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Presidencia del Parlamento responde pero no satisface o Mariela Castro
estaba clara al votar en contra
La rápida respuesta que nos ofreció la Presidencia del Parlamento a la
carta del Proyecto Arcoíris que entregamos hace solo tres semanas es un
hecho positivo, aunque su contenido no me satisfizo, y finalmente prueba
que la diputada Mariela Castro Espín, en mi criterio, tenía razón al
votar en contra de la Ley del Código de Trabajo en diciembre de 2013.
Trataré de ser lo más objetivo posible en este análisis, para
tranquilidad de los funcionarios que me acusan de estridente. Y lo más
breve de que soy capaz, dentro de la complejidad que tiene el asunto.
Como anuncié
en la entrada anterior, la
pasada semana me citaron a una reunión en la sede de la Asamblea
Nacional del Poder Popular, encuentro que presidió José Luis Toledo
Santander, presidente de la Comisión de Asuntos Constitucionales y
Jurídicos del Parlamento y también de la comisión que tuvo a su cargo la
redacción final de la Ley No.116 Código de Trabajo, junto con Madalina
Marrero, jefa del área de Atención a la Población, Tubal Páez, jefe de
Comunicación, y Ulises Infante, especialista del área jurídica.
En ese contacto de poco más de una hora, Toledo Santander me transmitió
los argumentos que fundamentarían la omisión en el texto definitivo de
la ley laboral del principio de no discriminación por identidad de
género en el inciso B del artículo 2, sobre los principios fundamentales
que rigen el derecho al trabajo, tal y como propusieron activistas
LGBTIH durante el proceso de consulta popular del anteproyecto y resumió
la diputada Mariela Castro Espín, junto con otras propuestas, en la
sesión ordinaria del Parlamento donde votaron el nuevo Código de Trabajo.
Aclaro que no insistí sobre la propuesta de inclusión en ese mismo
inciso del término del seroestatus de las personas —que buscaba proteger
a los portadores del VIH/sida— para que no pareciera un interés personal
mío, por mi condición de seropositivo.
Aunque haré referencia a los distintos tópicos del debate que sostuvimos
en la citada reunión, comienzo con la síntesis que Toledo Santander me
permitió grabarle al concluir nuestro diálogo.
Expresó el diputado:
“Todos tenemos que aprender de las cosas cuando se suscitan. Primero,
comprender que hay procedimientos legislativos que hay que respetar y
normas legislativas y éticas que hay que respetar. Una comisión de
estilo no tiene facultades para cambiar contenidos esenciales de la
norma, eso es lo primero. Segundo, temas de una norma que ha sido
sometida a una consulta popular tan grande con todos los trabajadores y
que en ningún momento se habían incluido en la norma, hay que buscar
espacios para buscar el consenso que permita poder ponderar
acertadamente la pertinencia de que aparezca o no aparezca allí; y bueno,
todos cuidar por la debida transparencia del procedimiento legislativo”.
La presidencia de la Asamblea insiste en que la Comisión que concluyó la
labor de redacción era solo de estilo. Sin embargo, los integrantes del
Parlamento, a propuesta del primer vicepresidente cubano Miguel
Díaz-Canel, ovacionaron primero y votaron después por “dar un voto de
confianza, buscar un mecanismo que aprobando lo fundamental del Código
cuando terminemos esta discusión, pueda quedar en un grupo de gente una
formulación sobre esto. Pero yo lo que creo que lo que hagamos es que
con inteligencia podamos unir y consensuar los razonamientos jurídicos
que tienen valor que han dado
Homero y Toledo y los
argumentos también que en materia política, en materia social, en
materia de pensamiento histórico de nuestra Revolución también estamos
defendiendo por parte de Mariela y por parte de (Miguel) Limia” (Transcripción
literal de lo dicho por Díaz-Canel durante aquel debate y que fue
televisado).
Pero esto no es todo. El propio General de Ejército Raúl Castro Ruz,
presidente de los Consejos de Estado y de Ministros, respaldó la idea
del primer vicepresidente: “La proposición que ha dicho Díaz-Canel y le
hemos aplaudido, me parece que para todos es la mejor posición, y que
traten de integrar armoniosamente todo esto, incluyendo lo de Mariela…”
En el intercambio que aconteció acto seguido, cuando el presidente de la
Asamblea, Esteban Lazo, explicó que “nosotros vamos a proponer aquí al
final una comisión de estilo”, Raúl volvió a intervenir: “Es de estilo y
contenido”, enfatizó.
