La gastronomía popular respetable que ya se
aprecia en la provincia de Granma, tiene su envés muy cerca,
en la misma frontera territorial, en Holguín. Otra
demostración de cómo los problemas subjetivos laceran la
prestación de los servicios
Héctor Carballo Hechavarría
HOLGUÍN.— Parodiando al viejo refrán, si en
vez de por la puerta de la cocina, el sentimiento supremo
que mueve a los seres humanos entrara por la gastronomía
popular, entonces una buena parte de los holguineros tendría
razones para la desilusión amorosa.
Se trata de que este tipo de servicio, tan
sustancial dentro de la economía de cualquier provincia, no
constituye aquí precisamente una puerta hacia la felicidad,
pues no logra satisfacer las expectativas que tiene la
población.
Evidentes muestras de falta de
profesionalidad; de desprotección al cliente, a la par de
una visible inestabilidad en la disponibilidad de insumos y
productos son solo algunos de los problemas subjetivos y
objetivos que continúan pendiendo sobre buena parte de estas
instalaciones cual espada de Damocles.
Pero ante el claro conocimiento que de ello
se posee, las máximas direcciones del Partido y del Gobierno
en el territorio no han quedado cruzadas de brazos y
encabezan hoy aquí un enérgico proceso político y
administrativo cuyo objetivo es lograr la revitalización de
ese sector.
A la tarea han sido convocados todos sus
trabajadores sin excepción. Convertir la gastronomía
holguinera en una de las más destacadas del país es el
propósito, en medio de la adopción de medidas que sin medias
tintas se han definido como dirigidas a la moralización del
sector.
Lo cierto es que la referida ofensiva no
partió de cero. Tuvo sus inicios el pasado año con la
reanimación constructiva de múltiples unidades en todo el
territorio, así como la inauguración de otras, algunas de
las cuales han pasado a formar parte ya de las más insignes
dentro del giro.
La estrategia abarcó también intercambios con
la vanguardia política dentro del sector: la militancia
juvenil y del Partido. Incluso algunos administrativos que
no estuvieron a la altura del momento fueron sustituidos.
Mas, aún los resultados no son los esperados y quedan
insatisfacciones.
Al respecto, un joven elaborador de alimentos
en una céntrica cafetería en la ciudad de Holguín aseguró a
JR que los controles sorpresivos a las unidades “los
tienen en ‘jaque’, pero les han obligado a estar al día en
aspectos como la higiene y el control económico”.
Empero, una clienta del lugar expresa sin
reservas que “desconfía de que los problemas de la
gastronomía se solucionen hasta tanto no mejore el abasto de
recursos”.
Sus palabras generan una verdadera esquina
caliente en el concurrido lugar. Aldo, un joven
universitario, se queja de que el servicio es lento en
muchos lugares y cita cómo algunos productos, como las
hamburguesas, en algunas unidades las sirven al público con
las manos. “Lo otro es que no hay variedad de ofertas y en
ocasiones se acaban tras haber hecho una larga fila”,
asegura el estudiante.
Por su parte, Juan Manuel y Alberto, otros
dos estudiantes afirman que “en Holguín no hay casi sitios
adonde los jóvenes puedan concurrir a merendar o a cenar por
las noches, con precios a su alcance”.
Lo cierto es que mientras todavía quedan
algunos trabajadores para los cuales la varilla parece estar
situada demasiado alta, es posible afirmar que el número de
los que piensan que sí se puede ha ido creciendo en los
últimos meses.
De hecho, los buenos ejemplos existen e
incluso pueden encontrarse al doblar de la esquina. Tal es
el caso de la vecina Granma, aun con todos sus lunares a
cuestas.
ORGULLO DE GASTRONÓMICO
Carlos Manuel Hernández Fernández, director
de la Empresa de Gastronomía en el municipio cabecera de
Holguín y una de las más cuestionadas, precisamente por su
peso dentro del sector, insiste en que la estrategia de
trabajo está encaminada primero que todo a superar
dificultades que dependen de la voluntad de los hombres.
“La cultura de la calidad comienza por
brindar un buen servicio, pese a las carencias reales que
puedan existir. El orgullo del gastronómico no depende de
los recursos. No es posible que en una unidad falte la
higiene, o que no se le explique al cliente las razones por
las que esta no es la que se quisiera, aun cuando por
ejemplo se sepa que la distribución del agua se realiza hoy
en pipas casi al ciento por ciento de nuestras
instalaciones.
