SECESSIONIST MOVEMENT IN THE UNITED STATES
By Manuel E. Yepe

A CubaNews translation. Edited by Walter Lippmann.

The electoral victory this past November 6th which re-elected President Barack Obama triggered a confrontation going back to the origins of the secessionist war which bled the United States between 1861 and 1869.

In an open show of non-conformity with the renewal of the presidential mandate of the Democratic Party, the American extreme right is launching a campaign aimed at the dismembering the nation.

Secession in the Unites States a sad history whose traumas are still visible in old divisions prevailing in present day American society.

The White House has received from all fifty states which make up the USA, hundreds of thousands of petitions from people who individually back peaceful secession from the union of their respective states, and the acknowledgement of their freedom.

According to website WhiteHouse.gov, The White House will reply to those petitions with more than 25 thousand signatures, a figure which last November 26th had been surpassed by Texas with 170 thousand, not including that of Governor Rick Perry. Florida, North Carolina, Tennessee, Georgia and Louisiana follow with more than 30 thousand each.

Petitions are validated by the sender e-mail address.

A story that would make front pages if it happened in any other country is barely being covered by the mainstream media. However, in the alternative Internet media this phenomenon is being widely discussed.

Opposition to this secessionist movement has developed a similar action method to oppose it, but still their figures are not as relevant as those of their anti-American opponents.

Among the anti-secessionist petitions, the most popular so far is one requesting that President Obama withdraw American citizenship from those who sign the secession petition. Some also propose their deportation.

Another anti-secessionist formulation which has great support is one claiming to force the states wishing to separate from the United States to pay their share of the federal debt as a prerequisite for abandoning the union.

Many of those who stand against secession do it simply by requesting in their petitions to the White House “to do everything within their power to keep the nation united”.

But some make concrete proposals like stressing federalism in the way of the 1879 Constitution where the powers of the federal government were few and well-defined while the powers of the states were many and not defined.

The supporters of these ideas hope that those who do not like the policy of their own state can move to another.

In Austin, Texas, where the separatist movement is very strong, a local anti-separatist trend has emerged claiming that if Texas separates from the union, Austin and three other cities in the State (Dublin, Lockhart and Shiner) should be authorized to continue being part of the union “to protect the standard of living of its citizens and to guarantee their freedoms and rights according to the ideas and beliefs of the Founding Fathers”.

Last November, journalists Dan and Sheila Gendron published an interesting critical analysis of the secessionist movement in the United States on the Internet . According to them, fighting the system to fix it or bring it back to life is like “fighting for the steak of a dead and rotten cow”.

“Wouldn’t it be better to stay put while it collapses and contribute instead to making society move to a better paradigm based on care for fellow citizens rather than extracting their last penny with useless consumer products?”

The fact is that the two opposing poles of American politics are again at play: the Southern Conservatives and the Northern Democrats.

Both of them serve as a front for the supreme government of the banks, the corporations and the military-industrial complex which carry out the global hegemonic project of the United States. It's a government which has never been elected, but which rules the destiny of the superpower.

From the Southern perspective, in this confrontation President Barack Obama represents the interests of the North, being himself a Northerner from Chicago, black and an ally of the world of finance; the three accusations which the Southern right-wing articulate against the North. 

This is evidence of the extreme chauvinistic right-wing ideology of the reactionary Tea Party which seems to have over taken the fundamental political space of the Republican Party.

November 2012.


 

 

    
    MOVIMIENTO SECESIONISTA EN ESTADOS UNIDOS

Por Manuel E. Yepe

El triunfo electoral del 6 de noviembre que dio la relección al presidente Barack Obama fue detonador de una confrontación que recuerda los orígenes de la guerra de secesión que desangró a Estados Unidos entre 1861 y 1865.

En virtual manifestación de inconformidad por la renovación del mandato presidencial del partido demócrata, la extrema derecha estadounidense está protagonizando una campaña enfilada a la desmembración de la nación.

La secesión tiene en ese país una infortunada historia cuyos traumas se aprecian en las añejas divisiones que persisten en la sociedad estadounidense actual.

