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El universo musulmán

Tras las huellas de Mahoma

Los musulmanes alcanzaron la cima de su tiempo y hoy reaccionan airadamente ante las pretensiones de los eternos explotadores

Por: ROBERTO CORREA WILSON
inter@bohemia.co.cu

En tiempos en que el irrespeto y el menosprecio de los círculos ultraderechistas de Occidente se hacen sentir en todo su exclusionismo contra el Islam, al que no dudan de tildar como el "nuevo demonio" que debe ser combatido en cualquier rincón del orbe, no es ocioso recordar algunos elementos que hablan de la grandeza y valores de ese universo humano que involucra a casi la tercera parte de la población del orbe.

La imagen de Mahoma, profanada en Occidente


Además...

 . Estados islámicos

Recurrir, como se hace, al odio de creencias, razas y cultura, tiene en esta época, junto a un amargo sabor a destructivo fundamentalismo, un trasfondo que se relaciona con las intenciones de los eternos explotadores de apoderarse de los grandes recursos energéticos que se concentran en el mundo musulmán, imponiendo a esos pueblos un orden social, económico y político que les es totalmente ajeno. De ahí su respuesta airada a tales intentos, al igual que ocurrió recientemente ante la profanación a Mahoma por parte de Occidente.

Toda una muy larga historia

Después de la muerte del profeta Mahoma en el año 632, el islamismo tuvo una rápida expansión. Hacia el Occidente, se extendió por países del norte de África; en la península Ibérica a España (Granada y Córdoba); en Francia (Poitiers); en Turquía, nación situada en los límites europeos y asiáticos; y por Estados del Oriente Medio y Asia Central como Uzbequistán, Afganistán y Paquistán, así como en Indonesia y otras naciones cercanas.

Según especialistas, la aparición de la figura de Mahoma y la fulgurante expansión del islam provocaron a partir del siglo VII una de las revoluciones más extensas y profundas que ha conocido el mundo. Esta convulsión se apoyaba en la lengua y la religión, ligados entre sí por el Corán, libro sagrado que contiene las revelaciones que según Mahoma recibió de Dios, y cuyos códigos social y moral tratan asuntos civiles y religiosos. También estuvo sostenido por un aparato militar fuerte y aguerrido. A cuatro siglos de la muerte del Profeta, el islamismo había conquistado una inmensa extensión territorial.

A los pueblos sometidos no se les exterminaba ni se les imponía por la fuerza la conversión al nuevo credo, sino que se les dejaba en liberad de seguir con su religión, su cultura y hasta su organización administrativa a cambio de un tributo. Esa decisión política hizo posible el enriquecimiento de la cultura árabe, que en su origen no era precisamente de las más adelantadas, pero que con las sucesivas asimilaciones producto de sus conquistas terminó por lograr una extraordinaria brillantez.

Legado árabe

Todo eso produjo un singular florecimiento cultural que condujo a la supremacía musulmana durante cuatro siglos al menos, en los ámbitos de la ciencia, la filosofía, la literatura, el arte y la técnica. Los sabios árabes en esas materias fueron referentes universales.

Ornamentación árabe. Un ejemplo de buen gusto y laboriosidad

Números, palabras y conceptos como cifra, cero, álgebra o algoritmo proceden de las matemáticas árabes. La última deriva del nombre del matemático Mamad Ibn Musa al-Khwarizmi, que nació en el año 780. Parece

demostrado que fue la primera persona en utilizar la cifra cero como valor posicional, lo que significó un paso importante para las matemáticas. Operaciones esenciales como la regla de tres y el sistema de extracción de raíces cuadradas se deben a él. Su obra Kitab-al abr, un tratado sobre integración y ecuaciones, dio origen a la palabra álgebra. Los avances matemáticos musulmanes fueron utilizados para levantar complejos arquitectónicos como palacios, mezquitas y otras edificaciones, e idear numerosos aparatos hidráulicos. Su sistema numeral ha sido aceptado universalmente.

La alquimia árabe aportó al mundo descubrimientos muy importantes: tabla de pesos específicos bien medidos, mejoras en el mecanismo de las balanzas, nuevas tinturas y ácidos fueron algunos de sus resultados. Tenían muy en cuenta la utilidad de las ciencias y sacaron provecho de ella. Fabricaron y refinaron azúcar a partir de procesos traídos de la India y su elaboración bajo el aspecto de cristales.