El dirigente asevera que no es precisamente
la capacitación lo que ha estado faltando, pues es algo que
continúa siendo requisito básico para el ingreso al sector.
“Estamos obligados a cambiar, a reaccionar
y nos sentimos en perfectas condiciones para ello. Se
requiere la acción de los que verdaderamente sienten orgullo
de ser gastronómicos”, apunta el dirigente.
Rafael Prieto Díaz, subdirector provincial en
funciones de Gastronomía, lo grafica de otro modo: “En estos
momentos, en los municipios de Calixto García y de Urbano
Noris se poseen los mejores resultados en la emulación, en
cuanto a calidad; sin embargo el territorio de Frank País es
el mejor en las ventas. A veces no coincide calidad con
cantidad y a eso debemos llegar”, apunta Prieto.
Por
su parte, Fredesvinda López González, directora del
Sectorial Provincial de Comercio en Holguín, explica que la
estrategia de trabajo comprende un chequeo diario al
desempeño de los administradores de cada unidad.
Otra de las direcciones ha sido emprender una
reorganización de la distribución de los recursos del
balance destinados a cada empresa y municipio, de modo que
se adecuen a las necesidades y características de cada lugar
y así evitar las molestas tablillas vacías.
Por otra parte, Fredesvinda plantea que, con
el objetivo de garantizar que las unidades tengan una mayor
estabilidad en los productos, se han fortalecido los
intercambios con los organismos suministradores.
“Hemos viajado también a otras provincias
para tomar sus experiencias, tal es el caso de Villa Clara,
Ciego de Ávila y Granma, donde los resultados son palpables.
Lograr ubicarnos en ese pelotón de avanzada es nuestro
compromiso y no vamos a descansar hasta lograrlo”, enfatiza
la dirigente.
HAY REACCIÓN
Luis Mesa Feria, administrador de la cremería
Guamá, una de las unidades emblemáticas del sector en la
provincia, nos muestra el libro de quejas y sugerencias de
la unidad.
Entre las opiniones reflejadas hay elogios y
también críticas.
“Hoy estamos más al tanto de los estados de
opinión de la población sobre nuestro servicio. Puede haber
lunares, pero la disposición del colectivo de brindar una
atención de excelencia es hoy mayor”, explica Mesa.
María Fernández, una cliente que degusta
helados acompañada por su nieta, opina que la higiene en el
lugar ha mejorado y está muy satisfecha con la atención de
las dependientas, pese a que la espera en la cola fue un
poco larga.
Por lo pronto, el saldo más positivo en esta
batalla por mejorar la gastronomía en Holguín es haber
logrado una reacción. Tomar la gastronomía por los cuernos y
haber puesto sobre el tapete las realidades y los sueños en
uno de los sectores más golpeados por el período especial
ha iniciado aquí una nueva etapa de trabajo.
Apuntes de un recorrido |
Los recorridos sorpresivos por las
unidades revelaron que el sistema de control e
inspección dentro del sector tenía serias fisuras.
Así lo evidenciaron graves deficiencias encontradas
como tarjetas de control de almacén desactualizadas,
descuadres en caja, uso de precios no aprobados, la
introducción en la venta de productos de fabricación
casera o la tenencia de dinero en los bolsillos de
los dependientes.
“Hemos tenido que cambiar
completamente nuestro estilo de trabajo en ese
sentido, y hoy las inspecciones se hacen de forma
colectiva, por equipos de especialistas. En total,
este año se han realizado más de 60 controles de
este tipo”, agrega la directora del sectorial.
“La verdad es que no en todos los
lugares ha habido rapidez para identificar las
dificultades y disposición para vencerlas. Somos
conscientes de ello, como también de que en el
sector se han introducido personas inescrupulosas,
que nada tienen que ver con la ética que
proclamamos”, alerta también Prieto.
Existen otros problemas que dependen
de la existencia de posibilidades económicas para
enfrentarlos: el deterioro de los insumos y de los
equipos de refrigeración, o la falta de vestuario
adecuado para los trabajadores. Estos verdaderamente
no inciden en las ventas, pero sí en la calidad del
servicio. |
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