SEXUAL HUMILIATION AS TORTURE IN THE U.S.
By Manuel E. Yepe

A CubaNews translation. Edited by Walter Lippmann.

In a five-four ruling a few days ago, the U.S. Supreme Court decided that anyone can be strip-searched upon arrest for any offense, however minor, at any time.

This decision is in keeping with other recent legal dispositions: the National Defense Authorization Act (NDAA), which lets anyone be arrested forever at any time, and HR 347, the "trespass bill", which gives a person a 10-year sentence for protesting anywhere near a building or a place with Secret Service protection.  Both are repressive measures targeting the Occupy Wall Street movement.

On these laws, US political consultant and feminist writer Naomi Wolf published an essay with the title How the US uses sexual humiliation as a political tool to control the masses, inc which she analyzes the reach and purposes of this legislation.

The writer says that in a situation where anyone can be arrested for walking a dog without a leash, what Albert Florence, the citizen who brought the initial suit against the government for these laws, narrates is alarming.
 

Florence denounced that he was stopped for a driving infraction, and described having been told to “turn around. Squat and cough. Spread your cheeks.”  He said he felt humiliated: "It made me feel like less of a man."

History shows that the use of forced nudity by a state is a typical practice of fascism and of any kind of oppressive regime that uses degradation as a means of controlling and subduing populations.  Forcing people to undress is the first step in breaking down their sense of individuality and dignity and reinforcing their powerlessness.
 
“One of the most terrifying moments for me,” writes Naomi Wolf,  “when I visited Guantanamo prison in 2009 was seeing the way the architecture of the building positioned glass-fronted shower cubicles facing intentionally right into the central atrium – where young female guards stood watch over the forced nakedness of Muslim prisoners, who had no way to conceal themselves.”

“I have watched male police and TSA (Transportation Security Administration, the border police) members standing by side by side salaciously observing w
omen as they have been "patted down" in airports. I believe that these searches are designed to psychologically habituate US citizens to a condition in which they are demeaned and sexually intruded upon by the state – at any moment.”

“One of my Facebook commentators suggested that more women are about to be found liable for arrest for petty reasons. I found that the genital groping that is obligatory in the US is illegal in Britain.”

“Where are we headed with these recent laws criminalizing protest, and giving local police – who, let's recall, are now infused with Department of Homeland Security (DHS) money, military hardware and personnel – powers to terrify and traumatize people who have not gone through due process or trial?”

Wolf ridicules the reasoning of a Supreme Court judge who said these practices are necessary to prevent terrorist acts. She asks, “Can anyone imagine that the means to blow up the Twin Towers could have been concealed in a body cavity? Or could any of the authors of that terrorist act have been discovered while being stopped for speeding?

According to a report published by the Washington Post, quoted by Wolf, in 2010 there were 1,271 government agencies and 1,931 private companies that worked on programs related to counterterrorism, homeland security and intelligence in about 10,000 locations across the United States. There were 854,000 people with top-secret security clearances, and in Washington, DC, and the surrounding area 33 building complexes for top-secret intelligence work are under construction or have been built since September 2011.

“This enormous new sector of the economy has a multi-billion-dollar vested interest in setting up a system to surveil, physically intimidate and prey upon the rest of American society. Now, with the new legislation, they can do so by threatening to demean you sexually – a potent tool in the hands of any bully,” concludes Naomi Wolf.

April 2012.


 

   
    HUMILLACIÓN SEXUAL COMO TORTURA EN EEUU

Por Manuel E. Yepe

La Corte Suprema de Estados Unidos decidió hace unos días, por votación de 5 a 4, que cualquier ciudadano puede ser obligado a desnudarse para ser registrado al ser arrestado por sospecha de delito, por leve que este sea y en cualquier momento.

La decisión está en línea con otras dos disposiciones legales recientes: la National Defense Authorization Act (NDAA) de 31 de diciembre de 2011 que autoriza el arresto de cualquier persona por tiempo indefinido, y la HR 347 o “Ley contra intrusos”, identificada también como “Ley contra Protestas”, que establece condena de 10 años de prisión por protestar en lugares cercanos a edificaciones o terrenos protegidos por los servicios secretos. Ambas responden a objetivos represivos contra el Movimiento Occupy Wall Street.

