Havana, Monday October 24, 2011. Year 15 / Number 297

The U.S. Blockade on Cuba Is Not a Bilateral Measure

http://www.granma.cubaweb.cu/english/news/art0021.html

On October 25th, a vote will be taken at the United Nations on the issue of the U.S. blockade on Cuba. The United States has always claimed that the issue should not discussed at the United Nations because each government has the right to choose the countries they want to keep relations with, and therefore consider the embargo of Cuba as a bilateral issue.

It is true that bilateral relations are not of the concern of the United Nations. The differences between Cuba and the United States, however, go beyond bilateral boundaries. Both countries disagree on the definition of this extraterritorial policy, which the United States insists in calling an ‘embargo,’ but Cubans clearly perceive as a blockade.

When it is referred to as ‘blockade’ it does not mean that the United States does not want to have business relations with Cuba and Cubans insist in establishing such relations. It rather makes reference to a series of congressional laws, decrees and presidential amendments aimed at constantly hindering Cuba’s business relations and suffocate a country to which the United States has not declared war. U.S. regulations target third countries and put all kinds of pressure on third parties, including state-run and private business. The Helms-Burton and Torricelli Acts are good examples of this punitive policy towards the island nation.

It is not an embargo, it is a blockade, because it is extraterritorial and escapes U.S. jurisdiction in that third countries are systematically prohibited from exporting goods to Cuba, specifically products which include parts or technology manufactured in the United States. Subsidiaries operating with U.S. capital in third countries are also prohibited from establishing commercial and economic relations with Cuba, and the importation of Cuban products, even in the form of products included in products manufactured and semi-manufactured by third countries, is forbidden. This illegal and uncivilized policy also boycotts Cuba’s dealings with financial and credit institutions, who risk severe sanctions if they dare to trade with Cuba.

In countless occasions the possibility for Cuba to import products aimed at satisfying basic human needs has been denied – and not only in the United States. The U.S. government makes pressure on third countries to impede this, and many times negotiations are impossible due to the prohibition that products containing more than 10 percent of US-made parts or materials cannot be exported to Cuba, without obtaining a permit first.

According to U.S. blockade regulations, products containing components or materials made in the United States cannot be directly or indirectly exported to Cuba. Not even in those cases in which such components or materials have been completely transformed into new products entirely manufactured in third countries.

There are no express exceptions in the case of medicines, which in May 1964 became subject to specific licenses granted by the U.S. Department of Commerce.

Moreover, section 385.1 establishes that, as part of the foreign policy of the government of the United States, the need for previous authorization of the U.S. Department of Commerce to export or re-export virtually any product or technical information of American origin to Cuba. Add to this that denying such permits is almost the established policy in this department, with some exceptions when it comes to matters of a humanitarian nature.

But, what does the United States understand by ‘humanitarian’? Cuba could present countless examples to prove that it is impossibility to purchase medical and laboratory equipment, even for diagnosing serious diseases such as cancer, and other medicines and reactants produced by U.S. laboratories, among others.

It is obvious that the U.S. blockade is not a bilateral measure, and that they are simply trying to avoid the issue due to the negative implications it may have in the eyes of the international community, given the ineffectiveness and irrational character of this genocidal measure.
   
   
La Habana, lunes 24 de octubre de 2011. Año 15 / Número 297

Ni Cuba es un asunto interno de Estados Unidos,
ni el bloqueo es una cuestión bilateral

Mañana es el debate del tema bloqueo. Estados Unidos siempre aduce que la denuncia contra esa criminal política que le impone a Cuba no es asunto apropiado para discutirse en las Naciones Unidas, pues cada gobierno tiene derecho de seleccionar con quiénes desea tener relaciones y por eso, como la Isla es para ellos un asunto interno, lo que tienen establecido contra ella es un embargo.

Ciertamente, las relaciones bilaterales no deben ser discutidas en las Naciones Unidas, pero el asunto entre Cuba y Estados Unidos no es un problema semántico. No es que uno hable de bloqueo y otro de embargo.

Cuando se dice bloqueo no se trata de que Estados Unidos no quiera comerciar con Cuba y los cubanos estemos en la pretensión de obligarlo a hacerlo; se trata de la impedimenta constante, para lo cual ha establecido un conjunto de leyes congresionales, decretos y enmiendas presidenciales, algo insólito en las relaciones internacionales, para estrangular a un país con el cual no tiene una declaración de guerra, cuyas medidas alcanzan a terceros países con diversas presiones, mediante disímiles procedimientos de chantaje, tanto a las empresas gubernamentales como a las privadas. Como expresión punitiva de esa política, bastaría solo mencionar las leyes Torricelli y Helms-Burton.

No es embargo, sino bloqueo, porque de forma extraterritorial se extiende la jurisdicción estadounidense a terceros países impidiendo sistemáticamente la exportación a Cuba de productos que contengan procesos y tecnologías originados en los Estados Unidos, se prohíbe a las subsidiarias que operan con capital estadounidense en terceros países, a establecer lazos comerciales y económicos con Cuba, y se proscribe la importación a Estados Unidos de productos cubanos, incluso en los casos en que son simples

componentes de manufacturas y semimanufacturas producidas también por terceros países y, además, esa política ilegal e incivilizada boicotea cualquier gestión ante las instituciones financieras y crediticias, a quienes les imponen severas sanciones.

En innumerables ocasiones la posibilidad para Cuba de importar productos dirigidos a satisfacer necesidades básicas humanas han sido bloqueadas no solo en Estados Unidos. Las presiones norteamericanas han sido muy fuertes sobre otros países para impedirlo, o lo han imposibilitado las propias regulaciones del bloqueo que impiden la comercialización con Cuba de productos de origen norteamericano o que contengan componentes o materias primas norteamericanas en más de un diez por ciento, sin que para ello se establezca ningún tipo de excepción.

Acorde a las regulaciones del bloqueo, Estados Unidos prohíbe la exportación a Cuba directa o indirectamente de cualquier producto que contenga componentes o materiales norteamericanos, aún en el caso de que esa parte componente o materia prima se haya transformado completamente en el nuevo producto y a pesar de que este haya sido manufacturado por completo en un tercer país.

No existe en este sentido ninguna excepción expresa en el caso de los medicamentos, desde que en mayo de 1964 quedaron sujetos a la emisión de licencias específicas validadas por parte del Departamento de Comercio de Estados Unidos.

Es más, la sección 385.1 dispuso que, como parte de la política exterior del Gobierno de Estados Unidos, se requería de aprobación previa del Departamento de Comercio para exportar o reexportar virtualmente cualquier producto o información técnica de origen norteamericano a Cuba, agregando que la política general de dicho Departamento era la de rechazar todas las solicitudes o peticiones en este sentido, excepto en el caso de ciertas transacciones de tipo humanitario.

Pero, ¿qué entiende Estados Unidos por transacciones de tipo humanitario? Nuevamente Cuba puede presentar innumerables ejemplos en este sentido, y mostrar la imposibilidad de adquirir equipamientos médicos y de laboratorios, incluso para el diagnóstico de enfermedades como el cáncer, así como de medicamentos y reactivos producidos por laboratorios norteamericanos, entre otros.

Está claro que esto de las relaciones bilaterales es un sesgo evasivo, tratan de eludir la discusión del tema por las implicaciones negativas que puede tener el debate para ellos en el plano internacional, dado lo impopular, irracional e inefectiva que resulta esta política genocida, y que es bloqueo.

http://www.granma.cubaweb.cu/2011/10/24/nacional/artic04.html