Montaner hace
campaña en la prensa derechista
para intentar limpiar su pasado terrorista
JEAN-GUY ALLARD
Confrontado a la eventualidad de ser
reclamado como terrorista ante instancias de justicia
internacionales por ser un delincuente prófugo de la justicia
cubana y haber sido vinculado a los autores del asesinato de
religiosos en El Salvador, el agente CIA Carlos Alberto Montaner
hace campaña a través de la prensa derechista para intentar
limpiar su pasado terrorista.
Montaner
circula un escrito en el cual, al presentarse como víctima de
difamación, responde a sus detractores con un documento video
traficado, en el cual solo demuestra que sigue siendo tan
mentiroso y demagogo como dos décadas atrás.
De manera evidente, el "intelectual
exiliado" producto de las medidas de la inteligencia
norteamericana, al ser designado como cómplice del terror de sus
amigos del partido salvadoreño ARENA — autores del asesinato de
Monseñor Arnulfo Romero, del sacerdote jesuita Ignacio Ellacuría,
apóstol de la Teología de la Liberación, y de cinco de sus
colegas— al fin ha asimilado la idea de que pudiera terminar
ante los tribunales.
Recordó con susto cómo el año pasado,
Lázaro Barredo, director del diario Granma, en su calidad
de diputado, propuso durante la constitución de la Comisión de
Relaciones Internacionales de la Asamblea Nacional, que se
solicite la extradición de terroristas radicados en Estados
Unidos u otros países, que tienen cuentas pendientes con la
justicia cubana.
Entre estos criminales, que usaron el
terror y lo promovieron en contra de Cuba, Barredo mencionó a
Montaner,
MONTANER SICóPATA Y AMNéSICO
De las cabriolas sicópatas de Montaner, al
borde de sus 70 años, muchos ya se han enterado. Sin embargo, su
amnesia acerca de la génesis de su conexión con la llamada "comunidad
de inteligencia" norteamericana no deja de ganar terreno en su
cerebro afligido por la paranoia.
Montaner, en sus interminables
elucubraciones, atribuye su arresto en 1960 en la capital cubana
a una pretendida actividad entre los estudiantes de la
Universidad de La Habana en contra de una Revolución que acababa
de nacer.
La realidad es bien distinta.
Tendría que recordarse cómo el lunes 26 de
diciembre de ese año, en horas de la madrugada, un amplio
operativo de la policía cubana desmanteló una red que venía
colocando bombas en tiendas y cines de La Habana, enmascaradas
en cajetillas de cigarros.
Por ejemplo, justo dos días antes, el
sábado 24 de diciembre de 1960, a unas horas de la celebración
de la Navidad, dos niños y su madre habían sido víctimas de una
bomba terrorista en la popular tienda por departamentos Flogar,
calle Galiano esquina a San Rafael, en La Habana,
En unas horas, 17 terroristas fueron
localizados y detenidos, mientras se descubrían tres fábricas de
bombas y se ocupó una importante cantidad de armas, explosivos y
material de fabricación de bombas.
Entre los individuos implicados en esta
red terrorista, se identificó a un hijo de papá convertido en
extremista, Carlos Alberto Montaner Suris, vecino de 88 a,
número 309, esquina a Tercera A, en el entonces exclusivo barrio
de Miramar de la capital.
En el domicilio de Montaner, precisa
entonces la edición del periódico Revolución del 18 de enero de
1961, "se ocuparon un maletín de lona, cuatro detonadores, un
rollo de mecha, un pomo con tres barras de fósforo vivo, dos
rollos de tape, cuatro cartuchos de municiones, dos pantalones
verde olivo y dos camisas de miliciano".
Montaner ya tenía desarrollado los lazos
con la CIA por su vinculación con el Movimiento de Recuperación
Revolucionaria (de Manuel Artime y Orlando Bosch).
En la misma operación se captura a Armando
Valladares — vinculado en abril último a un frustrado atentado
contra Evo Morales—, que se sumó luego a esta misma pandilla CIA
que se consagra ahora (con Montaner) a cantar los "méritos" de
la dictadura Micheletti.
¿NO
TENDRÁ LAZOS CON LA CIA, CARLOS ALBERTO MONTANER?
En julio del 2007, en un popular programa radiofónico de
Miami, el jefe terrorista Antonio Veciana — que sí reconoce
haber trabajado durante décadas con la CIA— contó con detalles
cómo las llamadas "petacas incendiarias", encontradas al grupo
de Montaner, procedían directamente de las fábricas de la
Agencia Central de Inteligencia.
Precisaba que venían en varios modelos, cada uno con un
código de color, que indicaba el plazo en el cual explotaban.
