WHY TECHNOWARS FAIL
By Manuel E. Yepe

A CubaNews translation. Edited by Walter Lippmann.

Despite the global misinformation provided by great corporate media, it is evident that the United States, the main promoter of wars today, has not been able to materialize any of them successfully.

This clear incapacity of the United States to “win” its wars is much more surprising if we compare the material, technological and financial resources Washington devotes to each and all, to those of its adversaries - always Third World nations.

Some of the reasons for such a phenomenon were analyzed by Russia Today in its work “Homemade bombs beat high tech? Afghan war failure looms”.

The US’ inability to “win” the war in Afghanistan reflects a failure to balance the weakening of armed resistance to occupation with the propping up of a suitable proxy government, says RT.

The aggressors complain that the local fighters they recruit are taking the weapons they provide
simply to see off foreign invaders – something Afghans have been doing perpetually throughout their history

If this sounds like a familiar narrative, it’s because the United States fought a similar war in Southeast Asia spanning Laos and Vietnam
where the same thing happened.

In an interview in 1987, Dr. James William Gibson, author of the book “The Perfect War: Technowar in Vietnam,” gave an in-depth cautionary history of a war driven by a “production process” mentality, complete with quotas motivating soldiers, driving commanding officers, and directing policy makers, all within the backdrop of reasserting a slipping global imperial paradigm.

Gibson points out the obvious flaws of using a “production process” approach toward war. Soldiers motivated to meet quotas for body counts will fabricate numbers, or worse yet, take innocent life in an increasingly desperate and degenerate bid to survive. Officers likewise will make tactically fatal decisions in pursuit of meeting these irrational quotas in their sycophantic bid to climb up the military hierarchy.

 “Vector sum wars” are not based on the just cause of national defense, nor driven by actual achievable strategic objectives, but motivated by opportunistic interests attempting to profit from the “rules” set by politicians.

Such are the US wars, from Vietnam to Afghanistan.  These were never wars of national defense for the US. They were military adventures sold to the public as “necessary” for national defense. In reality, each in turn was a response to shifting geopolitical spheres of influence and the Washington ruling elite’s desire to dominate them.

The goal of propping up a proxy government in Vietnam failed, leaving millions dead, with Americans bled dry both literally and financially in the process. The military industrial complex, however, came out only stronger.

 “Today, these same corporate financier interests are doing it again,” says journalist Tony Cartalucci in an article published by alternative website Activist Post.

From the defeat in Vietnam this elite only learned that to obtain more profits in the “production process” of wars they need to manage public perception, and eliminate political dissent. They have learned that the war must be fought against the people at home just as vigorously as it is fought abroad.

And when Americans wonder whether their leaders learned something from Vietnam, we’d have to say the humiliation caused by the disbanded getaway after being defeated by the Vietnamese people had little influence whatsoever. The debacle had a serious impact on the American people, but it did not affect the imperialist oligarchy.

In fact – as Tony Cartalucci says- from the war against Vietnam US leaders only learned they needed to perfect the “technowar”, and since then… they are on it.  

August 2012.


 

 

   
    PORQUÉ FRACASAN LAS TECNOGUERRAS

Por Manuel E. Yepe

Pese al abrumador papel desinformante que desempeñan los grandes medios corporativos de prensa a nivel global, es evidente que Estados Unidos, el principal promotor de guerras en nuestros días no ha sido capaz de materializar exitosamente ninguna.

Esta aparente incapacidad de Estados Unidos de "ganar" sus guerras es aún más sorprendente si se comparan los recursos materiales, tecnológicos y financieros que dedica Washington a cada una y al conjunto de estas guerras con aquellos de que disponen sus adversarios

- siempre naciones del tercer mundo.

Algunas de las razones para tal fenómeno fueron abordadas por Russia Today en un trabajo titulado "¿Las bombas caseras derrotan a las de alta tecnología (high-tech)? El fracaso de la guerra afgana se fundamenta". La imposibilidad de que Estados Unidos "gane" la guerra en Afganistán se expresa en su incapacidad de debilitar la resistencia armada a la ocupación y los inconvenientes que siempre encuentra para apuntalar un gobierno títere adecuado, dice RT.

Se lamentan los agresores de que los combatientes locales que reclutan reciben las armas que ellos les entregan simplemente para usarlas contra los invasores extranjeros- algo que los afganos han estado haciendo a lo largo de su historia.

Si esto suena a narrativa familiar, es porque Estados Unidos sostuvo una guerra similar en el sudeste asiático, Laos y Vietnam, donde ocurría lo mismo.

En una entrevista que concedió en 1987, el doctor James William Gibson, autor del libro La guerra perfecta: Tecnoguerra en Vietnam, hizo en un análisis histórico de aquella guerra, que fue conducida con mentalidad de "proceso de producción", con técnicas de dirección dirigidas a motivar a los soldados, oficiales de mando y hacedores de las políticas de conducción y dirección, dentro del declinante paradigma imperial global.

Gibson señalaba los obvios defectos de aplicar un enfoque de "proceso de producción" a una guerra. La motivación de los soldados por el cumplimiento de sus cuotas de participación les lleva a falsear números, o peor aún, a tomar vidas inocentes en un esfuerzo desesperado y disoluto por sobrevivir. Los oficiales, asimismo, toman decisiones tácticamente fatales sencillamente para satisfacer cuotas irracionales en su puja aduladora por ascender en la jerarquía militar.

Las guerras “por suma de vectores” son las que no se basan en una justa causa de defensa nacional ni están destinadas a alcanzar objetivos estratégicos concretos, sino guerras motivadas por una suma de intereses oportunistas que buscan beneficiarse de las reglas que fijan los políticos.

Eso son las guerras de Estados Unidos, desde la vietnamita hasta la afgana, nunca fueron (para EEUU) de defensa nacional. Son aventuras militares vendidas al público como "necesarias para la seguridad nacional". En realidad, todas han respondido a cambios en las esferas geopolíticas de influencia y al deseo de la elite gobernante en Washington de dominarlas.

El objetivo de apuntalar un gobierno títere en Vietnam del Sur fracasó dejando millones de muertos y literalmente exhausto a Estados Unidos, tanto en los combates como financieramente. Solo el complejo industrial militar salió fortalecido.

“Hoy, aquellos mismos intereses corporativos financieros han vuelto a la carga”, dice el periodista Tony Cartalucci en un artículo aparecido en el portal alternativo Activist Post.

La élite solo extrajo como lección de la derrota de Vietnam la de que, para obtener mayores beneficios en el "proceso de producción" de las guerras, se requiere el manejo de la percepción pública y la eliminación de la disidencia política. Han aprendido que la guerra hay que librarla contra la población interna con tanto vigor como contra el adversario externo.

Y cuando los estadounidenses se preguntan si sus dirigentes aprendieron algo en Vietnam habría que decir que para nada ha influido en ellos la humillación por la desordenada huida ante el descalabro que le propinara el pueblo vietnamita. Aquella debacle afectó seriamente al pueblo norteamericano, pero no a la oligarquía imperialista.

De hecho, -como dice Tony Cartalucci- de la guerra contra Vietnam nuestros líderes sólo derivaron la necesidad de perfeccionar el camino de la "tecnoguerra"… y en eso están desde entonces.

Agosto de 2012.