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Para gustos, horarios
Pocas veces las parejas coinciden totalmente en sus gustos y no por eso
la vida en común resulta un infierno. Pero si la discrepancia alcanza
las relaciones sexuales la situación se torna compleja y puede generar
displacer
Varios Autores
1 de Junio del 2012 22:19:04 CDT
Los deseos se tienen, no se piden. Lo que se pide es el objeto del
deseo.
Francisco Umbral
Luis ha escrito a Sexo sentido porque por las noches está tan agotado
tras su quehacer diario que no siente deseos de hacer el amor; en cambio
se despierta bien dispuesto antes del amanecer, loco por un «ejercicio»
que lo estimule para empezar la jornada, pero entonces su novia Juliet
está apurada, molesta o no tiene apetito sexual.
«Es que veo tan excitante el sexo nocturno… —dice ella—. Todo el día me
lo paso ideando el plan perfecto: bañarnos antes de acostarnos,
acariciarnos tiernamente bajo el agua y al salir continuar el juego
amoroso en la cama… Eso es lo que yo ansío, pero Luis siempre está
cansado y me deja con ganas hasta el amanecer».
Pocas veces las parejas coinciden totalmente en sus gustos en cuanto a
cocina, pasatiempos o vestimenta y no por eso la vida en común resulta
un infierno. Pero si la discrepancia alcanza las relaciones sexuales —en
especial la frecuencia y el horario para dedicarse a estas— la situación
se torna compleja y puede, como en este caso, generar displacer.
El deseo es el detonante natural de la respuesta sexual humana y es
lógico que no aparezca al mismo tiempo en ambos integrantes de una
pareja… Pero eso no quita que el interés de un lado despierte el
entusiasmo del otro, siempre que no existan factores biológicos,
psicológicos o culturales que frenen esa capacidad.
Puede que un miembro de la pareja considere agradable dormirse después
de una sesión erótica intensa y al otro le apetezca más amanecer amando,
pero si no llegan a un acuerdo sobre el tema no ocurrirá ni lo uno ni lo
otro.
En ciertos casos la queja viene porque a ella o a él le basta con una
vez a la semana —o menos—, lo cual desespera a su pareja, quien lo
cataloga de falta de amor o consideración, si es que no surgen sospechas
de otro tipo.
Estas diferencias de tiempo llevadas al extremo son un trastorno de la
respuesta sexual asociado a la frecuencia, uno de los tres componentes
del proceso de estimulación. No siempre tiene que ver con el interés o
el amor mutuo (asociado al sujeto que provoca el estímulo) y sí un poco
con el tercer elemento de la ecuación, que es el método, según explica
el Doctor Fernando Bianco, presidente de la sociedad mundial de
Sexología Clínica.
Usos... y horarios
Muchas personas se preocupan acerca de la normalidad de su deseo
comparada con otros, dice el sitio utilísima.com. Las personas tienen su
propio ritmo, y deben ajustarse para satisfacer las necesidades mutuas.
Cuando se trata de parejas heterosexuales también pesan las diferencias
de género: por lo general las mujeres queremos sentirnos deseadas, pero
también percibimos la intimidad a través de besos, abrazos, de ser
escuchadas… En cambio los hombres casi siempre prefieren la proximidad
física que da el sexo coital. Para ellos el impulso arranca aquí y ahora.
Para nosotras empieza con el saludo del café matutino y luego «se
alimenta» a lo largo del día.
No hay conclusiones definitivas en cuanto a horarios «ideales» para
hacer el amor. Una investigación encargada por la revista Mujer y salud,
en Reino Unido, dice que la noche sabatina es el mejor momento (alrededor
de las 11) porque tiene lugar un pico del nivel natural de cortisol,
sustancia encargada de estimular las hormonas sexuales.
Sin embargo, en septiembre de 2011 se publicó otro estudio de la London
School Economics que apuntaba las mañanas (especialmente la del jueves)
como el mejor horario, porque aumenta hasta cinco veces la segregación
de testosterona en los hombres y de estrógeno en las mujeres.
En cuanto a la frecuencia, una encuesta española arrojó que ocho de cada
diez personas dice tener sexo al menos una vez a la semana (la tasa más
alta en Europa). De esa muestra, el diez por ciento mantiene relaciones
a diario, el 28 por ciento cada dos días y el 42 cada siete días.
También hay estudios criollos como el presentado por la doctora
santiaguera Alina Gorguet en el congreso cubano de Terapia y Educación
Sexual, en enero pasado. El 53 por ciento de las parejas vistas por ella
en consulta en los últimos cinco años decían mantener relaciones en el
horario nocturno; el 22 por ciento prefería la madrugada; un 20 por
ciento se entendía a cualquier hora; otro tres por ciento en la tarde y
el dos por ciento solo en la mañana.
Según insiste esta terapeuta no hay fórmulas perfectas. Es preciso
adaptar oportunidades y gustos, y aprender a ser flexibles: si uno de
los integrantes de la pareja tiene impulsos a deshora y el otro nunca lo
complace eso influirá en cómo vivencian su satisfacción sexual. De hecho
la mitad de las parejas atendidas en su consulta reconocían sentirse
menos satisfechas y achacaban a la rutina o la rigidez de horarios ese
malestar.
Hambre de ti
Según postulados de la Ley de Fisher, mientras más relaciones sexuales
mantenga una pareja más pedirán sus cuerpos. Pero también funciona al
revés: a menor número de topes eróticos el deseo se ajusta y puede
desaparecer, contrario a lo que ocurre con otras necesidades humanas.
Por eso no es justo reclamar que la persona más activa se adecue siempre
a los deseos de la menos necesitada: el reto está en provocar su libido
cuanto sea posible usando la imaginación y los estímulos adecuados.
Cuando hay amor y compromiso, el cambio de rutina aumenta más las ganas
que el cambio de pareja. Las sugerencias terapéuticas contemplan hacer
ejercicios regularmente para promover el flujo de endorfinas en el
organismo (excelente coadyuvante para recuperar el deseo sexual, dice el
sitio Utilísima); cambiar roles durante la seducción (que no siempre
empiece la misma persona) y dialogar para evitar decepciones.
También es preciso abrir el espectro de caricias (no todo es penetración),
variando su intensidad o combinaciones de acuerdo a las potencialidades
de ambos en cada momento, y una muy buena idea es planificar las
sesiones eróticas, lo cual implica adecuar la demanda a la carga laboral
y hogareña de ambos, y sobre todo colaborar en las tareas más agotadoras
para acabar rápido y de mejor ánimo, detalle que agradecen por igual
cuerpo y espíritu.
http://www.juventudrebelde.cu/suplementos/sexo-sentido/2012-06-01/para-gustos-horarios/
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