Portada :: Cuba

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06-05-2014

Padura in Buenos Aires
Atilio Borón

Rebelión


A CubaNews translation.
Edited by Walter Lippmann.

How is it possible that the failures or distortions of the revolution which, according to Padura, cause "nostalgia, disenchantment, loss of hope" in a society can be described without saying a word about U.S. imperialism and its criminal 55 year-blockade against Cuba?

I have great respect for Leonardo Padura, who has written some remarkable (and controversial) books such as The Man Who Loved Dogs.  In the coming days at the Book Fair in Buenos Aires he will present his latest work: The Longest Journey, a story about the Cuba in the 80’s and 90’s of the last century. Today, Sunday May 4, the daily La Nación de Buenos Aires published a long interview with this author which provides a very negative balance sheet on the Cuban Revolution.

Certainly, any historical process makes some things right and also makes mistakes; it has successes and failures. The problem with Padura is that he fails to see anything done right in his diagnosis of those years, undoubtedly difficult of the "special period". But could it be that there was nothing right in revolutionary Cuba; that it all went wrong? Is it possible to forget historic achievements such as universal literacy and the enormous expansion of the educational system; the advances in health care; the lowest infant mortality rate in the Americas; the universal access to culture in all its expressions; social security; internationalism as an expression of global solidarity, to cite only the most obvious?

One could say that these achievements are no longer enough, but how is it possible that the failures or distortions of the revolution which, according to Padura, cause "nostalgia, disenchantment, and loss of hope" in a society, can be described without saying a word about U.S. imperialism and its criminal 55 year-blockade against Cuba? Without this essential reference, any criticism of a particular political process falls into the realm of abstract complaint and, therefore, becomes an inherently wrong product of myopic unilateralism.

Following this reasoning, the Revolution would have failed by the ineptitude of its leadership; Allende was overthrown by the mistakes of his economic policy; Arbenz for his recklessness when trying to fight the looting perpetrated by the United Fruit; Juan Bosch was deposed by his stubborn intransigence against the empire; the Bolivarian Revolution is threatened because of its incompetence, and so on.

Thus, the historical process --and the international framework in which it develops-- is disregarded. This, in the case of Cuba, reveals the ancient American obsession with taking over the island. The class struggle at the international level is overlooked; the outstanding role Cuba played to, for example, enabling the defeat of apartheid in South Africa and imperialism in Angola is forgotten. The fact that the biggest economic and military power in history has stubbornly until today, and with all its forces, harassed and sabotaged the Cuban Revolution is ignored.

It goes without saying that we must not --or should not-- ignore the endogenous factors which cause --in part and only in part-- the problems denounced by Padura. But a rigorous diagnosis must recreate in the analysis all the elements of the historical moment in which the internal and external factors are dialectically intertwined. The inventory of the errors and shortcomings of the Revolution is incomprehensible --an infernal gibberish-- in the absence of adequate contextualization.  I humbly believe that he who is not willing to talk of U.S. imperialism should hold a respectful silence when expressing an opinion on the Cuban reality.


Rebelión has posted this article with the author's permission through a Creative Commons license, respecting their freedom to publish it

 

 

 

 

 

 

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06-05-2014

Padura en Buenos Aires
Atilio Borón

 

¿Cómo es posible que los fracasos o distorsiones de la revolución, que según Padura provocan "la nostalgia, el desencanto, las esperanzas perdidas" de una sociedad puedan ser señaladas sin decir una palabra sobre el imperialismo norteamericano y su criminal bloqueo de 55 años a Cuba?

Tengo un gran respeto por Leonardo Padura,que ha escrito algunos textos notables (y polémicos)como "El hombre que amaba a los perros." En los próximos días presentará en la Feria del Libro de Buenos Aires su más reciente obra: "El viaje más largo", una crónica sobre la Cuba de los años ochenta y noventa del siglo pasado. Hoy, Domingo 4 de Mayo, el diario La Nación de Buenos Aires publica una larga entrevista con este autor y en la cual ofrece un balance muy negativo sobre la Revolución Cubana. Obviamente, cualquier proceso histórico tiene aciertos y errores, logros y fracasos. El problema con Padura es que los primeros no aparecen en su diagnóstico sobre aquellos años, durísimos sin duda, del "período especial". ¿Pero será que no hubo ninguno en la Cuba revolucionaria, que todo estuvo mal? ¿Es posible olvidarse de conquistas históricas tales como la alfabetización universal y la enorme expansión del sistema educacional, los avances en materia de salud,la tasa de mortalidad infantil más reducida de las Américas, el acceso universal a la cultura en todas sus expresiones, la seguridad social, el internacionalismo como expresión de la solidaridad a escala mundial, para no citar sino las más evidentes?

Se podría decir que estos logros ya no bastan pero, ¿cómo es posible que los fracasos o distorsiones de la revolución, que según Padura provocan "la nostalgia, el desencanto, las esperanzas perdidas" de una sociedad puedan ser señaladas sin decir una palabra sobre el imperialismo norteamericano y su criminal bloqueo de 55 años a Cuba? Sin esa imprescindible referencia cualquier crítica a un proceso político concreto se desliza al terreno de la denuncia abstracta y, por lo tanto, insanablemente equivocada producto de su miope unilateralismo. Así la Revolución habría fracasado por la ineptitud de su dirigencia, a Allende lo derrocaron por los errores de su política económica, a Arbenz por su imprudencia al pretender atacar el saqueo que perpetraba la United Fruit, Juan Bosch fue depuesto por su terca intransigencia frente al imperio, la Revolución Bolivariana está amenazada por su incompetencia y así sucesivamente. Desaparecen el proceso histórico y el entramado internacional en el cual éste se desenvuelve y que, en el caso de Cuba,revela la antiquísima obsesión norteamericana por apoderarse de la Isla; se esfuma la lucha de clases en el plano internacional y el sobresaliente papel que le tocó jugar a Cuba para, por ejemplo, hacer posible la derrota del apartheid en Sudáfrica y de los imperialistas en Angola; y se hace caso omiso del hecho de que la mayor potencia económica y militar de la historia se ha empecinado, hasta el día de hoy y con todas sus fuerzas, en hostigar y sabotear a la Revolución Cubana. Va de suyo que no se puede ni se deben ignorar los factores endógenos causantes -en parte y sólo en parte- de los problemas denunciados por Padura. Pero un diagnóstico riguroso debe recrear, en el plano del análisis, la totalidad del momento histórico en donde los factores internos y externos se encuentran dialécticamente entrelazados. El inventario de los errores y las insuficiencias de la Revolución es incomprensible, un galimatías infernal, en ausencia de una adecuada contextualización. Creo, modestamente, que quien no esté dispuesto a hablar del imperialismo norteamericano debería llamarse a un prudente silencio a la hora de emitir una opinión sobre la realidad cubana.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.



 

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