Wikileaks destapa
proyecto LGBT de EEUU en Cuba
5 Septiembre 2011
Blog Paquito
el de Cuba
No lo afirmó ninguna publicación
“oficialista” cubana, ni siquiera hizo
falta esta vez que la Seguridad del
Estado destapara a alguno de sus agentes:
esun
documento de la propia Sección de
Intereses de los Estados Unidos en Cuba
(SINA)
-regalo de WikiLeaks- el que confirma el
financiamiento del gobierno de ese país
al “proyecto B: lesbianas, gay,
bisexuales, transexuales (LGBT)” de la
llamada disidencia.
Lo primero que querría decir es que no
me hace nada feliz esta revelación.
Cuando escribí sobre la
marcha de nueve personas
que en junio pasado realizaron por el
Prado un grupo de activistas
supuestamente “independientes”, me dolía
de esa aparente manipulación política
alrededor de una causa a la cual tantos
en Cuba tratamos de aportar hoy un
granito de arena, para superar la
homofobia y promover en nuestra sociedad
el respeto a la libre orientación sexual
e identidad de género como un derecho
humano.
De hecho, este hallazgo me sorprende
cuando un grupo de amigos y amigas
estamos en los últimos toques para echar
a andar otra iniciativa con ese
propósito, esta vez fuera de las
instituciones estatales, como otra
opción para quienes por cualquier motivo
no quieran participar en la amplia labor
que realizan las redes sociales del Centro
Nacional de Educación Sexual (CENESEX),
a cuyo grupo Hombres
por la Diversidad
también pertenezco.
Precisamente, sin
tener todavía un programa claro y mucho
menos un centavo, los primeros
poquísimos integrantes del Proyecto
Arcoíris
-nombre de esa idea aún en ciernes-
hace unos días nos
debatíamos sobre cómo podríamos hacer
ese activismo con nuestros propios
medios, cuál sería el mejor modo de
gestionar cualquier contribución externa
y de qué forma podríamos lograr que el
dinero y su manejo no lo enrede todo.
Y en ese contexto, WikiLeaks revela este
informe de la SINA, con fecha 15 de
junio de 2009, donde describen el citado
Proyecto LGBT, para concebir un “boletín
semanal de noticias” que tendría como
objetivo: “Fortalecer las ya existente
comunidad LGBT cubana, para aumentar su
conciencia y la conexión a la comunidad
mundial LGBT”.
La idea concreta plantea “crear,
publicar y distribuir un boletín semanal
de noticias en español que cubra
cuestiones del tema LGBT y
acontecimientos fuera de Cuba”, en una
publicación “concebida como el primer
paso en un proyecto de múltiples niveles,
diseñado para mejorar la capacidad de la
comunidad LGBT para dar a conocer las
condiciones en la isla y abogar por un
cambio en la promoción y realización de
los derechos constitucionales y humanos”
Acto seguido, la lista de los recursos
solicitados en esa ocasión: “ordenador
portátil, impresora, tóner y papel de la
impresora o los recursos económicos para
comprar el mismo en la isla, más
tarjetas de Internet para su uso en
hoteles”.
La única revista con estas
características que conozcamos dio a la
luz hace muy poco, su nombre es Despertar
y la
anunciaron
como una “iniciativa” del Observatorio
Cubano de Derechos de LGBT. Fue descrita
por sus creadores como un “boletín
bimestral”, “con 8 hojas impresas por
ambos lados y con una tirada de solo
unas decenas de ejemplares”.
Este es el mismo grupo que organizó
aquel paseo del 28 de junio en La
Habana, durante el cual uno de sus
miembros -el flamante esposo gay de la
transexual Wendy Iriepa cuya
reciente boda tanto dio que hablar-
negó enfáticamente y sin que nadie le
preguntara, “estar siendo financiado por
ninguna organización del exilio”.
Al parecer, sin embargo, podrían haber
ido mucho más allá. Ello explicaría tal
vez algunas madrinas y padrinos muy poco
convenientes que rondan alrededor del
citado Observatorio y sus escasos
miembros, así como esas acciones tan
publicitadas hacia el exterior.
En aquel momento, la única evidencia de
la intromisión del gobierno de los
Estados Unidos en este asunto interno de
la sociedad cubana, era precisamente el anuncio
hecho por el periódico El Nuevo Herald
de que “el Departamento de Estado prevé
gastar $300,000 este año para ayudar a
la comunidad LGBT en Cuba”. Pero resulta
que ahora, a partir de documentos de la
propia SINA, podemos corroborar que sí
está en marcha realmente la ejecución de
tales presupuestos.
¿Son el dólar o cualquier moneda por sí
mismo perversos?
¿Acaso no reciben donaciones todas las
organizaciones no gubernamentales del
planeta, e incluso los proyectos de
colaboración de múltiples instituciones
estatales cubanas, incluyendo el propio
CENESEX?
¿Resulta correcto -ética y legalmente-
aceptar financiamiento de un gobierno
que declara explícitamente querer
cambiar el sistema político, económico y
social de la nación a la cual pertenecen
los presuntos beneficiarios?
¿Cómo podría cualquier grupo
independiente verdadero, con
inquietudes, sueños e incluso posturas
críticas, sortear -sin mancha para sus
fines- todo ese pasado y presente de
intervencionismo y confrontación hacia
nuestro país y el mundo, lo cual es
intrínseco a la naturaleza de los
Estados Unidos como principal potencia
del sistema hegemónico capitalista?
¿Estaríamos o no en todo el derecho de
interpretar como espurio o al menos
albergar reservas hacia este tipo de
supuesta defensa de los derechos LGBT o
de cualquier otra causa aparentemente
justa que pudiera esconder detrás
condicionamientos e intereses políticos
de poderosos benefactores?
¿Aceptan ese dinero quienes
legítimamente pudieran ser opositores
del proyecto político cubano y de su
gobierno, o algunos estarían en contra
del socialismo y la Revolución
precisamente para obtener ese dinero?