Casualmente, la red de Montaner alimentaba también a los
mercenarios del Escambray "contratados" por la misma CIA, cuyas
actividades pretende haber ignorado¼
El joven terrorista salió de Cuba con destino a Estados
Unidos el 8 de septiembre de 1961. No se escapó como el Conde de
Monte Cristo, como lo insinúa, sino con la ayuda de su mamá y de
socios de la Embajada de Venezuela, que le facilitaron un
salvoconducto.
Dos elementos de su existencia en la tierra de sus amos
demuestran de manera indiscutible los vínculos inconfesables del
joven Montaner en aquellos años.
¿Será tanta la amnesia de Montaner como para no recordarse
que poco después de su salida de Cuba confirmaba en una
entrevista con el periodista Ángel de Jesús Piñera de la revista
Avance, publicada el 27 de abril de 1962, que pertenecía a
Rescate Estudiantil, definida por los especialistas como la
"sección estudiantil" del terrorista FRD?
Revelaba entonces que "compartía la jefatura nacional de
Acción y Sabotaje" de este grupo con Alfredo Carrión Obeso, a
quien, entre otros hallazgos de los oficiales durante la
detención del grupo terrorista en diciembre de 1960, le
encontraron en el domicilio "una metralleta Star y dos
revólveres de calibre 38".
PORTAVOZ DE UNA UNIDAD MILITAR CREADA POR LA CIA
Un texto de la agencia UPI, del 20 de julio de 1963
reproducido por el New York Times recalca declaraciones del
terrorista como portavoz de las Unidades Militares Cubanas del
Ejército de Estados Unidos. Declaraba el siempre muy locuaz
contrarrevolucionario, que "una nueva organización del exilio
planeaba extensas acciones contra el régimen de Fidel Castro".
Estas unidades "cubanas" de la US Army, como lo confirman
todas las fuentes sobre el tema, fueron conformadas por la CIA a
principios de los años 60.
En el texto citado, Montaner precisa espontáneamente que "la
mayoría de sus hombres han integrado la US Army y recibido un
entrenamiento especial".
Casualidad¼ el terrorista cubano-venezolano Luis Posada
Carriles fue también uno de estos mercenarios reclutados por la
Agencia y entrenado "especialmente" por el ejército USA en el
empleo de explosivos, las técnicas de secuestro, tortura y
eliminación de personas en el marco de las operaciones sucias
promovidas por Washington contra Cuba.
UN
PEDIGRÍ FASCISTA VINCULADO AL TERROR
Autoproclamado "defensor de los derechos
humanos en Cuba", el "demócrata" Montaner montó — a partir de
1970— un jugoso negocio de propaganda en España, tras recibir el
repudio de sectores puertorriqueños por sus manifestaciones
discriminatorias.
Las aventuras y desventuras de Montaner
son tan numerosas que pudieran rellenar un libro, que no vale la
pena publicar, pero que relataría anécdotas como la del 23 de
septiembre de 1994 cuando escoltó a José María Robles, capo del
falangista Partido Popular de España, durante una visita a Miami
para sostener un encuentro con Antonio "Toñin" Llama, director
de la FNCA.
Dueño del barco terrorista La Esperanza,
interceptado en 1998 en Puerto Rico, el "Toñín" explicó en junio
del 2006 en una entrevista al mafioso Miami Herald cómo compró
por cuenta de la FNCA explosivos y medios para bombardear una
concentración popular en la habanera Plaza de la Revolución.
El pedigrí terrorista de Montaner explica
sin duda el cinismo de su manipulación de las circunstancias de
la muerte del sacerdote jesuita Ignacio Ellacuría y de sus
colegas.
Parece no recordarse cómo publicó en 1996,
un texto particularmente asqueroso sobre los predicadores de
esta teología que tanto miedo inspira a sus socios de la red
latinoamericana de los discípulos de Micheletti.
Titulado El Papa contra los teólogos,
sus divagaciones, que hoy lo denuncian, contaban cómo la
Teología de la Liberación, la del cambio político y económico,
era una mueca crispada, fea como Tomás Borge, como los
Tupamaros, como Tiro Fijo, a quien llamó "el sanguinario
guerrillero colombiano".
así afirmó, por ejemplo: "Por ignorancia,
por suscribir la idiota teoría de la dependencia y el loco
recetario marxista, por entender muy poco o nada del fenómeno
del subdesarrollo, (la Iglesia) se había perdido en un laberinto
de jesuitas y mariknolles despistados, que no concluía en la
emancipación de los pobres, sino en un inútil baño de sangre,
que a veces salpicaba a los propios teólogos, cruelmente
martirizados por energúmenos del otro bando, como les ocurriera
a Ignacio Ellacuría y a cuatro de sus colaboradores en una
espantosa madrugada salvadoreña."
Los colaboradores no eran cinco sino
cuatro. Y los "energúmenos" eran los propios socios de los
socios del autor de este disparate macabro.
A tantos antecedentes y los que mantiene
guardados en el gavetero del cuarto, a Montaner le falta solo
añadirse un mandato internacional de búsqueda. Y de captura. |