Usaron la palabra alambique, una voz árabe, para producir alcohol -otra voz árabe- y su utilización en la elaboración de perfumes. El alambique permitía la destilación en gran escala. Los jabones eran usados en los baños públicos y los producían en grandes cantidades. En los laboratorios alquímicos árabes se logró la obtención de la sosa.

Medicina y economía

Como sucedió en los demás ámbitos científicos, también en la Medicina los árabes se apoyaron en los aportes de otras culturas más antiguas. Los médicos árabes de la época dividían su ciencia en dos aspectos: el teórico y el práctico. La prohibición de llevar a cabo disecciones de cadáveres les impidió profundizar en el estudio de la anatomía. Sin embargo, se realizaban operaciones quirúrgicas. Se practicaban complejas técnicas de sutura, se reducían fracturas y luxaciones e incluso extirpaban tumores. Conocían la circulación cardiovascular de la sangre, diferenciaban entre arterias y venas y tenían una idea muy aproximada de la constitución del sistema nervioso.

El astrolabio. Una importante creación de la cultura musulmana

En el bagaje de todo médico figuraba el instrumental para practicar cualquier intervención odontológica, pues no se consideraba una rama aparte de la Medicina. Usaban el opio como analgésico. La farmacopea era muy irregular: junto a ciertos remedios indiscutibles en el tratamiento de algunas enfermedades, se prescribían otros extraídos de las supersticiones. Pero los expertos diferenciaban cuatro tipos de sustancias: alimento, medicina, veneno y antídoto. Además se utilizaban amuletos y talismanes, y era corriente que algunos médicos prescribieran remedios consistentes en inscripciones mágicas que el paciente debía tragar en estrecho contacto con el punto de su organismo que estuviese enfermo.

Su temprano descubrimiento del alcohol los indujo a utilizarlo como antiséptico. También practicaban las cauterizaciones en el caso de llagas abiertas y lepra. En los territorios islámicos era notable el buen estado de los hospitales y la gratuidad de su servicio: los enfermos tenían garantizada una visita diaria del médico y estaban atendidos por enfermeros.

Estudiosos consideran que el interés árabe por el reconocimiento del firmamento no estaba ajeno a ciertas necesidades de ese pueblo, como la de orientarse en el desierto o la de que la plegaria deba hacerse en dirección a La Meca, la Ciudad Santa donde nació Mahoma. Sus trabajos astronómicos fueron más allá de la exploración visual del cielo. Lo analizaron matemática y geométricamente, como queda patente en términos astronómicos: cenit, acimut o nadir.

También perfeccionaron uno de los instrumentos esenciales para el análisis celeste, el astrolabio. Con él se podían medir las alturas de los astros sobre el horizonte, y por lo tanto calcular con bastante precisión sus movimientos. Los astrónomos hacían representaciones figurativas de las constelaciones.

La agricultura

Los árabes desempeñaron un papel importante en la extensión de las técnicas agrarias. Llegaron al virtuosismo en el diseño de sistemas de aprovechamiento y distribución hidráulica, lo que entrañaba la construcción de molinos, norias y aparatos con que se sacaba agua de los ríos para el riego. En el siglo X había ingenios flotantes que aprovechaban la corriente del Tigris para moler granos.

El universo musulmán merece el respeto que se ha ganado con creces

Igualmente, desarrollaron el sector textil. La seda dejó de ser monopolio chino debido a ellos, que la empezaron a producir en Irán hacia el siglo VII. Dominaban el mercado del algodón indio y disponían de la enorme industria textil egipcia. Desarrollaron notablemente la técnica de los metales, que producían y trabajaban con sumo cuidado. Eran muy celosos de los secretos de la fabricación de sus armas, e igualmente diseñaban y construían relojes.

En las cortes musulmanas de la época, los califas, emires, visires y rais, vivían rodeados de poetas, filósofos, sabios y artistas de toda clase. Para los árabes el amor por los libros llegaba a convertirse en una pasión, mientras que las relaciones personales se gobernaban por reglas de cortesía, y la hospitalidad, uno de los preceptos del Corán que se practicaba estrictamente.

Son solo unos breves apuntes del legado dejado por la civilización árabe a la humanidad en cuatro centurias de expansión iniciado en el siglo VII -el primero de la Hégira (huida del Profeta de La Meca a Medina), o de la era musulmana. Los pensadores e investigadores musulmanes de aquellos siglos alcanzaron las cimas de su tiempo e irradiaron a todo el mundo conocido. No eran precisamente "salvajes", como se les quiere hacer ver por ciertos círculos de Occidente.

(3 de marzo de 2006)