Más claro, ni el agua. Al insistir en que la Comisión era solo de estilo,
se desconoce el sentido del voto de diputados y diputadas, más las
indicaciones expresas del Presidente cubano, el Primer Vicepresidente y
el Presidente de la Asamblea Nacional del Poder Popular en aquella
sesión.
Pero además, ¿Por qué la Comisión sí pudo incluir la discapacidad en ese
inciso —también una propuesta de Mariela— y no la identidad de género? ¿Tenía
entonces o no potestad para añadir elementos?
En segundo lugar, la respuesta oficial plantea que tal propuesta no
emergió del debate popular del Anteproyecto de Ley. Personalmente esa
sugerencia de adición yo la planteé en la asamblea sindical del
periódico donde laboro y estuve presente como invitado en otra reunión
similar en el Centro Nacional de Educación Sexual (Cenesex), donde
también lo expusieron sus especialistas.
Ramón Silverio, en El
Mejunje de Santa Clara, sostiene que allí lo expresaron igualmente.
Activistas del Proyecto Arcoíris y de las redes sociales comunitarias
del Cenesex en La Habana y otras provincias también refieren que lo
defendieron en sus respectivas reuniones sindicales.
¿Y cómo entonces llegó la propuesta de añadir en ese inciso
la no discriminación por orientación sexual,
que tampoco estaba en el Anteproyecto, y sí en el proyecto de Ley que
llegó al Parlamento?
Ambos elementos iban siempre juntos en
las sugerencias de mejoras que hicimos
desde el activismo. No hay cómo explicar su ausencia en la información
procesada, a no ser que operaran prejuicios transfóbicos en este
mecanismo de participación democrática.
Pero incluso así, no había necesidad de más “espacios para buscar el
consenso”: ese espacio era precisamente el Parlamento y la voluntad que
expresaran sus integrantes; o en su defecto, la Comisión de Estilo y
Contenido que resultó de la discusión y propuesta de los principales
dirigentes del Estado y el gobierno.
¿Quiénes, en definitiva, fueron entonces los responsables de que ahora
quede como lección que deben “todos cuidar por la debida transparencia
del procedimiento legislativo?
Hubo otros dos elementes esenciales en la argumentación que me ofreció
Toledo Santander y que no están en su resumen conclusivo, por lo cual me
permito versionarlos a partir de mis notas:
Uno de ellos ya lo referí antes en
la conversación informal con Margarita
González, ministra de Trabajo y Seguridad Social, durante
uno de recesos de la última sesión ordinaria del Parlamento.
El jurista planteó que no era posible adicionar identidad de género
porque eso sería similar al método de percha que emplean legisladores en
los Estados Unidos para incluir en una ley algo que no guarda relación
directa con su contenido, y de eso modo aprobarlo.
Expresó también que la identidad de género tiene implicaciones en el
reconocimiento jurídico de las personas, y enunciarlo en el Código
Laboral podría inducir a pleitos judiciales de personas trans que no
habría cómo resolver.
Apuntó que en otros países existen leyes específicas para normar el tema
de identidad de género, y enumeró, mostró y hasta comentó una
recopilación de cuerpos legales de Argentina, Uruguay, Bélgica, Turquía,
Suecia, Holanda, Italia, Alemania, Finlandia, Reino Unido, Austria y
España.
Añadió que nuestra Constitución establece que el matrimonio es entre un
hombre y una mujer, y por tanto, si no hay norma jurídica específica,
podría resultar en un hecho inconstitucional cualquier proceso de cambio
de identidad de género, porque “dos mujeres o dos hombres estarían
casados”.
Por mi parte, insistí en la necesidad de que dirigentes del Estado y el
gobierno estudien más sobre estos temas, y escuchen más a quienes son
especialistas en estas materias y ejercen además un liderazgo político
en el tema sobre bases científicas.
El inciso B del Artículo 2, es parte de las disposiciones generales del
Código de Trabajo que recoge “fundamentos y principios del derecho al
trabajo”. No requiere de una legislación sobre identidad de género para
enunciar esa protección en el ámbito laboral, porque las normas
específicas de otras naciones a que hizo mención Toledo Santander solo
tratan de fijar las condiciones para la modificación documental del
género del individuo.
