Foto: Pastor Batista

CIEGO DE ÁVILA.— Llega el verano y, con él, los típicos chapuzones de julio y agosto. Es raro que alguna familia quede en casa, sin visitar, al menos, una piscina, una playa, un río o cualquier espejo de agua donde refrescar.

Para buena fortuna, las 65 áreas de baño acreditadas en Ciego de Ávila —incluidas 23 piscinas— disponen, al menos, de un salvavidas, según dio a conocer Ileana Fuentes Torres, directora de la Cruz Roja en la provincia avileña.

Para ello disponen de 106 socorristas debidamente categorizados, la mayoría en los balnearios del polo turístico Jardines del Rey, aunque otros prestarán servicios en áreas montañosas del Plan Turquino-Bamburanao, como en Aguas Azules y Mabuya, en Chambas; y Los Limpios, en Florencia, por solo citar dos ejemplos de amplia concurrencia de personas.

De modo que se pretende no quede un lugar sin estos custodios de las aguas. Sin embargo, la mayor preocupación no ronda en torno a los hombres de la pupila atenta, sino alrededor de las indisciplinas y negligencias de los bañistas.

Varios de los socorristas interpelados aseguran que las causas fundamentales de los ahogamientos son las imprudencias, relacionadas con el exceso en la ingestión de bebidas al­cohó­licas.

Es cierto que dentro de las probabilidades puede existir algún accidente, pero casi siempre estos son el resultado de un  inadecuado actuar que involucra hasta la familia.

George Sierralta Veitía, uno de los salvavidas de mayor experiencia en la Cruz Roja avileña, valida lo anterior con el hecho de que muchas veces acude al rescate de un menor, y, primero, tiene que salir a buscar al familiar, que ni se ha enterado del peligro que corría el pequeño; otras, hay que salvar a algún deso­bediente que ya había sido requerido.

Verano tras verano estas situaciones se repiten. Ya el pasado año hubo que lamentar en esta época en la provincia la pérdida de ocho vidas por ahogamiento, y las estadísticas demostraron que casi la totalidad cometió alguna indisciplina.

El General de Ejército Raúl Castro, Presidente de los Con­sejos de Estado y de Ministros, en la constitución del actual Parlamento, el 24 de febrero del  2013, subrayaba que “la gran batalla que se impone es la necesidad de una lucha enérgica y sin tregua contra los malos hábitos y los errores que en las más diversas esferas cometen diariamente muchos ciudadanos…”.

Una manera convincente de decir que cuanto se haga en materia de prevención y control, siempre será poco. Los hechos confirman que en esta lucha no se puede claudicar, porque la recreación sana no excluye a piscinas, ríos o espejos de agua, donde es mejor ahogar las indisciplinas que perder una vida humana.