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La Habana, viernes 21 de mayo de 2010. Año 14 / Número 141 Pago de salarios en la construcción Una brecha por donde se escapa la productividad YAIMA PUIG MENESES El resquebrajamiento de la disciplina en la ejecución de muchas obras, y la falta de exigencia para que los trabajadores cumplan con las tareas que les corresponden, son aspectos que impiden el avance exitoso de las construcciones, y provocan, en ocasiones, el pago de salarios no siempre respaldados por resultados productivos. En la actualidad son incalculables las interrupciones en la ejecución de muchos inmuebles, fundamentalmente provocadas por esas deficiencias organizativas del trabajo. Incluso existen lugares en los cuales cuatro hombres realizan la labor de dos, porque la mitad no tiene qué hacer. Como consecuencia, el salario que correspondería a dos obreros termina dividido entre cuatro o en el peor de los casos lo reciben todos casi íntegro, sin penalización alguna, ocasionando cuantiosos gastos a la economía. Por otra parte, en muchos lugares las plantillas continúan con exceso de personal administrativo que recibe un salario sin prácticamente estar justificada la actividad que realiza. Las acciones que comienza a desarrollar el Ministerio de la Construcción (MICONS) para revertir estas y otras deficiencias, muestran resultados que, de multiplicarse, permitirán a este sector asumir las misiones del fuerte proceso inversionista productivo que el país se propone ejecutar "siguiendo la lógica inobjetable de que no se puede gastar más de lo que se tiene", como ha dicho el compañero Raúl. A DESTAJO Y CON OBJETIVIDAD "Incrementar la productividad, reducir los gastos y costos, elevar el índice de los niveles de producción así como aumentar el aprovechamiento de la jornada laboral, son algunos de los propósitos que se persiguen con el pago por resultado, prioritariamente una de sus variantes: el pago a destajo que no se aplica consecuentemente en la totalidad de las obras", explica José Carlos de la Paz, director de Organización, Trabajo y Salario (OTS) del MICONS. "Este sistema está encaminado, además, a lograr que los trabajadores reciban su salario en correspondencia con los resultados específicos de la actividad que realizan", señala. En Pinar del Río, por ejemplo, Armando Arencibia, jefe de la Unidad Empresarial de Base (UEB) # 4 —que actualmente ejecuta un conjunto de viviendas para médicos internacionalistas y familias afectadas por los huracanes—, explica que a ellos los motiva mucho esta forma de pago pues ganan por lo que realmente hacen. "Cuando la entrada de materiales está acorde con las exigencias de la obra, el mecanismo funciona y logramos mantener la secuencia; aquí nadie cobra si no produce, por eso también nos preocupamos por mantener en óptimas condiciones los equipos y medios de trabajo. El salario promedio mensual casi siempre supera los 800 pesos", argumenta Francisco Rivero, integrante de la cuadrilla de montaje de esta UEB. Sin embargo, el simple hecho de aplicar el pago a destajo no garantiza la eficiencia de su implementación; para ello es necesario además, tener en cuenta una serie de requerimientos sin los cuales resulta imposible mantener estabilidad en la ejecución. Lamentablemente no en todas las obras existe una infraestructura organizativa capaz de garantizar tales requerimientos. Según afirma Lesbia de la Fé, viceministra que atiende el área de Recursos Humanos en el MICONS, tendrán que incrementar el rigor en el proceso, pues muchos directivos ni siquiera aceptan de buena gana la aplicación de estos conceptos. De incluirse también ellos en este sistema de pago, ganarían por los resultados finales, algo que evidentemente no les conviene porque hace más complejas las labores de dirección. Sin embargo, el proceso de forma general tendría mayores beneficios, pues los principios organizativos serían más tomados en cuenta por los jefes, que ahora también sentirían "en su bolsillo" las consecuencias de las irregularidades. "Generalizar el destajo como forma de retribución a la mayoría de los trabajadores directos, conlleva