07/23/13 - Cuba-L Analysis (Albuquerque) - |
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07/23/13 - Cuba-L Analysis
(Albuquerque) - LA VERDADERA DISIDENCIA Por Domingo Amuchastegui La arrancada espectacular de Yoani Sánchez en su gira cuasi mundial, seguida por los demás (la hija de Payá, Berta Soler, Elizardo Sánchez, el "Coco" Fariñas, Eliécer Ávila y los otros) llega a su fin. Paralelamente, la cobertura mediática se ha ido apagando -como hubo de advertir en fecha temprana una crónica de El País, de Madrid-, tanto por lo repetitivo de los respectivos discursos como por la pérdida de interés mediático. Su regreso transcurre, sin pena ni gloria, hasta que algún incidente fabricado convoque, de nuevo, la curiosidad mediática. Lo curioso es que estos poderes mediáticos, no pocos académicos "expertos" en el tema de Cuba y el mundillo miamense, nunca o casi nunca parecen advertir o percatarse de la existencia de otra disidencia, más fuerte, más efectiva, más influyente y decisiva. Esta otra disidencia -que no consulta con la embajada de EEUU u otras embajadas ni recibe paga de la USAID o de factores beligerantes de Miami- fue en el pasado, es hoy y será mañana la verdadera disidencia. Los otros -los actuales viajeros- son otra cosa; son los que llevan 25 años tratando de ser algo y no llegan a serlo, nunca han sido disidentes en la acepción correcta del término, sino que han intentado ser hasta hoy una oposición mal pagada -pues el grueso de los millones parece quedarse y diluirse en Miami y Washington- sin ningún poder de convocatoria o movilización de masas. A lo máximo -como se ha podido comprobar una vez más durante las visitas de los viajeros- que llegan es a formular renovados pedidos de ayuda material y monetaria y clamar -unos con lenguaje más edulcorado, otros de forma más explícita y descarnada- que EEUU apriete más la mano, asfixie al régimen de La Habana y que para ello recrudezca todas las acciones hasta alcanzar el colapso que ellos, los viajeros de hoy, no logran gestar. Los hay, incluso, algunos -como Oscar Elías Biscet- que recomiendan que EEUU repita en Cuba el expediente bélico de Bosnia en los 90. Es un cuadro muy parecido al de los batistianos derrotados y otros sectores que se exiliaban en 1959-61, esperando todos, con fe ciega, que Washington y sus marines se encargarían de asegurarles un regreso de vencedores. Los poderes mediáticos, los "expertos" y el mundillo miamense, ayer, actualmente y siempre, han brindado una visión en extremo estereotipada del proceso político en Cuba. Todo se reduce al monopolio de "la línea oficial," de lo que dice Fidel o publica Granma; se empeñan en una presentación plana, carente de matices, redundante y que en nada ha contribuído a distinguir posiciones diversas o encontradas dentro de las filas revolucionarias ni tampoco a entender sus interioridades o dinámicas de debate o confrontación ni de cómo se perfilan corrientes o cambios de política dentro de Cuba. Disidencias al interior de las filas revolucionarias las hubo y hay, manifestándose de mil maneras diferentes. Desde los tiempos de la lucha insurreccional hasta lo que ocurre en Cuba en estos momentos esta característica ha sido algo permanente y recurrente. Reducir su comprensión a las simplificaciones del totalitarismo o de un monolitismo donde nadie expresa nada diferente, anula toda posibilidad de comprender correctamente lo que pasó, pasa y pasará en Cuba. Todo el proceso insurreccional estuvo inmerso en polémicas y disidencias de todo tipo, desde la Sierra y el Llano, las luchas entre una Dirección Nacional y Fidel Castro, la Huelga de Abril, las formas de lucha, las diferencias y confrontaciones entre el M-26 y el 13-DR, el PSP, Auténticos, Ortodoxia, Triple A, Resistencia Cívica; una cosa era a fines de 1958 la Comandancia de la Columna 1, donde coexistían muy diversas corrientes y figuras, y otra cosa eran los adoctrinamientos marxistas en Tumbasiete. Y en el 59, todavía más, donde además del choque con las corrientes opuestas a la revolución y la política de EEUU, las diferencias y pugnas dentro entre las diferentes organizaciones revolucionarias y a su interior estaban a la orden del dia. Rastrear las disidencias de entonces es cosa imprescindible para entender los resultados finales que perfilaron los 60. La alarma y crítica al sobredimensionado papel del PSP, ¿no fue acaso una manifestación de disidencia?; ¿y la denuncia del sectarismo (léase virtual intento de golpe de Estado por parte de Aníbal Escalante, sus partidarios y el embajador soviético Kudriatzev, capítulo todavía por escribirse) no lo fue también, como lo fue en menor medida "la microfracción"?. Asimismo lo fueron las continuas confrontaciones en la esfera de la cultura o la política económica que se prolongaron, casi ininterrumpidamente, hasta los 70? ¿Cuántos no recibieron con reservas y alarma la suplantación de las cooperativas por granjas estatales? Muchos lo hicieron y lo manifestaron. ¿Hubo unanimidad en acometer la mal llamada "Ofensiva Revolucionaria" o en el apoyo a los soviéticos en su invasión de Checoslovaquia? Claro que no y muchos lo manifestaron en diversas instancias. La idea de que "nacionalizar" a los granizaderos o bodegueros nada tenía que ver con las ideas del socialismo, devino idea muy popular entre muchos, cosa argumentada repetidamente asi como el reiterado razonamiento que reclamaba, "No me le eches más la culpa al bloqueo" frente a "la línea oficial" de culpar al bloqueo por los disparates y extremismos en que