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ÓRGANO OFICIAL DEL COMITÉ CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA DE CUBA

 

 


Las elecciones del 2014 en los Estados Unidos

Repartidera de cuotas de poder a medio camino

El venidero 2 de noviembre realizará Estados Unidos las elecciones de mitad de mandato, como corresponde al segundo año de gorbernación del presidente actual, según establecen los estamentos de ese país

Autor: Ramón Sánchez-Parodi Montoto | internet@granma.cu .

2 de octubre de 2014 23:10:41

El Congreso de Estados Unidos

Serán elegidos todos los miembros de la Cámara de Representantes y la tercera parte de los senadores, entre otros cargos públicos. Foto: AP

Como está establecido oficialmente en Estados Unidos, al segundo año de haber sido electo un presidente de la nación, se celebran elecciones (co­nocidas como de mitad de mandato). En este caso, la votación tendrá lugar el 2 de noviembre próximo.

Serán elegidos todos los miembros de la Cámara de Repre­sentantes (438); la tercera parte de los senadores que debieron ser 33 con mandatos vencidos, pero se incrementó a 36, para incluir a tres senadores que fueron nombrados por los gobernadores de los respectivos estados para sustituir a los titulares, uno de los cuales murió —Daniel Inouye de Hawaii—, y otros dos que renunciaron —Tom Coburn de Oklahoma y Jim DeMint de South Carolina— y por tanto los designados deben concurrir a las urnas para ser ratificados  y poder completar el mandato para el que fueron electos sus antecesores.

Serán seleccionados también 36 gobernadores de estados cuyos mandatos vencen y miles de otros cargos entre legisladores en las asambleas de los estados, alcaldes, concejales, jueces, jefes de policía y otros funcionarios electivos de carácter local.

En estas elecciones de mitad de mandato no desempeñan un papel fundamental las maquinarias nacionales de los partidos políticos; priman los intereses y las fuerzas locales, lo que, unido a la actual apatía y la desconfianza de los votantes, provoca una menor participación de la ciudadanía en comparación con lo que sucede en las presidenciales.

La mayoría de los analistas y de las encuestas indican que solo en unos pocos casos de la elección de miembros de la Cámara de Representantes  habrá cambio en la filiación partidaria, debido al control entronizado por largos años de uno u otro partido en la mayor parte de los distritos congresionales.

De 26 escaños republicanos y 18 demócratas vulnerables al reto del otro partido, se pronostica que solo cambien de bando tres o cuatro escaños con un total neto de  uno o dos escaños a favor de los demócratas. Ese resultado no afectaría  esencialmente  la actual composición de la Cámara que es de 234 republicanos y 201 demócratas.

Después de que en enero del 2015 se constituya el Congreso que sesionará durante los dos últimos años de mandato de Obama, el Partido Repu­blicano mantendrá  en la Cámara la actual capacidad de interferir en ese órgano las principales iniciativas legislativas de Obama y de obstaculizar con las propias la gestión del presidente.

En lo referente a los 36 gobernadores (de los cuales hay 22 titulares republicanos y 14 demócratas) que  concluyen sus mandatos (y más allá de impactos locales) la mayor repercusión nacional se concentra en la suerte que correrán aquellos casos que han dado señales de querer aspirar como cabezas de fórmula o acompañantes en la boleta presidencial del 2016. Son los casos de los republicanos Nikki Haley (South Carolina), John Kasich (Ohio), Susana Mar­tínez (New México) y Scott Walker (Wi­sconsin) y los demócratas An­drew Cuomo (New York) y John Hi­ckenlooper (Colorado). Las más reñidas contiendas son las de Wisconsin y Colorado.

Pero también hay mucha atención en los casos de Ohio y Florida (sobre todo este último) que son de los estados más      disputados en las elecciones presidenciales y de gran peso en el resultado final de votos electorales presidenciales, ya que corresponde a los gobiernos estaduales fijar las reglas específicas del proceso electoral con lo cual pueden favorecer los intereses de uno u otro partido. Sobre todo, en Florida (con un largo historial de fraudes electorales) y don­de hay una muy cerrada disputa entre el actual gobernador republicano Rick Scott y el contrincante demócrata Charles Christ.

Los medios de prensa de Estados Unidos han puesto especial énfasis en la posibilidad de que en estas elecciones el Partido Republicano logre elegir suficientes senadores para alcanzar un total de más de 50 escaños y con ello garantizar el control de las dos cámaras legislativas en el Con­greso Federal.

En esta ocasión serán elegidos 36 cargos de senadores, 21 de ellos ocupados hoy por demócratas y 15 por republicanos. Los republicanos tendrían que arrebatarles seis senadurías a los republicanos y mantener las dos que hoy tienen en su poder para lograr esa mayoría. El propio Obama ha comentado que un resultado de ese tipo  crearía una situación “insoportable” durante el resto de su mandato presidencial.

En la primera mitad de este año los principales equipos de analistas, entre ellos Cook Political Report, Rothen­berg Political Report y Crystal  Ball del profesor Larry Sabato, así como los espacios de comentarios electorales de periódicos destacados como Elec­toral Lab del Washington Post y  Five Thirty Eight del New York Times expresaban casi con segura certeza de que los republicanos alcanzarían la mayoría en el Senado, hasta unos 53 o 54 escaños.

Según se aproxima la fecha de las elecciones, este resultado no parece ser tan seguro, ni tan inevitable, ni tan amplio. En estos momentos se considera que los demócratas pierdan los actuales escaños que ocupan en South Dakota, Montana y West Virginia y posiblemente, aunque no tan seguro, los de Louisiana y Co­lorado, pero lograrían mantener los de New Hampshire, Michigan y probablemente North Carolina y Iowa. Los republicanos conservarían las dos senadurías hoy en poder de Ken­tucky y Georgia.

En esas circunstancias la batalla decisiva por el control del Senado se está dando para ganar la elección de senadores en Alaska, en manos de­mócratas y en Arkansas, que ostentan los republicanos. El camino del control del Senado para los republicanos requeriría triunfar en esas dos contiendas. Pero aun cuando los re­publicanos logren dominar el Sena­do, no contarán con la mayoría de votos que pueda derogar el veto presidencial a cualquier ley que desapruebe el presidente Obama.

Lo más destacado de este proceso es que, aún cuando a los dos partidos no le han faltado recursos materiales y financieros, ninguno logra establecer una ventaja decisiva frente a su rival y no se deben esperar cambios dramáticos en la situación política y electoral por es­tas elecciones.

En el caso de los demócratas, un factor fundamental es el de­sencanto con  el desempeño presidencial de Oba­ma; mientras que en los republicanos el impacto negativo se debe a la falta de habilidad de  sus líderes para proponer y ejecutar soluciones viables y a la pérdida de influencia de los grupos del Tea Party, con  posiciones extremas conservadoras contrarias al consenso nacional y el sistemático enfrentamiento al liderazgo tradicional republicano.

Dominando todo este ambiente se enseñorea  la continuidad de la crisis profunda que desde el 2008 afecta a la sociedad norteamericana.