In Defense of Kim Novak (Granma, April 21, 2014)

Magia de la imagen en la que, además de la belleza de la actriz, mucho tuvo que ver la complejidad con que el director revistió el personaje.

A la Novak ya se le había visto en películas importantes como El hombre del brazo de oro (1955, Otto Preminger) y Picnic (1955, de Joshua Logan), pero la platinada de ojos translúcidos que trataba de escapar de James Stewart, paralizó el aliento y estrujó corazones al hacer creer que moría al caer desde una torre.

Tenía 25 años, y Stewart cincuenta, y cuando el maduro actor la sostuvo en sus brazos y la besó, fue uno de los hombres más envidiados de la época.

A finales de los años sesenta, cansada de la presiones de Hollywood, Kim Novak se retiró del cine y se fue a pintar y a criar caballos y llamas a un rancho de California.

Tendría esporádicas apariciones en las pantallas, principalmente en la televisión, pero en la memoria de sus amantes secretos nada fue capaz de remover la imagen seductora impresa en Vértigo.

Quizá porque en el Festival de Cannes del pasado año, Kim Novak recibió un caluroso homenaje, se le invitó a que entregara un premio en la última ceremonia de los Oscar.

A los 81 años de edad trató de mostrarse lo mejor posible en una gala en la que esconder arrugas y exhibir bríos juveniles es un requisito.

Al día siguiente, los medios norteamericanos se hicieron eco no solo de las críticas que sufrió Kim Novak a causa de su apariencia física, sino también de las burlas de las que fue objeto.

El millonario Donald Trump escribió en su cuenta de Twitter que la actriz “debería demandar a su cirujano plástico” y varios especialistas de la cosmetología se apresuraron en ofrecer sus dictámenes.

El cirujano plástico William Bruno, que en Beverly Hills le presta servicios a la “creme de la creme”, dijo en una encuesta realizada por Hollywoodlife que la exestrella “se había pasado con la cirugía estética”. Y dio detalles: “Lo que más llama la atención es la barbilla. No parece que tuviese un mentón delicado y femenino, sino más bien parece una barbilla masculina”.

Avasallada por las opiniones de un mundo que adquiere cada vez más los tintes de un espectáculo imparable, la legendaria Kim Novak corrió a refugiarse entre sus caballos y llamas.

Semanas estuvo rumiando la afrenta pública, hasta que hace unos pocos días se decidió a responder mediante una carta publicada en Facebook. En ella explica que si pareció torpe y rígida en la ceremonia del Oscar se debió a que había tomado un medicamento para aplacarse los nervios. Pero las burlas––dijo––, habían sido demasiado humillantes para que pudiera abandonar su casa.

"Sin embargo, ya no voy a contenerme de hablar claro contra quienes se burlaron”, e hizo referencia a un pasado en torno al cual todavía hay interrogantes: "Años atrás me alejé de Hollywood, en parte porque no quería enfrentarme a los acosadores". Y dejó claro que si se había ido de la llamada meca del cine fue “por ceder a la presión, en lugar de luchar por lo que sentía estaba bien".

En su carta, la Novak comparó la reacción funesta del público estadounidense con el gran homenaje que había recibido en Cannes y dejó claro que para ella “una persona tiene el derecho de verse tan bien como pueda, y yo me siento mejor cuando me veo mejor".

En cuanto a sus glorias del pasado y sus ya viejos amantes del celuloide, ni una sola referencia, quizá por saber que siempre será la rubia platinada creada por Hitchcock, de entre todas, la primera.

