Frutos de la Batalla de Ideas

Más de 700 construcciones y mil 138 objetos de obra fueron terminados el pasado año, la mayoría vinculada al sector de la salud pública. Actualmente, se materializan cerca de 740 nuevos proyectos. Una revolución constructiva, con nuevas concepciones y modos de hacer, tributa a la calidad de vida de los cubanos

Por: VLADIA RUBIO
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Fotos: RAFAEL TORRES

Las estadísticas constituyen por lo regular argumentos valiosos, y en este caso, su contundencia resume el quehacer constructivo de la cruzada que Cuba ha dado en llamar Batalla de Ideas, con más de 200 programas en marcha.

El sector de la salud pública se concentran importantes esfuerzos constructivos e inversionistas, traducidos en resultados como los del Hospital Oftalmológico Pando Ferrer

Además...

. Obras en 2005 para el sector  educacional
. Para el sector de la salud
. Destinadas a la cultura y el deporte

Sin embargo, de optar solo por desbordar con cifras estas páginas, quedaría soslayada una de las más importantes aristas, si no la más, de tal estrategia: su finalidad profundamente humanista, tendente a abrirle cada vez más espacio a la justicia social –incluso allende los mares– y a dotar a los ciudadanos de una cultura que les permita dominar mejor sus destinos. Calidad de vida, son las tres palabras que lo resumen.

Para seguir mejorando la existencia a los cubanos es que resulta imprescindible una infraestructura material, en la cual las obras constructivas y el equipamiento –muchas veces de alta complejidad tecnológica– constituyen piedra angular. Porque, como afirmara el propio Comandante en Jefe Fidel Castro, la Batalla de Ideas "significa hechos y realizaciones concretas".

En consecuencia, durante los últimos seis años fueron naciéndole a la mayor de las Antillas, desde las grandes ciudades hasta en los más apartados poblados, casi siete mil construcciones, sin mucho alboroto ni fanfarria, como es el brotar de las buenas semillas. Tan solo el pasado año quedaron concluidas un total de 702 mil 138 objetos de obra.

Pero nadie suponga que, en este contexto, hablar de objetos de obra es sinónimo de laboreo menor. En esta categoría quedaron comprendidas, por ejemplo, la facultad estudiantil de la Universidad de Ciencias Informáticas (UCI), con dimensiones similares a toda una escuela, así como salas completas del Hospital Salvador Allende. Más de la mitad de estos objetivos tributan al sector de la salud pública.

No constituye novedad en el país, desde hace más de cuatro décadas, la edificación de escuelas, hospitales y otras dependencias de beneficio social; sin embargo, estas construcciones levantadas a partir del año 2000, llevan como sello distintivo desde la primera piedra la concertación de organismos de la administración del Estado y otras entidades cuya contribución se requiera.

Ha sido un juntar de hombros, con premura, pero sin renunciar a la calidad, convencidos de que se trata de objetivos estratégicos, porque tras estos empeños siempre está esperando un programa de la Revolución para despegar o continuar en desarrollo.

Los trabajos en la escuela capitalina Villena-Revolución son de esos cuyas dimensiones y calidad asombran al más escéptico

Surgieron así nuevos métodos para llevar adelante las construcciones, alejados de intereses sectoriales y de esa visión parcelada de la realidad, que tanto daño nos causa en ocasiones.

Formalismos y burocracias quedan a un lado cediendo el paso a estilos y formas de dirección dinámica, que solo dan una obra por terminada cuando entra en funcionamiento, luego de todos los montajes tecnológicos –muy complejos en el caso de la salud– y no al concluir la construcción civil.

En estas nuevas prácticas influyeron de modo decisivo las intervenciones del líder de la Revolución cubana, durante noviembre y diciembre últimos.

Otro rasgo que distingue a este quehacer constructivo es la participación popular. Todavía permanece fresca en la memoria la gran movilización de masas que bajo la convocatoria Manos a la Obra, logró hace tres veranos alistar un impresionante número de escuelas con miras al nuevo curso.

Ni esta revolución constructiva ni las otras aristas de la Batalla de Ideas serían posibles si faltara el capital humano con que cuenta la Isla. A propósito de esta fortaleza, Otto Rivero Torres, vicepresidente del Consejo de Ministros vinculado a las inversiones de la Batalla de Ideas, aseguró que solo quien entiende la trascendencia de su tarea puede ser capaz de sacrificarse, de actuar con coherencia; lo mismo sirviendo gasolina para cortar de raíz robos y actos de corrupción, que levantando paredes en una escuela.

Una obra de la Batalla de Ideas, explicó al periódico Granma, tiene que ser un proceso de elevada integralidad, donde no sean subestimados los factores económicos, contables, materiales y humanos. Hay reservas infinitas, basadas, entre otras cuestiones, en la coherencia con que los cuadros asumimos las encomiendas. No podemos olvidar ni por un minuto –aseguró– que trabajamos en tareas directamente vinculadas con la calidad de la vida del pueblo, y ello nos exige cuidado, vigilancia, control y fiscalización de los procesos.

Cuando el presupuesto respalda

En Ciudad de La Habana radican las obras de mayor magnitud, como lo acometido en el hospital Hermanos Ameijeiras. Más de medio centenar de hospitales se reparan hoy en esta urbe

En la presentación a la Asamblea Nacional del Poder Popular del Presupuesto del Estado para 2006, la ministra de Finanzas y Precios, Georgina Barreiro, recordó a los parlamentarios que 2005 había sido un año de extraordinarios avances en el fomento económico y social de nuestro país. Una vez más demostramos al mundo –enfatizó– que esto es posible en una sociedad donde todos sus recursos humanos y materiales se destinan íntegramente al sostenimiento y mejoramiento del bienestar del pueblo y al desarrollo económico del país.

Se designó el 89 por ciento de la cifra total de inversiones a los programas priorizados de la Revolución, destacándose la terminación en ese año de las poco más de 700 obras constructivas. Más del 90 por ciento del aseguramiento material de las inversiones corresponde a los ministerios de la Construcción, Informática y Comunicaciones, Sideromecánica, Instituto de Recursos Hidráulicos e industrias Básica y Ligera.

Pero tal voluntad gubernamental, política, no daría todos sus frutos, si no se acompaña por dos importantes verbos: controlar y fiscalizar. Durante el pasado año fueron objeto de auditorías numerosas de estas obras y también organizaciones asociadas a ellas.

En el territorio en que se levantan las edificaciones, cada inversión es sentida por los pobladores, sus beneficiarios, como algo propio y así será cada vez más porque se trata de un quehacer en el que es muy corto el tramo del dicho al hecho.

(3 de marzo de 2006)