Juventud Rebelde
December 16, 2005
A Trip to Gahri Habibullah
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Roberto
Suárez, Special Correspondent
http://robertosuarezpinon.blogspot.com/
A CubaNews translation. Edited
by Walter Lippmann
http://www.jrebelde.cu/2005/octubre-diciembre/dic-16/index-viaje-mundo.html
We leave the Hotel Dreamland in Islamabad at around
ten thirty in the morning. As in previous days the sky is clear and a tender
sunlight makes us unbutton our coats. Some of my traveling partners take their
coats off.
We drive along a very good six-lane motorway. So
good one can even take notes during travel. We see small cars and many trucks.
Vegetation is mainly green, but in some places brown is the predominant color.
The prevailing dust makes us think it’s been some time since it rained here.
Most signs and billboards are in English, but a few others are bilingual in
English and Hindi, the mother tongue in Pakistan.
On both sides of the road there are crops and lots
of cattle: cows and buffaloes. Buffalo milk and meat are most valued in this
country.
At 11:18 we
arrive at the first of two toll points. Passing will cost 25 rupees. As we drive
by, the tall mountains we are heading to can be seen in the distance.
It is already 1:25 in the afternoon when we reach
Mancera. We drive by one of the hospitals where Cuban doctors work and then
leave the motorway and take a smaller two-lane road. Our driver shows his
expertise overtaking every car and truck he finds in the highway.
On both sides of this road there are businesses,
shops, food and fruit stalls. I could see them all along the highway. Every time
we pass through a town or village we find these shops that overwhelm your eyes
with signs and tradesmen. There are many people in the street and our driver has
to be careful not to run anyone down.
After several hours on the road, we reach our first
objective: the Cuban Hospital in Attar Shisha, a town of about 13 000
inhabitants. In these towns the houses are three-story max, and there are no big
buildings.
The tents of the hospital are in the grounds of a
school, in the place allotted to the Cuban team for their medical service task.
I see more than 15 canvas tents of a light brown color, good to keep out the
cold weather.
In one of the first tents, two Cuban women doctors are seeing
patients. It is customary here for women doctors to see women patients and for
men doctors to see men patients. Next to each doctor, there is a young
Pakistani who translates from Hindi into English and ensures communication
between doctors and patients. There are many Cuban doctors who have their own
Hindi dictionary.
Outside the tents many Pakistani patients are waiting to be
assisted. There are little children held by their parents, men, old women and
old men. I take a few pictures of the Cuban doctors seeing their patients.
Suddenly a mother comes in with a young girl. The girl looks bad. They quickly
put her in one of the beds: she is vomiting, has a low blood pressure, and
complains of headaches. She looks very weak. The doctors decide to keep her in
the hospital.
Many of the
patients have skin problems, scabies is very frequent; so is malnutrition. I met
a boy with vitamin deficiency. All over his body the skin is in bad shape. He
was an in-patient. It was a shock to see him. The Cuban doctors trust he will
recover soon.
I am impressed
to see the work of the doctors. These people are really grateful. You can see it
in their smiles. Many of the foreign medical brigades are leaving, and the
Cubans are their only hope.
The doctors surprise us with a delicious Cuban
lunch: kidney beans, white rice, beef and a good salad, things we had been
missing, because the food here is different. It is very hot and spicy. Sometimes
it is too hot for our taste and we cannot eat it. After lunch we take our
picture with most of the doctors.
At 2:30 we take off to the camp in Gahri Habibullah,
our final destination.
I knew the place. I had spent a night there a few
days before. Just to think that after midnight temperatures could drop below
zero made me feel cold.
The
campsite is by the Kundar River which at this time of year is rather shallow. In
the distance, the tall snow-covered mountains announce the impending snow falls.
As in other places we see the labor spirit and organization of the Cuban
doctors. Before going to bed, some are readying their backpacks for the next
day.
In this area of
Pakistan the sun begins to set at four o’clock in the afternoon, and therefore
the temperature starts dropping. At eight o’clock no one is seen outside his
tent. Every one chooses to be near their heaters.
I stay up having a chat till well past midnight, but
the cold makes me seek cover so I head to my tent and take refuge in my
mattress.
In the morning we’ll go to the mountains with the
Cuban doctors.
Viaje hacia Gahri Habibullah
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Roberto Suárez, enviado especial
http://robertosuarezpinon.blogspot.com/
Salimos aproximadamente a las diez y treinta de la mañana del
Hotel Dreamland, en Islamabad. El cielo, como en días pasados, está despejado,
con un sol suave que nos obliga a desabrocharnos los abrigos. Algunos de mis
compañeros de viaje, hasta se despojan de ellos.
Viajamos por una autopista de seis vías, la cual se encuentra en muy buen estado.
Se puede tomar notas mientras se transita por ella. Se observan carros pequeños
y muchos camiones. La vegetación es verde; sin embargo, en algunos lugares
predomina el color carmelita. El polvo existente nos hace pensar que hace algún
tiempo no llueve por estos lugares. En los carteles de señalización y propaganda
el idioma predominante es el inglés, aunque los hay también en inglés y en hindú,
idioma natural de Paquistán.
