El terrorismo entró en Iraq con la ocupación

Tariq Alí se encuentra en Cuba invitado por el Instituto Cubano del Libro, y este martes dictó una conferencia en el Aula Magna de la Universidad de La Habana. El autor de El choque de los fundamentalismos asegura que el pueblo de Paquistán “está extraordinariamente agradecido de la ayuda solidaria de los médicos cubanos, los únicos que han llegado a los lugares más afectados por el terremoto”


Arleen Rodríguez Derivet y Rosa Miriam Elizalde, Especial para Cubadebate y Juventud Rebelde

Junto a Noam Chomsky, Howard Zinn y otros pocos adelantados del pensamiento de la izquierda mundial, Tariq Alí integra la escasa lista de escritores con una conciencia social que ha acompañado las más agudas críticas al imperialismo contemporáneo con el aliento de prácticas globales de resistencia.

Desde el pasado viernes se encuentra en Cuba, invitado por el Instituto Cubano del Libro, y su presencia en el homenaje que se le hizo en La Habana a Jean Paul Sartre, y en la Universidad de La Habana, donde este martes ofreció una conferencia, es una incitación a la pregunta para cualquiera que se interese en los acontecimientos de la guerra en Iraq. Al tema, que sigue con manía de explorador, le ha dedicado dos libros —El choque de los fundamentalismos y Bush en Babilonia— reconocidos por la crítica internacional como clásicos, a escasos meses de convertirse en sucesos editoriales en Estados Unidos y Europa. Durante su visita a la Isla se ha anunciado que El choque de los fundamentalismos será publicado aquí próximamente por la Editorial Ciencias Sociales.

Más que una entrevista formal, lo que concertamos con él es una conversación en la que nos comenta algunas de las noticias que agitan el mundo informativo: el anuncio de Estados Unidos de que tiene un plan para retirar las tropas de Iraq, la evidencia de que Bush planificaba bombardear Al Jazzera, la presencia de médicos cubanos en Pakistán, su furtiva presencia en la Isla...

BUSH EN BABILONIA

—La administración norteamericana no deja de bombardearnos todos los días con las supuestas señales de terroristas internacionales en Iraq. ¿Qué hay de verdad en esto?

—Quién es o deja de ser terrorista forma parte de una gran maquinaria de desinformación. Los Estados Unidos intentan decirle al mundo que no hay resistencia en Iraq, sino simplemente terrorismo. Para demostrarlo, publican solo lo que hace el grupo de Abu Mussab Al Sarkawi. Pero este hombre entró a Iraq después de la ocupación. No estaba ahí antes, lo que nos prueba que la manera en que EE.UU. lucha contra el terrorismo, aumenta el terrorismo. Al Qaeda también llegó a Iraq con la ocupación.

“Lo que no dicen es que el grueso de la resistencia iraquí viene de las corrientes nacionalistas, en su mayoría de las Fuerzas Armadas de Sadam Hussein que no tenía ninguna fe en su gobierno. Ellos crearon focos de resistencia en varias ciudades del país desde antes de la entrada de los EE.UU. Por eso la característica más singular de esa resistencia es su temprana aparición frente a las tropas colonialistas. Si la comparas con otras intervenciones militares, verás que la resistencia suele demorarse. En el caso de Iraq la resistencia comenzó en los primeros diez días después de la caída de Bagdad.

“El objetivo de toda ocupación es dividir, dividir, dividir. Es lo que ha hecho Estados Unidos. Ha enfrentado a los tres grupos étnicos fundamentales en el país: los kurdos, los sunnitas y los chiitas. No hay dudas de que los chiitas están colaborando con los interventores, pero cuando una sección de ese grupo chiita decida romper con el clero de su etnia, se acabará la ayuda a los Estados Unidos.

“En cualquier caso, es un desastre para ellos. Están en una encrucijada. O le entregan el país a Irán, o impondrán algún tipo de gobierno nacional. No se van a quedar. La ocupación es insostenible”.

—¿Qué pasará en Iraq, si se retiran efectivamente las tropas, como están sugiriendo con fuerza algunos congresistas y también no pocos halcones del Pentágono?

—Ellos van a enmascarar la retirada. No aceptarán jamás la derrota. Crearán una especie de protectorado con el kurdistán y los israelíes. Dejarán Iraq con la esperanza de que se garanticen los objetivos estratégicos que decidieron la intervención.

FRENTE SOCIAL CON PODER POLÍTICO

—En Bush en Babilonia usted proponía crear un Frente Antiimperialista, aprovechando la experiencia del Foro Social Mundial. ¿En qué ha quedado su propuesta?