http://www.granma.cu/cultura/2014-04-21/alegato-por-kim-novak

ÓRGANO OFICIAL DEL COMITÉ CENTRAL
DEL PARTIDO COMUNISTA DE CUBA

Crónica de un espectador

Alegato por Kim Novak

		HAVANA 23 DE APRIL 23, 2014 OFFICIAL ORGAN OF THE CENTRAL COMMITTEE OF THE COMMUNIST PARTY OF CUBA LAST UPDATING: 20:48:12 Crónica de un espectador In Defense of Kim Novak Millions of viewers around the world fell in love with Kim Novak in 1958 when Alfred Hitchcock directed her in *Vertigo* Author: Rolando Pérez Betancourt \| internet@granma.cu April 21, 2014 A CubaNews translation. Edited by Walter Lippmann. Kim Novak. Millions of viewers around the world fell in love with Kim Novak in 1958 when Alfred Hitchcock directed her in *Vertigo* The magic of a film in which, besides the beauty of the actress, much had to do with the complexity the director gave to her character. Novak had already been seen in important films such as *The Man with the Golden Arm* (1955, Otto Preminger) and *Picnic* (1955, Joshua Logan), but the platinum blonde with translucent eyes trying to escape from James Stewart, stopped breaths and squeezed hearts when she made believe she had died after falling from a tower. She was 25 years old, and Stewart fifty; and when the mature actor held her in his arms and kissed her, he was one of the most envied men of the time. In the late sixties, tired of the pressures of Hollywood, Kim Novak retired from the cinema and went to paint, raise horses and llamas on a ranch in California. She made sporadic appearances on screen, mainly on television; but in the memories of her secret lovers nothing was able to remove the seductive image printed on *Vertigo*. Maybe because Kim Novak received a warm tribute in the Cannes Film Festival last year, she was invited to deliver an award at the latest Academy Oscars. At 81 years of age, she tried to look her best at a gala ceremony in which hiding wrinkles and showing youthful vigor is a requirement. The next day, the United States media echoed not only the criticism suffered by Kim Novak because of her physical appearance, but also the mockery they made of her to. Billionaire Donald Trump wrote in his Twitter account that the actress "should sue her plastic surgeon" and several cosmetology specialists were quick to offer their opinions. Plastic surgeon William Bruno, who in Beverly Hills provides services to the "crème de la crème", said in a survey by HollywoodLife that the former star "had gone too far with cosmetic surgery." And he elaborated, "What is most striking is her chin. It does not look as a delicate and feminine chin, but rather like a masculine chin.” Overwhelmed by the opinions of a world that is increasingly becoming an unstoppable show, the legendary Kim Novak ran for cover among her horses and llamas. For weeks she was ruminating about the public affront, until a few days ago she decided to respond in a letter posted on Facebook. She explains that if she was awkward and stiff at the Oscars it was because she had taken medication to calm her nerves. But the mockery –she said– had been too humiliating for her to leave home. "However, I will no longer restrain myself from speaking out against those who teased me," and referred to a past about which there are still questions: "Years ago I walked away from Hollywood, partly because I did not want to face the stalkers". And she made clear that if she had left the “film Mecca” it was because she had "yielded to the pressure, instead of fighting for what she felt was right." In her letter, Novak contrasted the cruel reaction of the American public with the tribute she had received in Cannes, and made clear that for her, "a person has the right to look as good as possible, and I feel better when I look better ". As for her past glories and her ageing film lovers, not a single reference was made; perhaps because she knows she will always be the platinum blonde created by Hitchcock, the first among them all.
		LA HABANA, 23 DE ABRIL DE 2014 ÓRGANO OFICIAL DEL COMITÉ CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA DE CUBA ÚLTIMA ACTUALIZACIÓN 20:48:12 facebook twitter google + rss Crónica de un espectador Alegato por Kim Novak Millones de espectadores en el mundo se enamoraron de Kim Novak cuando en 1958 Alfred Hitchcock la dirigió en Vértigo Autor: Rolando Pérez Betancourt \| internet@granma.cu 21 de abril de 2014 Kim Novak. Magia de la imagen en la que, además de la belleza de la actriz, mucho tuvo que ver la complejidad con que el director revistió el personaje. A la Novak ya se le había visto en películas importantes como El hombre del brazo de oro (1955, Otto Preminger) y Picnic (1955, de Joshua Logan), pero la platinada de ojos translúcidos que trataba de escapar de James Stewart, paralizó el aliento y estrujó corazones al hacer creer que moría al caer desde una torre. Tenía 25 años, y Stewart cincuenta, y cuando el maduro actor la sostuvo en sus brazos y la besó, fue uno de los hombres más envidiados de la época. A finales de los años sesenta, cansada de la presiones de Hollywood, Kim Novak se retiró del cine y se fue a pintar y a criar caballos y llamas a un rancho de California. Tendría esporádicas apariciones en las pantallas, principalmente en la televisión, pero en la memoria de sus amantes secretos nada fue capaz de remover la imagen seductora impresa en Vértigo. Quizá porque en el Festival de Cannes del pasado año, Kim Novak recibió un caluroso homenaje, se le invitó a que entregara un premio en la última ceremonia de los Oscar. A los 81 años de edad trató de mostrarse lo mejor posible en una gala en la que esconder arrugas y exhibir bríos juveniles es un requisito. Al día siguiente, los medios norteamericanos se hicieron eco no solo de las críticas que sufrió Kim Novak a causa de su apariencia física, sino también de las burlas de las que fue objeto. El millonario Donald Trump escribió en su cuenta de Twitter que la actriz “debería demandar a su cirujano plástico” y varios especialistas de la cosmetología se apresuraron en ofrecer sus dictámenes. El cirujano plástico William Bruno, que en Beverly Hills le presta servicios a la “creme de la creme”, dijo en una encuesta realizada por Hollywoodlife que la exestrella “se había pasado con la cirugía estética”. Y dio detalles: “Lo que más llama la atención es la barbilla. No parece que tuviese un mentón delicado y femenino, sino más bien parece una barbilla masculina”. Avasallada por las opiniones de un mundo que adquiere cada vez más los tintes de un espectáculo imparable, la legendaria Kim Novak corrió a refugiarse entre sus caballos y llamas. Semanas estuvo rumiando la afrenta pública, hasta que hace unos pocos días se decidió a responder mediante una carta publicada en Facebook. En ella explica que si pareció torpe y rígida en la ceremonia del Oscar se debió a que había tomado un medicamento para aplacarse los nervios. Pero las burlas––dijo––, habían sido demasiado humillantes para que pudiera abandonar su casa. "Sin embargo, ya no voy a contenerme de hablar claro contra quienes se burlaron”, e hizo referencia a un pasado en torno al cual todavía hay interrogantes: "Años atrás me alejé de Hollywood, en parte porque no quería enfrentarme a los acosadores". Y dejó claro que si se había ido de la llamada meca del cine fue “por ceder a la presión, en lugar de luchar por lo que sentía estaba bien". En su carta, la Novak comparó la reacción funesta del público estadounidense con el gran homenaje que había recibido en Cannes y dejó claro que para ella “una persona tiene el derecho de verse tan bien como pueda, y yo me siento mejor cuando me veo mejor". En cuanto a sus glorias del pasado y sus ya viejos amantes del celuloide, ni una sola referencia, quizá por saber que siempre será la rubia platinada creada por Hitchcock, de entre todas, la primera. http://www.granma.cu/cultura/2014-04-21/alegato-por-kim-novak