El costo de lo que no vende

FREDDY PÉREZ CABRERA

Almacenes repletos de objetos inservibles, deslucidos o de mal gusto. Percheros de donde cuelgan piezas descoloridas y pasadas de moda. Cajas que contienen mercancías obsoletas, o que han sido devueltas por su deficiente calidad. Tal es el estado de los inventarios ociosos y de lento movimiento en muchos lugares. Mientras tanto, la economía sigue perdiendo millones debido a la inmovilización de esos recursos.

fotos del autorLos almacenes abarrotados de productos ociosos o de lento movimiento constituyen una carga pesada para la economía.

Como se analizó críticamente en el pasado Consejo de Ministros, ese nocivo fenómeno constituye un problema a resolver de manera definitiva, en correspondencia con el Lineamiento 312 aprobado por el Sexto Congreso del Partido, donde se plantea la necesidad de ejercer un efectivo control sobre la gestión de compras y la rotación de inventarios en toda la red comercial, tanto mayorista como minorista, con vistas a minimizar la inmovilización y las pérdidas de recursos.

Un vistazo al asunto en Villa Clara demuestra cuántas aristas tiene este tema, detrás del cual se esconden insuficiencias de quienes se han encargado en estos años de adquirir, distribuir y comercializar dichos insumos, sin tener en cuenta los requisitos mínimos del mercado.

Al cierre del primer trimestre del año en curso, la provincia acumulaba más de 14 millones de pesos en los inventarios ociosos y casi 34 millones en los de lento movimiento, con especial destaque para las empresas subordinadas al Poder Popular, las cuales tenían más del 75 % del monto total del territorio.

Aquí influyen sobremanera las entidades del Comercio, que al cierre de mayo tenían 16,2 millones en sus inventarios ociosos y 25,9 en los de lento movimiento, según reconoció Digna Morales Molina, directora de esa empresa en la provincia.

Este es un proceso acumulativo de mucho tiempo, asegura la directiva. Aquí hay productos que pueden llevar en nuestra red diez y más años de existencia. Así, por ejemplo, usted puede encontrar, como en el municipio de Ranchuelo, cosas que no se van a vender nunca, entre ellos objetos de yeso, cámaras fotográficas de manufactura soviética, juguetes plásticos inservibles y otros insumos.

Los comercios exhiben prendas y objetos con un grado de obsolescencia asombroso.

"Ahora mismo, en artículos deportivos tenemos en inventario un millón 365 mil 700 pesos, de los cuales están ociosos un millón 195. Esta situación está relacionada, entre otras razones, con la gran cantidad de balones de voleibol adquiridos, los cuales, por su elevado precio y nivel de deterioro, no han tenido la salida que esperábamos", asegura Morales Molina.

Al indagar el porqué antes de comprar cualquier producto no se realiza un estudio de mercado serio, que tenga en cuenta cuestiones básicas como la oferta, la demanda y la calidad del artículo a introducir en la red de mercados, la funcionaria explica que no siempre existe esa posibilidad.

"Nosotros contratamos el plan por surtidos, entre ellos artículos de aseo y limpieza, ropa reciclada, útiles para el hogar, juguetes, quincalla y perfumería, artículos deportivos, confecciones, calzado y talabartería, útiles escolares, insumos agropecuarios y otros, pero no vemos lo que vamos a comprar hasta que no llega el producto a los almacenes, razón por la cual a veces nos venden ‘gato por liebre’", afirma la directora de Comercio en Villa Clara.

Al respecto, Rafael Sánchez Fernández, subdirector contable y financiero de la empresa, ejemplifica con el caso de unas botas amarillas de importación, adquiridas en fecha reciente, las cuales prometían una rápida salida; sin embargo, cuando el cliente se las ponía, en una semana las devolvía porque se partían. Y así ha ocurrido con otros productos que han sido devueltos debido a su mala calidad.

Otra arista del asunto, según Digna Morales, es el pago anticipado de las mercancías a la Empresa Comercializadora y de Servicios de Productos Universales, la cual, de acuerdo con lo establecido nacionalmente, debe cobrar en un término de 30 días, aunque la mercancía no se haya realizado en el acto de compraventa, algo que considera injusto y que afecta seriamente el estado financiero de la entidad porque puede llevar a pagar mucho dinero que nunca se recuperará en la práctica, como ha sucedido en infinidad de ocasiones, reconoce la directora.

Comprar por comprar o para satisfacer una necesidad

La Empresa Comercializadora y de Servicios de Productos Universales es la principal proveedora de artículos para el Comercio en Villa Clara. A ella corresponde adquirir buena parte de las mercancías que luego se distribuyen en la red de mercados minoristas con que cuenta el territorio.

Antonio Pérez López, director de dicha entidad en la provincia, reconoce que en verdad muchas veces son importados y comprados productos de muy baja calidad, los cuales luego no tienen salida, situación reflejada en esos almacenes repletos de ociosos o de lento movimiento, o en las tarimas y estantes de los comercios.

A pesar de que en los últimos años esta situación ha ido cambiando, al comprarse productos de mejor calidad y con mayor presencia, aún falta un largo camino por recorrer para estar a la altura de las exigencias del mercado, de modo que la mercancía tenga una rápida rotación, lo cual redundará en la disminución de esos altísimos inventarios, asegura el directivo.

Otro elemento clave en este asunto, según Pérez López, es el respeto al contrato. Antes la gente se burlaba de ese documento, al que consideraban un simple papel, y por ahí comenzó a fomentarse el nocivo fenómeno. Ahora la contratación no está tan centralizada, se intercambia un poco más con los proveedores, lo cual no quiere decir que sea un problema resuelto, explica el director.

Al respecto, Madaicy Álvarez Treto, directora de Contabilidad y Finanzas de la entidad, refiere que una vía para evitar estas excesivas acumulaciones en los almacenes, sería desarrollar una mayor agilidad a la hora de decidir las rebajas de precios de aquellos productos sin salida. Ese debía ser un proceso natural que, de ser realizado en tiempo, puede acelerar la recuperación de al menos una parte del gasto incurrido.

No realizar este proceso con dinamismo afecta a la economía del país, concluye Álvarez Treto.

Las soluciones no caen del cielo

Conscientes del extraordinario daño causado por el exceso de inventarios ociosos y de lento movimiento, las autoridades del Comercio y la Gastronomía en el territorio han implementado un grupo de acciones encaminadas a atenuar esta anomalía.

Entre ellas, la directora de la empresa en la provincia, Digna Morales, menciona la realización de ferias de productos ociosos y de ropa reciclada en centros de trabajo, aprovechando fechas como los días del educador, del médico y de otros sectores, así como la rotación de las mercancías de un municipio a otro, en dependencia del impacto y la aceptación que hayan tenido en esa zona.

Pone el ejemplo de la alta demanda de tenis de origen chino en la montaña, ante lo cual movieron hacia esa zona buena parte de la mercancía, explica.

Aunque el tema de los ociosos depende de decisiones más radicales y profundas, la acertada gestión comercial desempeña un papel importante.

http://www.granma.cubaweb.cu/2012/06/08/nacional/artic08.html