which was the centerpiece of his electoral campaign.

But once in government, Syriza is facing serious difficulties to honor their electoral promises to solve the social problems which caused misery, and simultaneously fulfill their proclaimed pledge to uphold their commitment with the governments and banks in Europe to keep Greece in the European Union.

While Syriza has avoided presenting itself as an alternative to the capitalist system as a whole, its electoral victory is an expression of the wide field of development that the global crisis has opened for the revolutionary left in the world.

What happened in Greece in recent years is a clear example of how the structural adjustment policies of the Troika lead to social ruin. They have applied extreme neo-liberal policies in terms of privatization and cuts in public spending on health and education, among other austerity measures. All of these were aimed at creating conditions that would guarantee more business and profit for entrepreneurs and serve the interests of banks and creditors.

Important
political scientists have, however, recalled that in Greece in the 1980s Prime Minister (later President) Andreas (George) Papandreou
of the Socialist Party of Greece having promised to leave NATO, close the military bases, leave the European Union, and develop many social programs, failed to fulfill almost all his promises and then joined the US bandwagon, in exchange for perks. But the thing is that the Greek people would hardly put up with another similar felony!

Those who compare the Greek phenomenon and its effects throughout Europe with the political earthquake which, in a few years, has made Latin America the geographical area most densely governed by progressive leftist political movements, refer to what appears to be looming in Europe: popular movements outside the traditional parties becoming powerful political forces and altering the balance of power. Spain, Italy, UK, France and even Germany and the Scandinavian countries can attest to this.

February 11, 2014.
   
   

GRECIA Y LA SENDA LATINOAMERICANA

Por Manuel E. Yepe http://manuelyepe.wordpress.com/ 

Cuando Alexis Tsipras fue nombrado primer ministro de Grecia como principal resultado de la victoria de la coalición de izquierda radical Syriza que éste encabezó en las elecciones parlamentarias del 25 de enero, algunos politólogos en América Latina y en otros países del mundo apreciaron eventuales similitudes entre los sucesos políticos en desarrollo en Grecia con los latinoamericanos en décadas recientes.

Estas elecciones en Grecia eran muy importantes para quienes se pronunciaban contra las políticas antisociales de la Troika (Comisión Económica Europea, FMI y Banco Central Europeo), porque una victoria de Syriza significaría un cuestionamiento raigal de las políticas de ajuste que se vienen aplicando en Grecia y en el conjunto de la Unión Europea.

Con el 36,34% de los votos, Syriza obtuvo 149 escaños en el Parlamento superando al partido conservador Nueva Democracia encabezado por el entonces primer ministro en funciones Antonis Samarás que logró el 27,81% de los votos y 76 diputados.

Syriza y el partido Anel (Griegos Independientes), que obtuvo 13 escaños con el 4,75% de los votos, acordaron la formación de un gobierno de coalición que fue anunciado por Panos Kammenos, líder de Anel, con el líder de Syriza y ahora Primer Ministro, Alexis Tsipras, tras una rápida reunión entre ambos.

El parlamento griego tiene 300 escaños y de ellos 162 están ahora en manos de la flamante coalición gobernante.

El frente Atarsya, que se ubica a la izquierda de Syriza, obtuvo el 6% de los votos -igual proporción que la obtenida por el Partido Comunista de Grecia- y el trotskista Partido Revolucionario de los Trabajadores (EEK), obtuvo el 0.3 %. El conjunto de la izquierda de Grecia se ha convertido con ello en la mayoría nacional electoral. Obviamente la ciudadanía griega se pronunció contra la política de hambre impuesta a su país por la Unión Europea en beneficio de los acreedores bancarios internacionales y para evitar la quiebra de los bancos griegos.

Casi una década de ajustes impuestos por el gran capital europeo y el Fondo Monetario Internacional (FMI) han provocado una crisis humanitaria sin precedentes en Grecia y una situación económica desesperante en toda Europa.

Los compromisos electorales de Alexis Tspiras habían sido contundentes y claros. Ayudaría a las familias más pobres; ofrecería techo, electricidad, comida y sanidad gratuita a las víctimas de la austeridad; paralizaría las privatizaciones; serían re-contratados los empleados públicos despedidos, y se implementará una batería de medidas sociales consignadas en el llamado programa de Salónica que fue el eje de su campaña electoral.

Pero una vez en el desempeño del gobierno en Atenas, Syriza se enfrenta a serías dificultades para hacer honor a sus promesas electorales de resolver los problemas sociales causantes de la miseria y simultáneamente con su proclamada decisión de cumplir el compromiso con los gobiernos y bancos de Europa de mantener al país helénico en la Unión Europea.

Si bien Syriza ha evitado presentarse como una alternativa al sistema capitalista en su conjunto, su victoria electoral es expresión del amplio campo de desarrollo que la crisis mundial ha abierto para la izquierda revolucionaria mundial.

Lo ocurrido en Grecia en los últimos años es un ejemplo más claro de cómo las políticas de ajuste de la Troika llevan a la ruina social. Se han aplicado las políticas neoliberales extremas en materia de privatizaciones y recortes de gastos públicos en sanidad y educación, entre otros. Todo ello dirigido a crear las condiciones que garanticen más negocios y beneficios a los empresarios y favorecer los intereses de la banca y los acreedores.

Importantes politólogos han hecho recordar, sin embargo, que en la Grecia de los años 1980 el Primer Ministro (luego Presidente) Andreas (George) Papandreou, del Partido Socialista de Grecia, habiendo prometido dejar la OTAN, cerrar las bases militares, salir de la Unión Europea y muchos avances sociales, incumplió casi todas sus promesas y se sumó al carro de Estados Unidos a cambio de prebendas. ¡Solo que difícilmente el pueblo griego soportaría otra análoga felonía!

Quienes comparan el fenómeno griego y sus efectos en toda Europa con el terremoto político que en pocos años ha hecho de la América Latica la zona geográfica mas densamente gobernada por movimientos políticos progresistas de izquierda, se refieren a lo que parece avecinarse en el viejo continente: movimientos populares ajenos a los partidos tradicionales que se convierten en poderosas fuerzas políticas y alteran la correlación de fuerzas. España, Italia, Reino Unido, Francia y hasta en Alemania y los países de Escandinavia pueden dar fe de ello.

Febrero 11 de 2014.