CHINA, VIETNAM AND CUBA
by Manuel E. Yepe

A CubaNews translation. Edited by Walter Lippmann.

“In spite of the reforms launched by President Raúl Castro, Cuba faces a difficult economic situation and does not know what model to follow: the Chinese or the Vietnamese.” Such is the main motto of Washington’s present propaganda against Cuba and its revolutionary project.

The reference to the processes in China and Vietnam is not intended to acknowledge the achievements of these two countries under the leadership of their Communist Parties.

On the contrary, capitalist corporate media never print the advantages these two socialist Asian nations have brought to their economies by subordinating to central control the market mechanisms they use in their present stage of post-capitalist development in order to take advantage of its benefits and ameliorate in their societies the negative effects typical of market economies.

China, Vietnam and Cuba have in common a hard and bloody history of revolutionary wars fought simultaneously against underdevelopment and imperialism. They can learn from each other’s experiences provided their different characteristics and circumstances are taken into account. 

Comparing one revolutionary process to other leftist socio-political processes to promote division and mistrust among progressive forces in the ideological arena has been a permanent strategy of the reaction.

The Chinese socialist project managed to pull the huge Asian country out of the extreme poverty capitalism had left behind, and has placed China in a top global ranking due to its sustained rate of economic, technological and scientific development.  

The merits of this leap belong entirely to the people and their communist leaders who, with more successes than mistakes in their struggle against feudal backwardness, and the incoherencies of bourgeois order, have been able to turn China –as acknowledged by most economists– into the powerhouse of the global economy today.  

China has implemented the “socialist market economy” and makes use of market mechanisms typical of early capitalism much more widely than Cuba, among many other reasons because the characteristics of the development of the bourgeois society in each country were very different when the revolutionary changes began to take place.  

On the island the presence of American companies had introduced elements of socialization in production, commerce and services that were typical of the most advanced capitalism of its time. This made it possible to obviate –not without difficulties and insufficiencies– stages in the development of the productive relations of elementary capitalism on the road to pre-socialist relations.

Because of its great extension and potential, as well as the priority given to its macroeconomic development, China  –being a great power with delay in its technological and economic development– tackled the matter differently and opted to use grass roots mercantile relations on a much wider scale.

Vietnam, where capitalism coexisted briefly in a society with a very primitive economy and a development affected by permanent aggression against its national independence, had to face the enormous task of rebuilding the country with its most important resource: the industriousness of an extraordinary people.

After their victory in a cruel and bloody war against the most powerful and aggressive power humankind has known, and without financial resources for any other option, Vietnam has developed, since 1986, a process of renovation that includes a market economy with a socialist orientation.

Today, Vietnam, which heroically earned the right to development in a unified, prosperous and stable country, integrated with great potential in international life, aims at the future construction of socialism.

Cuba has not been able to unfold all its potential because of the economic war that the USA Government has maintained against the Island for more than 50 years

But, based on its own experience and learning from other countries has decided to widen certain market incentives –under State control– as part of its autochthonous development model.

With a predominance of public enterprise, the role of other forms of ownership and management -- cooperative, communitarian, communal, associative and private - will grow WHEN the latter overtake state enterprise in terms of management efficiency, despite their minor economic scale.

The Cuban people hope they will not have to spill their blood again to safeguard their independence; they are betting on their own model of development, and trust that sooner or later the US people will force the superpower to be rational.  

August 2012.

 
   
    CHINA, VIETNAM Y CUBA
Por Manuel E. Yepe

“Cuba enfrenta una difícil situación económica pese a las reformas emprendidas por el Presidente Raúl Castro sin saber qué camino tomar: el chino o el vietnamita”. Tal es la orientación principal actual de la propaganda de Washington contra Cuba y su proyecto revolucionario.

La referencia a los procesos que han tenido lugar en China y en Vietnam no es muestra de reconocimiento de los logros de estos países bajo la conducción de sus respectivos partidos comunistas.