Incluso, la postura que Cuba defiende ante la Organización Mundial de la
Salud es la despatologización de la transexualidad, que haría
innecesarios muchos de esos requisitos impuestos desde la medicina y el
Derecho, como instrumentos de poder para el control social sobre el
género de las personas.
Otra endeblez de tal argumento es que tampoco existe una norma jurídica
sobre orientación sexual y, sin embargo, quedó explícito en el texto (es
cierto que está en los objetivos de trabajo de la Primera Conferencia
del Partido, pero esto no tiene fuerza de ley).
Lo mismo ocurre con la discapacidad, que sí lo añadió la mentada
Comisión. Aunque en este punto el experto me refirió que Cuba es
signataria de un convenio internacional sobre derechos de las personas
con discapacidad.
Le informé que en Cuba ya existen personas trans que contrajeron
matrimonio, y hasta existe una película o docudrama sobre el primero de
estos casos —En el cuerpo equivocado—, que debía tratar de ver; además
de que es imposible e incorrecto hablar, en términos legales, de que
sean “dos hombres o dos mujeres casadas”, por tanto no habría
inconstitucionalidad en tales matrimonios.
Pensar que alguien transite hacia una identidad de género diferente a la
que la norma social le reconocería por sus genitales ya dentro de un
matrimonio heterosexual, sería una posibilidad demasiado remota que poco
o nada guardan relación lógica y científica con el modo en que ocurren
estos procesos de construcción de la personalidad.
No obstante, sí coincidí con Toledo Santander en que sería muy bueno que
existiera esa Ley específica sobre identidad sexual, propuesta que el
Cenesex hizo ya hace años, y nunca hubo respuesta sobre su pertinencia o
posibilidad de discusión parlamentaria.
Y el último razonamiento al cual haré referencia —me saltaré algunos
cuestionamientos personales que se me hicieron sobre los enfoques o
estilos de mis escritos en esta bitácora, los cuales también respondí,
considero, con el mayor respeto y serenidad— es que Toledo Santander
reiteró, como me dijo antes la Ministra de Trabajo y Seguridad Social,
que el término identidad de género no lo incluyeron, porque esa adición
no la aprobaron las diputadas y los diputados.
Por eso Mariela votó en contra de la Ley, porque la Asamblea no aprobó
eso, opinó.
Ante esa respuesta, no me queda otro remedio que dar a conocer aquí hoy
las verdaderas razones del voto en contra aquel día de la diputada
Mariela Castro Espín, las cuales constan en la grabación de la
entrevista que le hice el mismo 20 de diciembre de 2013, al concluir la
sesión parlamentaria, y que en aquel momento no publiqué porque no me
pareció lo más esencial ni trascendente de
lo sucedido ese histórico día.
Pero es necesario e imprescindible que la verdad prevalezca.
ENTREVISTA A MARIELA CASTRO ESPÍN SOBRE SU VOTO EN PARLAMENTO A
PROPÓSITO DE LEY CÓDIGO DE TRABAJO
20 de diciembre de 2013, Palacio de Convenciones de La Habana.
Paquito: ¿Qué importancia le ves a lo que se logró con el
Código de Trabajo?
Mariela: El documento que se discutió y se aprobó del Código de
Trabajo ha logrado ser avanzado en el campo del derecho laboral, como yo
expresé en mi planteamiento cuando hice sugerencias de modificaciones a
tres artículos, y realmente creo que es un logro, independientemente de
que yo no podía votar a favor si no tenía la seguridad de que quedaran
explícitamente reconocidos los derechos laborales de las personas con
identidad de género diferente a la normativa aceptada.
Paquito: Hubo apoyos importantes que quizás no sé si tú
esperabas, diputados de creencias religiosas, desde el arte, de
distintas esferas ¿cómo interpretas eso?
Mariela: Me da mucha satisfacción el apoyo que recibieron mis
propuestas por parte de dos líderes religiosos, de juristas, de
estudiantes y de algunas personas; no todas tuvieron tiempo a expresar
sus opiniones, pero me lo han ido expresando por escrito y verbalmente
en los salones. Y eso me da mucha satisfacción, porque significa que en
la Asamblea hay muchas más diputadas y diputados que están de acuerdo
con estas propuestas que hice, que dadas las contradicciones que
generaba entre personas que estaban a favor y en contra, se decidió
llevarlo al análisis de la comisión que va a analizar tanto contenido
como redacción de las nuevas propuestas que se hicieron.