incurrían "las políticas oficiales." ¿Acaso no fue disidencia pura el advertir sobre la sustancial modificación de la naturaleza de clase y razones para que la gente siguiera yéndose del país en fecha tan temprana como 1970 y la necesidad de rectificar políticas a tales efectos? Precisamente, por no existir ese monolitismo o totalitarismo, no pocos miembros del Partido no entendieron ni estuvieron de acuerdo con "el diálogo con la comunidad en el exterior" a fines de los 70 y no pocos le escribieron al mismísimo Fidel Castro, manifestando sus reservas y desacuerdos. Y los episodios de "la lucha contra el diversionismo ideológico," los denominados "Quinquenio Gris" o "Decenio Negro," la clausura de la revista Pensamiento Crítico y del Departamento de Filosofía y su recurva más de 20 años después con "el caso CEA," ¿qué fueron sino evidencias de debates, discrepancias, desacuerdos o disidencias con políticas oficiales erradas dentro de una aparente uniformidad en bloque? ¿A cuántos no se tildaron de pro-perestroikos por simpatías hacia el proceso de la perestroika en la antigua Unión Soviética? Todos estos eran los disidentes de siempre, "los atravesao," "los conflictivos," "los morcilleros," "los que no confiaban en la línea del Partido." ¿No fueron disidentes los que estuvieron pujando para que las ideas y modelos del Perfeccionamiento Empresarial remodelaran por entero, y a tiempo, el quehacer económico del país en los 80 y que aún después del V Congreso (1997) y ser adoptada esta política como "línea oficial" tuvieron que seguir pujando por 10 años más? ¿Y cuántos advirtieron en su momento acerca de lo estéril y contraproducente de un "ateismo científico"? ¿No fueron disidentes de la "línea oficial" al hacerlo? ¿A cuántos, con sobrados méritos, se les negó o se les quiso negar su incorporación al Partido? Y todo ello para para terminar abandonando semejante política una década más tarde, suplantándola con otra completamente opuesta. Los que alzaron sus voces contra tales políticas, los que escribieron o polemizaron de manera pública o a puertas cerradas, los que, llegada la discusión del Llamamiento al 4to Congreso del PCC, se pronunciaron a favor de radicales rectificaciones y cambios que sólo ahora aparecen ahora en los horizontes de cambios y rediseños que se ejecutan hoy en Cuba, esos fueron verdaderos disidentes. Bastaría, entre otras muchas pruebas, con echarle una revisada a los millones de actas de los núcleos del Partido frente a esos episodios. ¿Acaso los debates que tuvieron lugar en el 2007 no fueron los más amplios y democráticos debates jamás vistos? Todos ellos significaron una demoledora crítica a pasadas políticas oficiales de todo tipo; todos ellos aportaron muchos reclamos e ideas que hoy se encuentran en vías de ejecución. Todos los que levantaron entonces sus voces en asambleas, reuniones, en el Internet, mediante intercambios epistolares o correos electrónicos, en ámbitos académicos, intelectuales, o en descargas informales, todos ellos fueron, y son, los otros disidentes, la otra disidencia, la que no buscó destruir, sino hacer mejor las cosas, la que alertó y criticó, la que buscó y busca un socialismo mejor, fresco, abierto a todas las opiniones, diverso, democrático, sin intimidaciones ni secretismos, y respetuoso, que funcione y genere progreso individual y colectivo, sostenible. Todos y cada uno de estos párrafos -desde 1958 hasta el año en curso- pudieran ser ilustrados con nombres de hombres y mujeres que fueron parte integral del proceso revolucionario, incluida su dirigencia, con un abundante anecdotario. Los que hayan sido participantes los conocen; los otros los niegan. Espero que la historia los reconozca. En la encrucijada de hoy los opositores pagados no se representan en la vida real, en las tendencias que abren futuro en Cuba, con el fenecido Proyecto Varela o los folletines en venta de Yoani Sánchez o las guaperías verbales de Berta Soler y otros. La disidencia verdadera de hoy -frente a la experiencia del pasado, del presente y del futuro- se representa por los muchos que perfilaron muchas de las ideas recogidas en el Llamamiento del VI Congreso del Partido en cuya ejecución -junto a otras muchas medidas en preparación- se ventilan exitosamente los desenlaces de continuidad de la experiencia cubana. A cada episodio de los incorrectamente llamados disidentes ha seguido, desde hace más de 25 años, una burbuja mediática, de un cierto entusiasmo en Miami asi como su paso breve o efímero. El inventario se multiplica, crece y se diluye en el olvido o la inoperancia, tanto desde Cuba con los casos de Armando Valladares, Elizardo Sánchez, Rafael del Pino, Vladimiro Roca, Ricardo Bofill, Raúl Rivero, Héctor Palacios, Héctor Maseda, Jorge Luis García Pérez (Antúnez), Marta Beatriz Roque, Manuel Cuesta Morúa, Oscar Elías Biscet, Osvaldo Payá, hasta la UNPACU, Ailer González, José Daniel Ferrer, Ariel Sigler, Guillermo "Coco" Fariñas, Las Damas de Blanco, Yoani Sánchez y otros, amén de la retahila casi incontable de organizaciones del "exilio histórico," en Miami. ¿Su oposición los conducirá a alguna victoria efectiva o trascendente? Los hechos pasados y presentes no parecen augurar nada de esto. Si algún disidente está haciendo ahora algo efectivo para reformar, cambiar, rediseñar y mejorar la experiencia cubana, ése es Raúl Castro, su equipo y las generaciones más jóvenes que ya hoy ocupan la mayor parte de las posiciones de poder en Cuba. Los otros, los viajeros, son puro espectáculo mediático. |