Sobre estas leyes, la consultora política y escritora feminista estadounidense Naomi Wolf publicó un ensayo titulado “How the US uses sexual humiliation as a political tool to control the masses” (“Cómo EEUU usa la humillación sexual como instrumento para el control de las masas”) en el que analiza el alcance y los propósitos de estos actos legislativos.

Refiere la escritora que en una situación en la que cualquier persona puede ser arrestada por sacar el perro a pasear sin correa, es alarmante lo relatado por Albert Florence, el ciudadano que presentó la primera querella contra el gobierno con motivo de estas leyes.

Florence denunció que, al ser detenido por una infracción del tránsito, fue obligado a darse vuelta, ponerse en cuclillas, toser y separarse las nalgas. “Me sentí humillado y llevado a una condición inferior a la que la corresponde a un ser humano”, declaró.

La historia muestra que el uso de la desnudez forzada por un Estado es práctica propia del fascismo y de todo tipo de régimen opresivo que utilice la degradación de la población como medio para controlarla y someterla. Forzar a la gente a desnudarse es el primer paso para romper su sentido de la individualidad y dignidad, reforzando su impotencia.

Uno de los momentos más aterradores para mí –escribe Naomi Wolf- fue cuando visité la prisión de Guantánamo en 2009 y noté en la arquitectura del edificio que los cubículos de las duchas tenían paredes transparentes a través de las cuales mujeres jóvenes que se desempeñaban como guardias observaban la desnudez forzada de prisioneros musulmanes, sin tener ellos posibilidad de ocultarse.

“He observado a agentes hombres de la TSA (policías de fronteras), observando con excitación a las mujeres toqueteadas en los aeropuertos. Creo que la práctica de esos registros está diseñada para habituar psicológicamente a los ciudadanos estadounidenses a una condición en la que pueden ser humillados sexualmente por el Estado, en cualquier momento.

“Un comentarista de mi Facebook opinaba que el número de mujeres objeto de detención y registro está incrementándose por razones mezquinas. He visto que el examen genital que es obligatorio en los Estados Unidos es ilegal en Gran Bretaña.

“¿Hacia dónde vamos con estas nuevas leyes que criminalizan la protesta y dan a la policía local -ahora empoderada con dinero del Departamento de Homeland Security, equipos militares y personal- facultades para aterrorizar y traumatizar a las personas sin debido proceso o juicio previo”.

Wolf ridiculiza el argumento de un juez de la Corte Suprema de que estas prácticas son necesarias para evitar actos terroristas y pregunta: ¿Puede alguien imaginar que los medios utilizados para volar las Torres Gemelas podrían ocultarse en alguna cavidad corporal? ¿O que alguno de los autores de aquel acto de terror pudo haber sido descubierto al ser detenido por conducir a exceso de velocidad?

Según un informe publicado por el Washington Post y citado por Wolf, en 2010 había 1.271 agencias gubernamentales y 1.931 empresas privadas trabajando en programas relacionados con el contraterrorismo, la seguridad nacional y la inteligencia en unas 10.000 ubicaciones en el territorio de los Estados Unidos. Había entonces 854.000 personas habilitadas con permisos de acceso a los servicios secretos de máxima seguridad. En Washington DC y el área circundante, treinta y tres complejos para labores secretas de inteligencia estaban en proceso de construcción o habían sido edificados después de septiembre de 2011.

“Este enorme nuevo sector de la economía tiene intereses multimillonarios que requieren del establecimiento de un sistema de vigilancia, intimidación sicológica y rapiña sobre el resto de la sociedad estadounidense. Con estas nuevas legislaciones pueden lograrlo humillando sexualmente a los demás: una poderosa herramienta en poder de cualquier matón”, concluye Naomi Wolf.

Abril de 2012.