Paquito: Retomando lo poco usual de la votación en contra por
algún diputado en nuestro Parlamento ¿Cómo tú lo interpretas dentro del
proceso lógico de transformaciones que estamos viviendo y el llamado que
se ha hecho a expresar nuestras opiniones libremente?
Mariela: Considero que, por lo que se expresó allí en la Asamblea,
esto antiguamente no era habitual, pero ya empieza a ser habitual. No
creo que esto haya sido un caso excepcional, porque por lo que
expresaron aquí mismo, muchos trabajadores no estuvieron a favor de
todos los planteamientos que se hacían en el documento, otros
trabajadores incluso no estuvieron de acuerdo en discutir el documento,
son pocos pero existió esta posibilidad que antes era más difícil de que
ocurriera, porque había reglas más rígidas en el proceso de
participación. O sea, creo que se va comprendiendo mejor qué significa
participar y qué significa ejercer democráticamente el derecho al voto
en relación con los temas legislativos.
Yo realmente hubiera querido votar a favor, porque creo que la ley es
avanzada y refleja elementos muy importantes que recogen el sentir de
nuestra población, de nuestro pueblo, sobre todo por la manera en que se
hizo, de consulta popular. Ahora, no podía dejar de ser consecuente con
mis planteamientos. Si no tengo seguridad de que la Comisión redactora
de la Ley recoja, con todos los elementos que corresponden, los
planteamientos que hice, no puedo ser parte de aprobar una ley que
contradice los principios fundamentales del derecho que estoy
defendiendo.
Paquito: En sentido general, ¿te parece que esto expresa
también el avance en la manera de discutir tanto en el Parlamento como
en la sociedad cubana?
Mariela: Hay avances en la manera de discutir, sobre todo en el
modo en que se discutió a nivel de base, de centro de trabajo, de grupos
sindicales, de núcleos del Partido, donde participaron activistas LGBT,
activistas por los derechos sexuales, que ya desde el Cenesex les hemos
dado formación y con más conocimiento pudieron participar. Eso es un
logro importante, el modo en que la gran mayoría de la población se
sintió atraída, involucrada en la participación de este debate.
Independientemente que hubo personas que no quisieron participar, y
otras que no estuvieron de acuerdo con algunas de las definiciones que
se planteaban.
Ahora, creo que todavía se debe perfeccionar el mecanismo de
participación democrática de las diputadas y diputados dentro de la
Asamblea. El propio mecanismo interno de la Asamblea debe perfeccionarse
en función de esos principios de participación democrática consagrados
en nuestra Constitución. Todavía hay que hacer aprendizajes.
Paquito: Para Cuba ya es muy importante el hecho de que se
reconozca la no discriminación por orientación sexual. ¿Cómo lo ves en
el contexto de América Latina y del mundo?
Mariela: Estoy muy emocionada, sinceramente, de que al menos ya
esta es la primera ley que en nuestro país reconoce los derechos
laborales de las personas sin discriminación por orientación sexual.
Lamento mucho que no se haya comprendido el concepto de identidad de
género y la importancia que tiene que esto se apruebe…
Paquito: Se comprendió en parte, y hay un compromiso de
revisar el tema.
Mariela: Eso es lo que me tranquiliza, pero me preocupa que
cuando la Primera Conferencia del Partido pasó lo mismo, es decir, se
hizo la recomendación de que se tuviera en consideración el concepto de
identidad de género. Yo supuse que la recomendación es tenerlo en cuenta
para las nuevas legislaciones, y sin embargo aquí no fue recogido por
estas personas que redactaron la propuesta de ley. Y esto me preocupa,
porque independientemente de que conozcan o no sobre el tema, de que
tengan información y cultura sobre el tema, eso no les da derecho a no
considerar los derechos de estas personas en la nueva legislación.
Tienen la obligación de consultar a las instituciones competentes.
Paquito: Pero yo creo que tenemos cosas que festejar entonces
este fin de año…
Mariela: Hay cosas que festejar, pero no podemos perder de vista
que existen retos importantes en los que tenemos que seguir trabajando y
luchando.
http://paquitoeldecuba.com/2014/07/21/presidencia-del-parlamento-responde-pero-no-satisface-o-mariela-castro-estaba-clara-al-votar-en-contra/
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