a que los jefes garanticen condiciones organizativas y de aseguramiento para que los obreros aprovechen su jornada laboral sin interrupciones o al menos con un mínimo de ellas. También implica el control preciso de la producción de cada trabajador o colectivo, así como el cálculo del salario que le corresponde por la labor realizada", señala la viceministra. La degeneración de algunas etapas de nuestro proceso constructivo ha conducido en muchas ocasiones a crear el falso convencimiento —lo mismo en obreros a pie de obra como de algunos cuadros de dirección—, de que pueden desaprovechar tiempo y recursos sin que se dañe el cobro efectivo del salario. La práctica actual de generalizar —siempre que las condiciones lo permitan—, el pago a destajo, teniendo en cuenta además, cada uno de los factores que deben confluir para lograr un adecuado funcionamiento del proceso, pretende poner freno al "relajo" de que se gana lo mismo si produce como si no lo hace; de igual forma procura incrementar la calidad y explotar al máximo las capacidades productivas. EL SUBEMPLEO AFECTA MUCHO LA PRODUCTIVIDAD La disponibilidad de fuerza de trabajo calificada en la construcción no es un problema resuelto. No obstante, llama la atención el gran número de personal ocioso en diferentes actividades, ya sea por falta de contenido de trabajo o por desorganización del proceso. No creo que alguien pueda ofrecer la cifra exacta de la cantidad de dinero que mensualmente se destina a pagos de salario sin respaldos productivos en el área de la construcción. Subsisten realidades que llaman la atención al respecto: solo en personal de protección y seguridad el sector de la construcción tenía el año pasado más de 12 000 trabajadores en plantilla —más custodios que albañiles—. Las medidas adoptadas han reducido esta cifra, pero todavía es insuficiente la disminución de los indirectos. "Las acciones han estado encaminadas a detener la pérdida de fuerza directa y a racionalizar la indirecta para reducir el número de trabajadores en actividades administrativas. En cuanto a los obreros indirectos en administración de Grupos, Empresas, Brigadas y Unidades Básicas, contamos con 16 682 trabajadores —lo que representa el 15,4% del total— y se pretende acercar al 12%, por lo cual se declararán no necesarios unos 2 000 en el presente año", explica De la Paz. La reducción de personal dedicado a la seguridad y protección, se ha logrado en industrias, almacenes, obras importantes y talleres. Incluso, muchos lugares han retomado la realización de la guardia obrera, con lo cual también vinculan más a los trabajadores en el cuidado y protección de sus medios. "Con el traspaso a otro organismo de la función de seguridad y protección de objetivos económicos y administrativos, salieron del sector un total de 7 500 trabajadores", agrega. La reducción de este personal lograda hasta el momento en el Grupo de Proyectos del MICONS, por ejemplo, ha posibilitado que por cuestiones de salario el Ministerio haya ahorrado mensualmente, en lo que ha transcurrido del 2010, unos 48 000 pesos. GANARLE LA PARTIDA AL FACILISMO Estos son apenas los primeros pasos, solo el tiempo confirmará la validez de los mecanismos y medidas que hoy se adoptan. Debe tenerse en cuenta que para lograr eficiencia en cada nivel productivo, lo primordial será siempre emplear el sentido común; de modo que los análisis de factibilidad —para cada obra o entidad específica—, son muy importantes, pues de lo contrario el "maratón" podría conducir a un mayor deterioro económico y productivo. De ahí la necesidad de delimitar claramente las responsabilidades y exigir a cada quien por la tarea que le corresponde, porque donde los trabajadores no pueden desplegar su potencial productivo, el pago por resultado no funciona. El perfeccionamiento sistemático tiene necesariamente que prever la bonificación, pero debe tener en cuenta, además, los instrumentos existentes y aplicarlos con rigor, sin sentimentalismo. No se puede pagar un salario a quien nada produce. Ninguna economía soporta semejante caos.
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