Desde los cincuenta estados que integran los Estados Unidos de América se han recibiendo en la Casa Blanca cientos de miles de peticiones en las que, a título individual, se reclama la secesión pacífica de la Unión de sus respectivos estados y que se reconozca la independencia de éstos.

Según se informa en el sitio web WhiteHouse.gov, La Casa Blanca responderá aquellas peticiones que reúnan más de 25 mil firmas, una cifra que, hasta noviembre 26 ya había sobrepasado Texas, con unas 170 mil, aunque sin incluir entre ellas la del Gobernador Rick Perry. Florida, Carolina del Norte, Tennessee, Georgia y Luisiana le siguen con algo más de 30 mil cada uno.

Las peticiones se validan con los datos de la dirección electrónica del remitente,

Lo que podría ser noticia ampliamente propagada si ocurriera en otro país cualquiera, apenas está recibiendo atención difusiva en los medios dominantes o “mainstream media”. No obstante, en medios alternativos de Internet el fenómeno está siendo debatido intensamente.

La oposición a este movimiento secesionista ha desarrollado un método de acción similar en sentido inverso, aunque todavía no alcanza cifras tan notorias como su contraparte antiestadounidense.

Entre las peticiones anti-secesionistas la que tiene hasta el momento mayor popularidad es una que pide al presidente Obama que se retire la ciudadanía de Estados Unidos a quienes firmen una petición de secesión. Algunas proponen, además, la deportación.

Otro planteamiento anti-secesionista con mucho apoyo es el que reclama que los estados que se separen de los Estados Unidos sean obligados a pagar su cuota proporcional de la deuda federal como requisito previo a su abandono de la Unión.

Muchos de los que se pronuncian contra la secesión lo hacen sencillamente suplicando a la Casa Blanca, en sus peticiones, que haga “todo lo que esté en su poder para mantener a la nación unida”.

Pero hay quienes hacen propuestas concretas, como la de acentuar el federalismo a la manera de la Constitución de 1879 en la que los poderes del gobierno federal eran pocos y definidos, en tanto que los que los estados reservaban para sí eran muchos e indefinidos. Así –esperan los ponentes de tales ideas– quienes no gusten de las políticas en su estado pueden optar por mudarse para otro.

En Austin, ciudad de Texas donde el movimiento separatista tiene gran fuerza, ha surgido una corriente antiseparatista local que reclama que, si Texas se separara de la Unión, Austin y otras tres ciudades del estado (Dublin, Lockhart y Shiner) sean autorizadas a continuar siendo parte de ésta “para proteger el nivel de vida de sus ciudadanos y asegurarles sus derechos y libertades de acuerdo con las ideas y creencias originales de los padres fundadores”.

Los periodistas Dan y Sheila Gendron publicaron en la Internet a fines de noviembre un interesante análisis crítico del movimiento secesionista en Estados Unidos. Según ellos, combatir al sistema para arreglarlo o resucitarlo “es como fajarse por el filete de una vaca muerta y podrida”.

“¿No sería mejor apartarse mientras colapsa y contribuir a que la sociedad se proyecte hacia un mejor paradigma basado más en la atención al prójimo que en exprimirlo hasta el último centavo con inútiles productos de consumo?”.

El hecho es que están nuevamente en juego los dos polos de la política estadounidense: los conservadores sureños y los demócratas norteños. Ambos sirviendo de fachada al gobierno supremo de los bancos, las corporaciones y el complejo militar industrial, portador del proyecto hegemónico global de Estados Unidos, que jamás ha sido electo pero es el que rige los destinos de la superpotencia.

Según la óptica sureña, en esta confrontación el presidente Barack Obama representa los intereses del norte por ser norteño (de Chicago), negro y aliado del mundo de las finanzas, las tres imputaciones que articulan a la derecha sureña contra el norte.

Asoma aquí la ideología de la extrema derecha chovinista del reaccionario movimiento Tea Party que parece haber ocupado el espacio político fundamental del partido republicano.

Noviembre de 2012.