Bohemia
1 de marzo, 2006
Valoraciones

El socialismo del siglo XXI

Por: ARMANDO HART DÁVALOS

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El presidente Hugo Chávez viene planteando en sus discursos y comparecencias temas cardinales de nuestro tiempo vinculados a la necesidad de encontrar los caminos que nos conduzcan al socialismo del siglo XXI. Chávez es un hombre cargado de información y de cultura, con un sentido popular y práctico, de un decir y un hacer que entiende todo el mundo. Cuando habla me recuerda una idea de Antonio Gramsci, el más grande filósofo de Europa después de la muerte de Lenin, que decía que toda filosofía debía empezar por un análisis crítico de las verdades del sentido común. Y es cierto, hay que comenzar por las verdades del sentido común para hacer la filosofía que necesita el siglo XXI.

¿Cómo hallar los caminos del "nuevo socialismo", como se ha planteado? Pienso que sería un buen punto de partida estudiar y analizar los discursos de Chávez y los más recientes de Fidel referidos a perfeccionar nuestro socialismo y hacer de la sociedad cubana la más justa y solidaria.

¿Y qué reflexiones nos suscitan los planteamientos de ambos dirigentes? En primer lugar, la crisis mundial, el carácter de esa crisis y la necesidad de enfrentar el drama del hombre. Por primera vez en la milenaria historia del hombre -y diría, en la más que milenaria historia de las especies y de la especie humana- se han acumulado fuerzas técnicas, recursos materiales capaces de extinguir no solo la especie humana sino todas las especies.

Nosotros, los que venimos del siglo XX, tenemos la responsabilidad de decirles a los jóvenes que deben prepararse y que deben tomar conciencia de que la familia humana está gravemente enferma. Y es indispensable hacer el análisis de esa crisis.

Otro de los grandes temas expuestos es la necesidad de la integración latinoamericana y caribeña. Es un tema apasionante, sobre todo para nosotros que hemos recibido una herencia bolivariana y martiana y de pléyade de próceres y pensadores latinoamericanos y caribeños que soñaron con esa integración. La generación cubana de los años 50 y las anteriores aspiraban, sobre el fundamento de esa tradición, a una América unida.

Hay que recuperar esa memoria histórica, y por eso debemos proyectar programas encaminados a exaltar esas ideas y a materializar ese objetivo. Para ello hay que tomar en cuenta a todos los grandes próceres y pensadores de América, sin excepción, donde se acumula un pensamiento y una cultura que el mundo necesita. Porque es la cultura que puede permitirnos un entendimiento con el Norte de este hemisferio y con el mundo.

Otro tema de trascendental importancia es el referido al imperialismo en su fase actual y específicamente la situación en Estados Unidos. Y me complace mucho que tanto Chávez como Fidel estén insistiendo en la necesidad de un contacto estrecho con el pueblo y la sociedad norteamericana. Es necesario buscar los medios y las vías para vincularnos y relacionarnos más estrechamente con la sociedad norteamericana. Porque el imperialismo de hoy no es el imperialismo del siglo XX, es un imperialismo en proceso de decadencia.

Martí, en un artículo titulado "La verdad sobre Estados Unidos", hizo un análisis que mantiene una actualidad impresionante. En ese trabajo, Martí señala cómo se desarrollan en el seno de la sociedad norteamericana corrientes, fuerzas contradictorias, antagónicas unas de las otras, que lo llevan a afirmar que concebir a los Estados Unidos como una nación total e igual, de libertad unánime y conquistas definitivas es una ilusión o una superchería. Apunta que una cosa es el este y otra California, una cosa es el sur y otra bien diferente el centro.

He pensado que estas contradicciones se pudieron armonizar algo en el siglo XX por la existencia del imperialismo y la amenaza de enemigos externos. Ahora, al desaparecer la Unión Soviética, la ultraderecha que controla los mecanismos del poder en Estados Unidos inventa nuevos enemigos como la existencia de armas de destrucción masiva en Iraq, para desencadenar guerras de rapiña favoreciendo sus objetivos de dominación mundial. En lo interno, el crimen de las torres gemelas, acto horrendo, malvado, ha sido utilizado por Bush y su camarilla para consolidar su poder político.

Debemos estudiar la sociedad norteamericana porque allí hay reservas morales e incluso reservas institucionales y jurídicas. Y hay que buscar la forma de llegar a las personas sensatas de Estados Unidos, y representativas de aquella sociedad para un diálogo respetuoso que nos ayude a salvar la humanidad de los serios peligros que la amenazan.

Porque nunca fue más evidente la certeza de aquella expresión de Rosa Luxemburgo: "Socialismo o barbarie". Y ante la gravedad de la situación alguien en algún texto que leí añadió: "Socialismo o barbarie, si tenemos suerte". Porque podríamos retroceder más allá de la barbarie, a la extinción.

