Granma
January 24, 2006

Hollywood fires

By ROLANDO PÉREZ BETANCOURT
rolando.pb@granma.cip.cu 
http://www.granma.cubaweb.cu/2006/01/24/cultura/artic01.html
A CubaNews translation. Edited by Walter Lippmann
 

Hollywood’s big studios have started firing personnel after its 2005 box-office takings allegedly hit their lowest in the last 15 years.
 

Capote, A FILM BY Bennett Millar 

Experts in the field are discussing many possible reasons, though the main one – which is now being paired with others to protect the industry’s public image – is an open secret: poor quality films, and lays the blame not on the directors but on the very studios committed to betting huge amounts of money solely on what they call “safe” pictures, either old-hit remakes or emotion-stirring formulas fed to audiences since filmmaking was born, that is to say, for over a century.

However, in the last two years, despite color-enhancement and increasingly magnificent techniques brought about by the latest SFX breakthroughs and especially by Infography, these formulas have been to a large extent a failure.

It is known that whenever one of those megabuck motion pictures gets to become a box-office hit and boast certain artistic achievements, it stumbles upon as many obstacles in the road to an Academy Award as the Poseidon did in its path through the seas: from Titanic to the last part of Lord of the Rings, just to mention recent cases. Yet, none of these highly expensive Hollywood productions was awarded an Oscar in 2005, nor is any likely to be this year.

In essence, judging by the final decisions made by cinema unions and the jury of the much-coveted Golden Globes, both proven stepping-stones to the Oscar, four films where “brains” prevail over the usual spectacle. They’re all independent productions, with low budgets when compared to commercial Hollywood’s sky-high figures.

These division leaders are Brokeback Mountain, a story of two gay cowboys made by Taiwanese director Ang Lee; George Clooney’s Good Night, and Good Luck, based on true facts, about a journalist who stood up to Senator Joseph McCarthy-led 1950s’ witch-hunt; Capote, by Bennett Millar, a biography of the famed American writer; and Crash, a very crude two-bit film made by Paul Haggis about racial tension in Los Angeles which was hardly advertised for financial reasons but has nevertheless collected 55 million dollars so far.

The studios’ big bets to win a lot of statues this time seem to be bound for none, namely Peter Jackson’s King Kong; Spielberg’s Munich, and Ron Marshall’s Memoirs of a Geisha, let alone other spendthrift movies like the latest Batman, with returns insufficient to even cover their cost.

It's known that when a film wins an Oscar it will make up to an extra 25% in box-office earnings. Hence the sound letdown now drumming deep within the big studios, while critical, if knowledgeable, voices are warning about a different mindset in a considerable number of moviegoers who are usually fooled by the simplest of Hollywood deliveries.

Production strategies have to change and aim at more creativity, for the future could be tragic for the L.A.-based industry!, these voices are saying, Some are trying to lower the costs and thus moving to other states or even Canada, where taxes are not so high.

And as the Hollywood of powerful studios is adding things up and calling for productive ideas to define strategies for the future, its executives are doing what any factory does in these cases: closing doors and firing people.

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Granma
24 de enero 2006
Hollywood despide

ROLANDO PÉREZ BETANCOURT
rolando.pb@granma.cip.cu 
http://www.granma.cubaweb.cu/2006/01/24/cultura/artic01.html

Los grandes estudios de Hollywood han comenzado a despedir personal después de que el 2005 resultara adverso en recaudaciones, se asegura que el peor en los últimos 15 años.
 

Capote, filme de Bennett Millar.

Se debaten disímiles causas por parte de algunos especialistas de esa industria, pero la principal de todas —aunque en aras de cuidar la imagen pública se le trate de convoyar con otras—, no es un secreto para nadie: la mala calidad de las películas, responsabilidad achacable no tanto a los directores como sí a los mismos estudios, empeñados en apostar fuertes sumas solo a la realización de filmes considerados "sin riegos", ya sean remakes de viejos éxitos, o fórmulas emotivas que vienen jugando con el espectador desde los tiempos de las primeras manipulaciones fílmicas, que es como decir, hace más de un siglo.

La fórmula, sin embargo, enriquecida en colorido y espectacularidad gracias al desarrollo de los efectos especiales y sobre todo la infografía, ha fallado en buena medida en los dos últimos años.

Sabido es que cuando una de esas superproducciones millonarias logra aunar éxitos de taquilla con algunos redondeos artísticos, el camino hacia el Oscar se le abre como las aguas al paso de Poseidón: desde Titanic hasta la última parte de El señor de los anillos, para hablar solo de tiempos cercanos. Pero tanto en el 2005, como todo hace indicar serán también los Oscar del 2006, ninguna de esas películas tan caras a Hollywood fueron ni serán coronadas.

A juzgar por la entrega de premios de los sindicatos del cine y los codiciados Globos de Oro, antesalas probadas de los Oscar, este año las estatuillas serán disputadas, en esencia, por cuatro películas en las que prevalece "el seso" por encima del espectáculo acostumbrado. Todos son filmes independientes y con un pre-supuesto insustancial si se comparan con las cifras astronómicas del Hollywood comerciable:

Esas punteras son Brokeback mountain, una historia de vaqueros homosexuales, del taiwanés Ang Lee; Good night, and good luck, de George Clooney, basada en hechos rea-les a partir de un periodista que se enfrentó en los años cincuenta a la cacería de brujas del senador Joseph McCarthy; Capote, de Bennett Millar, una biografía del célebre escritor norteamericano y Crash, de Paul Hagáis, filme muy crudo sobre las tensiones raciales en Los Ángeles, realizado con "cuatro pesos", sin dinero tampoco para propagandas y que, sin embargo, gracias a su calidad, ha recaudado 55 millones de dólares hasta el momento.

Las grandes apuestas de los estudios para llenarse este año de estatuillas no parecen tener cabida por la puerta ancha, entre ellas King Kong, de Peter Jackson; Munich, de Spielberg, y Memorias de una geisha, de Ron Marshall. Para no hablar ya de otras costosas producciones, como es el caso del último Batman, que ni siquiera aportaron para cubrir gastos.

Se sabe que al ganar un Oscar, un filme puede aumentar su recaudación hasta un 25%. De ahí el profundo chasco que hoy tamborilea en el corazón de los grandes estudios, al tiempo que voces críticas y conocedoras del medio alertan sobre un cambio en la mente de un número nada despreciable de espectadores, tradicionalmente adormilados en sus preferencias por el Hollywood más ramplón.

¡Hay que cambiar la estrategia de producción e ir en busca de una mayor creatividad, porque el futuro puede ser trágico para la industria radicada en Los Ángeles!, advierten esas voces, en tanto algunos, para reducir costos, ya se están yendo a otros estados, o a Canadá, donde encuentran mejores condiciones impositivas.

Y mientras el Hollywood de los potentes estudios saca cuentas y convoca ideas productivas para trazar las estrategias de sus próximas decisiones, sus ejecutivos hacen lo que nunca deja de hacer cualquier factoría en estos casos: cerrar puertas y dejar a la gente cesante.


 

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