A ambos lados de la vía se puede visualizar algún que otro sembrado y mucho
ganado, vacas y búfalos, la leche y la carne de este último es muy cotizada en
este país.
A las 11 y 18 llegamos al primer peaje de los dos que debemos pasar. El costo
del paso es 25 rupias. Después de pasarlo, a lo lejos se observaban las grandes
montañas hacia donde nos dirigimos.
Ya a la 1 y 25 de la tarde nos hallamos en Mancera. Franqueamos uno de los
hospitales en el cual hay presencia de médicos cubanos. Abandonamos la gran
autopista y nos adentramos en una vía más pequeña de tan solo dos sentidos.
Nuestro chofer, con su pericia, adelanta a los autos y camiones que se topa en
la carretera.
En ambos lados de la vía se observan numerosos negocios, tiendas, algún que otro
lugar de venta de comida ligera y frutas. Esto lo pude divisar a lo largo de
toda la carretera. Cada vez que transitamos por algún poblado o aldea nos
topamos con estos negocios que abarrotan la vista con carteles y comerciantes,
por lo que son numerosas las personas que deambulan por las calles, y nuestro
chofer tiene que tomar precauciones para no atropellar a nadie.
Después de varias horas de viaje, llegamos a nuestro primer objetivo, el
hospital cubano en Attar Shisha, en cuyo poblado hay aproximadamente 13 000
habitantes. En estos poblados las viviendas no sobrepasan los tres pisos, no hay
grandes edificios.
Las casas de campaña de este hospital se encuentran en la zona de una escuela,
lugar que le facilitaron a la brigada médica cubana para realizar sus labores de
atención médica. Veo más de unas 15 casas de campaña de lona, de color carmelita
claro, buenas para retener el frío.
En una de las primeras casas de campaña se encuentran dando consultas dos
doctoras cubanas. Es costumbre que las doctoras atiendan a las mujeres y los
doctores a los hombres. Al lado de cada una de las doctoras hay un joven
paquistaní, quien tiene la tarea de traducir del hindú al inglés. Así fluye la
comunicación entre los pacientes y los médicos, aunque ya hay muchos galenos
cubanos que tienen su propio diccionario de hindú.
Fuera de la carpa es apreciable la cantidad de paquistaníes que esperan ser
atendidos. Se ve de todo, niños en los brazos de sus padres, hombres, ancianas y
ancianos. Tomo algunas fotos de las doctoras cubanas consultando. De momento
entra una madre con una muchacha. La chica se ve en malas condiciones.
Rápidamente la acuestan en una de las camas: presenta vómitos, su presión es
baja, se queja de dolor de cabeza. Se ve muy débil. Después de ser analizada por
los doctores se determina ingresarla.
Muchas de las personas que se examinan es por problemas en la piel, la
escabiosis es una de las más frecuentes; también la desnutrición. Me topé con un
niño que se encontraba ingresado por falta de vitaminas. La piel de todo su
cuerpo está en malas condiciones. Se hallaba ingresado. Fue impactante ver en
las condiciones que se encontraba. Los médicos cubanos confían en su pronta
recuperación.
Es impresionante la labor de los médicos. Este pueblo no sabe cómo agradecer ese
gesto. Se ve en la sonrisa de su gente. Ya son muchas las brigadas extranjeras
que se están retirando, mientras que los cubanos son su única esperanza.
Los médicos nos sorprenden con un delicioso almuerzo a la cubana: un potaje de
frijoles colorados, arroz blanco, carne de res y una buena ensalada; algo que
extrañamos mucho, ya que aquí la comida es diferente. Predomina el picante. Hay
momentos en que es imposible para nosotros comer por tener exceso de este
producto. Al final nos tomamos una foto con la mayoría de los médicos.
A las 2 y 30 partimos hacia el campamento de Gahri Habibullah, lugar de nuestro
destino final.
Ya tenía experiencia de este lugar, donde me había quedado una noche en días
pasados. Solo pensar que allí la temperatura en las horas de la madrugada podría
bajar a menos de cero grado me hacía pensar como sería la noche.
Este campamento se encuentra en la margen del río Kundar, el cual en esta época
del año no se ve muy caudaloso. A lo lejos se ven las grandes montañas cubiertas
de nieve, lo que da un aviso del acercamiento de las primeras nevadas. Como en
otros lugares se percibe el espíritu de trabajo y organización de los galenos
cubanos. Algunos antes de dormir preparan sus mochilas para la jornada siguiente.
En esta zona de Paquistán ya a las cuatro de la tarde empieza a caer el sol, por
lo tanto la temperatura comienza a descender. A las ocho de la noche ya no se ve
a nadie fuera de sus casas de campaña. Todos prefieren estar cerca de sus
calentadores.
Me quedo conversando hasta pasadas las 12 de la noche. El frío me hace buscar
algo para taparme y prefiero mi colchón, por lo que me dirijo a mi casa de
campaña.
Por la mañana subiremos las lomas junto a los médicos cubanos.