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La Habana, miércoles 23 de enero de 2013. Año 17 / Número 23 Tuinucú era una presa Tras los apremios que durante la pasada zafra mantuvieron bajo riesgo a un importante ecosistema de la cuenca del Zaza, los especialistas coinciden en reconocer progresos en el ordenamiento de los residuales azucareros en la zona Dayamis Sotolongo y Juan A. Borrego TAGUASCO, Sancti Spíritus.— Aunque la historia de multas y regaños públicos sobre el vertimiento indiscriminado de residuales de la industria azucarera en la zona de Tuinucú tiene años y hasta décadas e incluso, pudiera dar trigo para una serie de televisión, tanto los principales actores económicos —léase responsables de la contaminación—, como las autoridades encargadas de impedirlo, concuerdan en que quizás las mayores tensiones hayan ocurrido durante la pasada zafra. Con un 45 % de azolve, la laguna Uno necesita ser dragada para recuperar su capacidad de diseño, explica Mayling González, especialista de la Empresa Azucarera Sancti Spíritus. Con las dos industrias generadoras en pleno funcionamiento (el central Melanio Hernández y la destilería Paraíso), las principales lagunas repletas hasta más no poder y el sistema de fertirriego casi paralizado, los especialistas se enfrentaron a un círculo vicioso que los obligó a mantener el bombeo de los desechos de un lugar para otro, en una suerte de ejercicio inútil extendido hasta las postrimerías de la cosecha. El episodio, abordado en este propio diario bajo el título "Tuinucú: lagunas hasta el cuello" (20 de abril del 2012), motivó la intervención de la Unidad Provincial de Medio Ambiente, del CITMA, que entre las medidas más radicales estableció la obligatoriedad de los contaminadores de resolver la situación creada como condición sine qua non para arrancar la molienda a finales de año. ¿Cómo reordenar en pocos meses el flujo residual que mantenía bajo riesgo el ecosistema de la zona sin perjuicios a la producción azucarera y de derivados? La pregunta se instaló desde mediados del 2012 como punto obligado en la agenda de varias entidades del grupo AZCUBA, fraguó más de una respuesta y según los expertos, afortunadamente, viene ayudando a cambiar el panorama en la región. PACTO ENTRE CONTAMINADORES "Tuinucú era una presa", dice Delvis Julio Pérez Sánchez, director de la Unidad Empresarial de Base Derivados (destilería Paraíso), mientras enseña los trabajos de limpieza y drenaje ejecutados en los últimos meses en el batey para restablecer los cursos pluviales, muchos de los cuales en vez de correr hacia el río alimentaban descontroladamente las lagunas y, por lógica, multiplicaban los residuales almacenados. Además de beneficiar los suelos, el empleo de los residuales como fertirriego permite mantener un equilibrio en los sistemas. En la destilería, además, se sustituyeron 120 metros de tuberías de 18 pulgadas, se recuperó el vertedero, se crearon las condiciones —inversión mediante— para el traslado del tanque de ácido hacia un lugar más seguro, se elevó el nivel y fueron sellados los registros para evitar que asimilaran las aguas superficiales. "Hemos trabajado en varias direcciones de manera simultánea —explica Mayling González, especialista de la Empresa Azucarera Sancti Spíritus—: en la disminución del volumen de residuales que generamos, en el mejoramiento de su calidad y en crear condiciones para aprovecharlos como fertilizantes en las plantaciones cañeras". Bajo estos principios el central Melanio Hernández, en zafra desde el pasado 26 de diciembre, también ha laborado en función de conseguir un mejor aprovechamiento de las aguas tecnológica y de lavado, en la recolección de los derrames del área de molienda, en el ordenamiento de los pluviales y en otras medidas internas vinculadas con la limpieza de la fábrica. Magalys Torres, directora de la Unidad Provincial de Medio Ambiente en Sancti Spíritus, tiene bien claro que la solución a la problemática de los residuales en Tuinucú no es asunto para resolver en dos meses, pero concuerda en reconocer la receptividad de AZCUBA, su responsabilidad con la situación creada y su atención a lo dictaminado por el CITMA. EL POLLO DEL ARROZ CON POLLO Como las lagunas de Tuinucú no son un barril sin fondo para colectar de por vida todos los desechos de la producción industrial de la región, los especialistas en la materia coinciden en que ningún acomodo será efectivo si no incluye el aprovechamiento racional de los mismos. Para dar una salida ecológica a la situación, a raíz de fortalecerse el control ambiental, en el año 2001 se aprobó la ejecución en la zona de un proyecto de fertirriego que permitiría, mediante el empleo controlado de los residuales, ricos en nitrógeno, fósforo y potasio, irrigar unas 800 hectáreas de caña, suficientes como para mantener una correlación entre los volúmenes que entraban y salían del sistema. Causas diversas, entre las que se cuentan deudas financieras y también falta de prioridad, han limitado la ejecución a menos de la mitad de lo proyectado —entre el 2003 y el 2007 se logró montar el sistema con tuberías y estaciones de bombeo en unas 320 hectáreas— e incluso, el pasado año no se superaron las 110, lo que obviamente contribuyó a complicar el flujo. Hoy el asunto es visto con dos prismas: AZCUBA celebra que en los últimos meses se haya podido incrementar el área con fertirriego hasta las 200 hectáreas y que en el transcurso del año una inversión aprobada le asegure otras cien, más lo que pudieran remediar los primeros carros cisternas previstos para diseminar el producto en un radio de 30 kilómetros; Medio Ambiente, cauteloso, reconoce el salto, pero también la distancia que todavía falta para llegar a la cifra proyectada (800 ha). LA MIRADA DEL CITMA Para fortuna del sistema, el diluvio de mayo pasado, previo entendimiento entre AZCUBA y Recursos Hidráulicos, permitió "soltar" los residuales río abajo en medio de una espectacular crecida que los arrastró al fondo de la presa Zaza o quizás, hasta el mismísimo mar Caribe. David Calzada, especialista principal de Regulación Ambiental en el CITMA, está consciente de que las lluvias de mayo se llevaron el mosto, pero no la posibilidad de que las lagunas puedan volver a llenarse si no se procede de manera consecuente. "Estamos actualmente en un proceso de evaluación —dice—, apreciamos lo que se ha hecho, nosotros dejamos 22 medidas, muchas de las cuales se han cumplido y en otras se sigue trabajando, pero nos mantenemos verificándolo todo al detalle porque si falla la disciplina tecnológica se pierde lo logrado". De todas manera hay de momento una alerta roja que puede poner en peligro las acciones implementadas: en los primeros días de zafra el central como promedio generó 1,09 metros cúbicos de residuales por tonelada de caña molida, una correlación que supera los estándares concebidos por AZCUBA para la actividad y que a ese paso trae de regreso la visión de aquellas lagunas pestilentes que el pasado año semejaban presas a punto de desbordarse. http://granma.co.cu/2013/01/23/nacional/artic03.html |