boletín solidario de información
Correspondencia de Prensa
4 de setiembre 2012
Colectivo Militante -
Agenda Radical
Montevideo - Uruguay
redacción y suscripciones:
germain5@chasque.net
Colombia
La paz que todos queremos pero que es
tan esquiva
Es positivo el anuncio de
paz del Presidente, luego de sus más recientes y reiterados
pregones llamando a la guerra.
La urgencia de la paz ha sido reclamada por las grandes
mayorías durante todo el tiempo de este conflicto fratricida,
a través de todas sus expresiones de lucha; por eso para
quienes estamos del lado de las mayorías, el anuncio del
Presidente es positivo, así como todas las expresiones de
respaldo a la paz de Colombia desde todo los ámbitos del
país como de la Comunidad internacional, mucho más cuando
unas son expresiones teóricas y otras, las más importantes,
acciones de gobiernos y pueblos que en actitud prudente y
denodada, asumen la responsabilidad de trabajar por los
anhelos de paz de todas y todos los Colombianos.
Por parte del ELN, nos hemos comprometido y realizado serios
esfuerzos por la paz, desde hace mas de 20 años, incluida la
firma de una agenda de acuerdos que el presidente Pastrana
reversó por presión de los paramilitares, respaldados desde
entonces, por quienes hoy alzan su voz en contra de un
posible acuerdo para la paz de Colombia.
Los fracasos en el proceso de paz, no nos ha amilanado, al
punto que incluso en el gobierno de Uribe, conociendo sus
propósitos guerreristas y sus posturas retardatarias, se
estableció una mesa que ese gobierno cerró de manera abrupta
e irresponsable.
Por eso reafirmamos que no es solo ahora, sino desde hace
mas de dos décadas, que hemos hecho esfuerzos por un proceso
serio, responsable e incluyente de la sociedad y hemos
ratificado esa postura de manera reiterada.
Sin embargo, expresamos otra vez, que buscamos una paz que
es esquiva porque ese genérico PAZ, no tiene para todos las
mismas connotaciones, contenidos y esencia.
Para los pobres de Colombia, paz es justicia y equidad
social, democracia real, soberanía y de manera muy
particular pero profunda, el resarcimiento efectivo por los
estragos de este conflicto social y armado fratricida, que
ha destruido y generado profundas malformaciones en la
sociedad, perdiéndose los parámetros que permite la
convivencia, la tolerancia, el reconocimiento a la
diferencia y la diversidad, dentro de principios éticos.
Para la clase en el poder, la paz es diferente, ella ve la
paz que las mayorías reclamamos como un estado de cosas
donde no se afecten sus intereses económicos y políticos, su
poder, sus aspiraciones capitalistas y su futuro personal,
concebidos dentro del sistema capitalista.
Lograr conciliar estas dos concepciones contrapuestas,
requiere para la clase gobernante hacer concesiones, grandes
esfuerzos y sacrificios, pero es el arte y el camino para
construir la paz estable y duradera. Por eso la gran
pregunta, ¿tiene la clase gobernante la disposición de
transitar el camino hacia una paz de profundo contenido
social y político?
Para los pobres de Colombia y los revolucionarios, la paz es
la recuperación de los derechos siempre negados, mientras
que para los ricos, la paz les exige grandes esfuerzos
porque implica reconocer los derechos de todos y asumir ese
reto en lo político, lo económico y lo social.
Consientes de estos escollos, debemos reiterar y hacer el
llamado a comprometernos por la paz auténtica, desafiando
las dificultades que existen y trabajando para que entre
todas las expresiones de la sociedad y el decidido apoyo de
la comunidad internacional, se pueda blindar el proceso
contra los atranques por desacuerdos, como por los ataques
de sus enemigos.
Hemos planteado que la llave de la paz está en manos del
pueblo y la nación, el Presidente era quien debía abrir los
espacios del dialogo con la insurgencia como el primer paso,
ya que un proceso de paz real, es mucho más complejo porque
debe interpretar todas las expresiones políticas y sociales
que no se logra solamente en una mesa insurgencia gobierno.
Es entonces indispensable que ahora, todas las
organizaciones populares y sociales, en su más variada
composición, sean parte del proceso de paz porque, como
varias de ellas lo han expresado, en este propósito nadie
las va a reemplazar y solo con su participación activa, será
posible hacer de la paz un proceso real, estable, duradero y
profundo, que supere las causas que originaron y alimentan
el conflicto y que colme los sueños y aspiraciones de la
Colombia que nos merecemos todos, porque se haya superado la
larga noche de más de medio siglo de conflicto social y
armado, que hoy tiene a nuestro país en la más profunda
crisis de su historia y en la que la guerra es el camino a
la destrucción.
Entendida la paz dentro del contexto expuesto arriba,
Colombia y la comunidad internacional pueden contar con el
ELN para tan importante reto y aspiración.