Por el contrario, los medios corporativos capitalistas, jamás reflejan las ventajas que han aportado estas dos naciones asiáticas de orientación socialista a los éxitos de sus economías mediante la subordinación de los mecanismos de mercado que utilizan en la actual etapa de su desarrollo post capitalista, a instancias centrales de control para aprovechar sus ventajas y atenuar los efectos negativos propios del orden mercantil en la sociedad.

China, Vietnam y Cuba tienen en común una cruenta historia de luchas revolucionarias libradas simultáneamente contra el subdesarrollo y el imperialismo. La experiencia de cada una puede ser aprovechada por las otras siempre que se tomen en cuenta las características y circunstancias distintas.

Comparar un proyecto revolucionario con otros procesos sociopolíticos de izquierda para promover la desunión y la desconfianza entre las fuerzas progresistas ha sido una línea de trabajo permanente de la reacción en el campo de las ideas.

El proyecto socialista chino pudo sacar al enorme país asiático de la miseria en que lo sumió el capitalismo y lo ha colocado en un cimero lugar mundial por su sostenido ritmo de desarrollo económico, tecnológico y científico.

El mérito por este salto corresponde por entero a su pueblo y a sus dirigentes comunistas que, con más aciertos que errores en su lucha contra el atraso feudal y las incoherencias del orden burgués, han sido capaces de convertir a China en el motor del desarrollo global actual, según reconoce la mayoría de los economistas.

China ha implantado la "economía de mercado socialista" y se sirve de los resortes del mercado y mecanismos característicos del capitalismo incipiente con mucha mayor amplitud que Cuba, entre muchas otras razones, porque las peculiaridades del desarrollo de la sociedad burguesa en uno y otro país eran bien diferentes al momento de iniciarse los cambios revolucionarios.

En la isla, la presencia de empresas norteamericanas había introducido elementos de socialización de la producción, el comercio y los servicios que eran propios del capitalismo más avanzado de la época, lo que permitió obviar, no sin dificultades e insuficiencias, etapas del desarrollo de las relaciones de producción propias del capitalismo elemental hacia las pre-socialistas.

China, por su gran extensión y potencialidades, así como por la prioridad que concedió a su desarrollo macroeconómico dado su carácter de gran potencia retrasada económica y tecnológicamente, encaró de manera distinta el asunto y optó por aprovechar las relaciones mercantiles, a nivel de base, de forma más amplia.

Vietnam, donde el capitalismo coexistió brevemente con una sociedad de economía muy primitiva afectada en su desarrollo por continuas agresiones contra su independencia nacional, debió enfrentar la descomunal tarea de reconstruir su país con su recurso más importante: la laboriosidad de un pueblo extraordinario.

Tras vencer en cruenta guerra a la potencia más poderosa y agresiva que la humanidad haya conocido, sin recursos financieros propios para cualquier otra opción, Vietnam ha desarrollado, desde 1986, un proceso de renovación que incluye una economía de mercado bajo orientación socialista.

Hoy Vietnam, que se ganó a base de heroísmo el derecho al desarrollo, es un país unificado, próspero, estable e integrado con grandes potencialidades en la vida internacional, cuyo objetivo es la construcción perspectiva del socialismo.

Cuba no ha podido desplegar aún todas sus potencialidades a causa de la guerra económica que le ha impuesto desde hace más de 50 años el gobierno estadounidense.

Pero, a partir de su experiencia propia y el aprovechamiento de la de otros países, ha decidido acudir a la ampliación de ciertos estímulos mercantiles bajo control estatal, como parte de su autóctono modelo de desarrollo.

Con dominio de la empresa pública, crecerá el papel de otras formas de propiedad y gestión –cooperativas, comunitarias, comunales, asociativas y privadas- cuando estas últimas aventajen a la estatal en términos de eficiencia de la gestión, no obstante su menor escala económica.

El pueblo cubano espera no tener que volver a regar sangre para salvaguardar la independencia; apuesta por su propio modelo de desarrollo, y confía en que, más temprano que tarde, el pueblo estadounidense forzará a la superpotencia a la sensatez.

Agosto de 2012.