Todos esos temas están presentes de un modo u otro en las ideas que Chávez y Fidel vienen planteando con insistencia y acerca de la necesidad de encontrar caminos para las ideas socialistas del siglo XXI, para alcanzar el socialismo. Para ello, hay que estudiar las esencias del pensamiento de Marx, de Engels y de Lenin y hacerlo en sus textos originales. En mi libro publicado recientemente Marx, Engels y Lenin. La condición humana, abordo este tema y señalo que las ideas de estos gigantes, son bien distintas a las que después se nos presentaron como tales.

Para Engels, el marxismo, "es un método de investigación". Lenin dice que "es una guía para la acción". La guía es como una linterna que va alumbrándonos en el túnel oscuro y lleno de obstáculos. Pero no es el túnel, es la guía. También afirmó: "La llamada sociedad socialista no es una cosa hecha de una vez y para siempre sino que cabe considerarla, como los demás regímenes históricos, una sociedad en constante cambio y movimiento’’. Y que, desde luego, las aspiraciones de ese movimiento tienen que ser ‘’la organización de la producción sobre la base de la propiedad común". Exactamente lo que está en el corazón de la política bolivariana de hoy, exactamente lo que está planteando Fidel.

Este pensamiento se asienta también en la tradición de América Latina y el Caribe en relación con el socialismo. Julio Antonio Mella, fundador del Partido Comunista de Cuba, en la década de 1920, asesinado en 1929 en México por los esbirros de la dictadura pro imperialista del tirano Gerardo Machado, en una nota publicada a propósito de la muerte de Lenin, honrándolo, cuando todavía no habían ocurrido las profundas desviaciones que después tuvieron lugar, dijo lo siguiente: "Sin embargo, nosotros tenemos una visión, algunas cuestiones diferentes, y no podemos aplicar y calcar exactamente lo que ocurre por allá". Algo así, mucho más elaborado de lo que estoy diciendo, pero esta es la idea.

José Carlos Mariátegui, una figura excepcional del movimiento comunista latinoamericano, desde su sensibilidad indo americana dijo que el socialismo en América no puede ser "ni calco ni copia, sino creación heroica".

La Revolución Cubana ha defendido siempre una interpretación original de la teoría ajustándola a las condiciones concretas de nuestra realidad. Recuerdo que en cierta ocasión unos dirigentes soviéticos que participaban de un acto le preguntaron a Fidel: "¿En que fase se encuentra actualmente la Revolución?" Y Fidel, con esa ocurrencia que le es característica les respondió: "Ustedes siempre buscando las fases".

Aquí podemos citar una frase de Engels referida precisamente a las fases. Dijo Engels aludiendo a los países que actualmente llamamos subdesarrollados: "Las fases sociales y económicas que estos países tendrán que pasar antes de llegar también a la organización socialista, no pueden, creo yo, ser sino objeto de hipótesis bastante ociosas. Una cosa es segura: el proletariado victorioso no puede imponer la felicidad a ningún pueblo extranjero sin comprometer su propia victoria’’. Y Engels también señaló que muchas conclusiones de Marx, ofrecían un punto de partida sobre las cuales hay todavía que investigar.

Una lectura cuidadosa de los últimos trabajos de Engels, incluso después de la muerte de Marx, tienen un carácter autocrítico, por no haber tenido en cuenta suficientemente los factores de la superestructura. A veces pienso que lo que se olvidaron algunos llamados en el siglo XX fue no darse cuenta de que el hombre también es materia y que las leyes de la economía se cumplen a través y por medio de los factores de la superestructura. Por ello, desarrollar, perfeccionar la superestructura es un principio imposible de olvidar.

Hagamos con métodos académicos y científicos una selección de las mejores ideas de todas las corrientes en función de la liberación humana. Pero hay que partir del concepto de que la justicia es la categoría principal de la cultura como afirmó Segismundo Freud. Esta es una verdad científica. Y como ha afirmado Fidel Castro existe en el mundo una fuerte aspiración a la justicia y ella solo se alcanza cuando sepamos vincular la cultura a nuestra práctica política concreta.

Y fue Mariátegui el que nos enseñó que había que estudiar el pensamiento de Marx en sus relaciones con el de Freud y con el de Darwin. Porque la historia de las sociedades de clase, es la historia de la lucha entre explotadores y explotados, pero también hay que decir que la historia de la larguísima evolución de nuestra especie desde sus orígenes y desarrollo, es la historia de la fiera que todos tenemos dentro.

Martí decía que todos los hombres teníamos una fiera dentro pero que éramos seres excelentes, que podemos ponerle riendas a la fiera. Y la rienda es la justicia y es la cultura. Hay que estudiar a Marx, en sus esencias, en sus textos originales, a Freud, a Darwin. Debemos estudiar a todos los que han hecho aportes al desarrollo de la humanidad desde el Cristo crucificado hasta el Che Guevara, o hasta los hombres que hoy caen muriendo en la lucha por su liberación. El mundo necesita el socialismo.

(3 de marzo de 2006)