—No es algo consolidado. Lo que yo propuse en el último Foro de Porto Alegre es una campaña contra las bases militares en todo el mundo. En general, la gente está de acuerdo. Una parte sustancial de ese movimiento está formado por organizaciones no gubernamentales. La mayoría de las ONG no son gubernamentales en los países en que radican, pero el dinero viene de los gobiernos occidentales. Son, en realidad, organizaciones pro gubernamentales. Muchas de ellas no quieren hacer planteamientos políticos por temor a perder el dinero.

“Quien va verdaderamente a la vanguardia es América Latina, con Venezuela y Cuba unidas en un modelo de resistencia continental que tiende a fortalecerse con la incorporación de otros países. Venezuela no es cualquier país, y eso lo saben los norteamericanos. Tiene petróleo. Puede ayudar sustancialmente al desarrollo en la región y aliviar los terribles dramas sociales del continente. De modo que los norteamericanos pueden intervenir en Iraq, pero no pueden intervenir simultáneamente en Iraq, Irán, Siria, Venezuela, Bolivia, Cuba... Y la guerra en Iraq ya ha dividido al pueblo norteamericano. Entonces, hay posibilidades. No debemos exagerarlas, pero están ahí”.

—¿Cree que el Movimiento de los Foros Sociales pueda cambiar al mundo?

—Por sí solos, no. Para cambiar al mundo se necesitan movimientos sociales genuinos en nuestros países, que encuentren una voz y una expresión política. En Venezuela esto ha ocurrido con Chávez. Si Evo Morales gana en diciembre las elecciones, sería un gran triunfo para el Movimiento Social. Pero el mayor movimiento social del continente, los Sin Tierra de Brasil, aún no ha alcanzado esto.

—Luego, considera importante tomar el poder político… no todos los movimientos del Continente están de acuerdo…

—Hay una expresión dentro de ciertos movimientos que dice: “Puedes cambiar el mundo, sin tomar el poder”. Para mí estas son solo palabras y nada más. No significan nada. La historia de América Latina nos enseña a hacer exactamente lo contrario. Quizás no podamos tomar el poder como lo hizo Cuba en 1959, pero tenemos que buscar otras vías para hacernos de él.

AL JAZZERA

—En sus inicios, Tony Blair se presentó como una opción proveniente de la izquierda. ¿Cómo se ha llegado a esa relación tan íntima entre el Jefe de Gobierno británico y George Bush, al punto de que han llegado a ser casi la misma cosa?

—Tony Blair nunca ha sido de izquierda. Cuando era el jefe del Partido Laborista, muchos sabían que era en realidad el reemplazo de Margaret Tatcher. A ella no solo le caía bien, sino que afirmó públicamente que Blair era su sucesor.

“Blair es, además, muy religioso en el sentido reaccionario de la palabra, y eso lo une a George W. Bush. Ellos sienten que tienen la misión de cambiar el mundo, de acuerdo con la imagen del planeta que les conviene. Por otra parte, Gran Bretaña es una isla de tamaño mediano, ubicada en el medio de Europa. Siente que su alianza con Estados Unidos le confiere la fuerza que necesita para dialogar en posición ventajosa con Europa. Si esa relación se corta, los EE.UU. se unirían a Alemania, y Londres no está dispuesto a ceder ese ‘privilegio’.

“A eso se añade que el Departamento de Defensa británico está completamente aliado al Pentágono. No tiene independencia. Mientras que otros primeros ministros británicos se han sentido avergonzados de esto, Blair está, por el contrario, muy orgulloso”.

—Se ha revelado que Bush planeó el bombardeo de la sede central de la televisora Al Jazzera. Bush lo ha negado y Blair también, pero amenazan a la prensa para que no publique los documentos. ¿Qué contendrá el memo que se quiere esconder?

—El memo demuestra que el tema se discutió y que el gobierno británico no lo aprobó, por la razón sencilla de que Gran Bretaña está más cerca de los estados del Golfo que los EE.UU., y sabía cuál iba a ser la reacción en esa área.

“Al negar la existencia de este plan, Bush está mintiendo, como siempre. Los norteamericanos bombardearon a Al Jazzera en Afganistán en el 2001, mataron a su corresponsal-jefe en Bagdad en el 2003 y presionaron a los españoles para que arrestaran al corresponsal de la televisión árabe allí y lo metieran en la cárcel con cargos de terrorismo. La pregunta es: ¿por qué odian a Al Jazzera? Porque rompió el monopolio de información cuando el Oeste se fue a la guerra. Mostró una imagen distinta de la CNN y la BBC, que destruyó la credibilidad de los medios occidentales, convertidos en un pilar de la maquinaria de guerra.

“Estoy convencido de que los norteamericanos querían destruir a la televisora árabe para sacarla al menos unos meses de circulación, y hacer su guerra con total tranquilidad”.

EL EJE DEL BIEN

Cineasta, ensayista, novelista y periodista paquistaní radicado en Londres, Tariq Alí es un conversador distendido y lúcido, que puede sorprender en la entrevista con historias para las que los periodistas no venimos preparados.

Como fotógrafo, Tariq integró la singular delegación de marxistas internacionales que había llegado a La Paz bajo la tutela de la Fundación Bertrand Russell. Entró en Bolivia con papeles falsos, “fingiendo que era un periodista burgués”. Pero, en ese papel, Tariq no era muy convincente. Traía pelo largo y aires de hippie internacional, y los soldados bolivianos se mostraban suspicaces, hasta que lo arrestaron.

“Vinieron dos bolivianos a hablarme a la celda. Uno me dijo: ‘Sabemos quién eres. Sabemos que eres cubano... Eres Pombo, el guardaespaldas del Che’. Yo era joven y tonto, y quise llegar a un trato con ellos: ‘Si quieren, tortúrenme toda la noche y si por la mañana puedo hablar el español, se los agradeceré para siempre’”.

Tariq se ríe ahora, recordando el incidente. Ni remotamente se imaginó entonces que casi 40 años después volvería a tener otra experiencia donde “ser cubano” pasaba por sus más profundas emociones. Tariq estaba en Paquistán cuando ocurrió el brutal terremoto en el que murieron más de 87 000 personas.

“La ayuda que recibimos de Occidente fue muy limitada. No llegaron los helicópteros que necesitaba el país para el rescate de los millares de personas que se quedaron atrapadas en las montañas donde ocurrió el desastre, aun cuando Afganistán está repleta de helicópteros de la OTAN, utilizados para matar. Me preguntaba: ¿por qué no dejan de matar gente por unas semanas y ayudan a las víctimas del desastre? El embajador alemán me llamó y me dijo: ‘Estás siendo muy duro’. ‘Pero es la pura verdad’, le repliqué. Dos semanas después del terremoto, Estados Unidos ofreció 15 helicópteros. Estos países que suelen hacer despliegues exorbitantes para la guerra, ignoran a los vivos, si son pobres víctimas de las furias de la naturaleza. Lo único que hicieron fue enviar comida y cobijas a un único aeropuerto. Buena parte de este cargamento fue a dar al mercado negro, donde los precios se dispararon. Lo que necesitaba el pueblo que había sufrido tanto era atención directa de médicos, enfermeras, profesionales quirúrgicos y medicinas. Eso solo llegó con los cubanos. Hay más médicos cubanos en Paquistán hoy que todos los médicos de Occidente, juntos.

“En mi opinión la ayuda más útil fue la de los tres hospitales de campaña que levantaron los cubanos en los lugares más afectados. El pueblo ha visto claramente quién lo está ayudando y quién no. Esto es de un impacto incalculable en Paquistán. Tanto el Gobierno como la población están extraordinariamente agradecidos”.

—Hay muchas doctoras mujeres. ¿Ha sido esto un obstáculo en la comunicación?

—El terremoto ocurrió en las zonas más atrasadas del país desde el punto de vista social. Allí el nivel de analfabetismo es muy alto. Es muy raro ver mujeres profesionales. Para estos hombres recibir ayuda de mujeres cubanas es casi un milagro. Hasta la llegada de los cubanos, muchos no permitían a las mujeres ni siquiera que los miraran. Pero ahora, en este estado de desesperación, accedieron a que ellas los atendieran. Se vieron en la disyuntiva de aceptar la atención médica o perder una pierna o un brazo. Y esas doctoras, considerando esa tradición, se han vestido con los atuendos de la mujer paquistaní. Quizá esto ayude a que aumente el respeto por las mujeres en su propia sociedad.

—Sabemos que vino a Cuba motivado por un nuevo proyecto de libro. ¿De qué se trata?

—Quiero escribir un libro sobre Venezuela y Cuba, en particular de la confluencia de los proyectos revolucionarios de ambos países. A las naciones que le molestan, Bush las involucra en una especie de “eje del mal”. Mi libro se llamará El eje de la esperanza.

http://www.jrebelde.cu/2005/octubre-diciembre/nov-30/cuba_elterrorismo.html