GRANMA INTERNATIONAL
Havana.  October 1, 2009

A Bronx cheer for lying
José Dos Santos

WHEN trumpeter Alexander Abreu demonstrated his talent during the Peace without Borders Concert in the Plaza de la Revolución, that seemed to many of us the finest confirmation that there are performers in Cuba who are as excellent or better than those who always lie to gain importance in non-musical terms.

Cuban Television reported the reactionary response of certain individuals to the concert, among them one of those who choose to shield themselves behind the imperialist predator and renounce a place of privilege in their native land, by trading the sympathies of their people for the glitter given them by the Miami mafia — as long as they play their reactionary ideological music.

The musical admiration for Arturo Sandoval that existed in Cuba turned into disappointment over the path of desertion he chose almost 20 years ago, and a repudiation of his lies and servility.

The man who complained in front of Miami TV cameras about the "repression" that he suffered in Cuba is really astounding. It has never been concealed, and has been part of the revolutionary rectification process, that during a small lapse of erroneous measures, narrow concepts were applied in certain areas of culture, but the notion that Sandoval was arrested and jailed for his musical inclinations is more than an extemporaneous exaggeration — it is an outright lie.

This musician omits in his professional mourner’s complaints against the international concert that in Cuba, he was an outstanding figure in the Irakere band, that he formed his own group and had his own program at the Karl Marx Theater; that he frequently traveled around the world and was the main organizer of several Jazz Plaza Festivals; that in his comfortable home in the capital, he used to get together with important people from different backgrounds, not just culture; that he was one of the people who, at a time when foreign currency was not authorized to circulate freely in Cuba, used to shop in the large dollar store on Fifth and 42nd Street without anybody bothering him…

I so much lament the distorted, opportunistic memory of this individual, with whom I was associated during my journalist years because of my liking for jazz, that I would like it to be known that that "repressed man" was a member of the Communist Party of Cuba (as was his wife), which nobody joins without voluntary dedication and commitment to society.

This simulation by this individual ran out of gas when he decided to desert during a tour of Italy as part of the United Nations Orchestra led by Dizzy Gillespie, likewise a victim of his deception and manipulation.

He also lent himself to a media campaign around his situation, when elements that have not been well-identified — FBI? CIA? — ensured his arrival in Miami while at the same time bringing his wife and son from London — where they were waiting for his gigs at Ronnie Scott’s Club — and kicked up a shameful, anti-Cuban scandal.

He was the trumpeter who played the national anthems of the United States and Cuba in front of the house where the clan had kidnapped Elián in Miami.

Much more could be said, but he’s not worth it, not even with his four Grammy Awards. Among my treasured photos, there are historic ones that the "repressed man" himself made available to me, given that he witnessed and participated in a long meeting in Havana between Dizzy Gillespie and Fidel Castro. Did he ever mention that episode to the benefactors of his lies?

http://www.granma.cu/ingles/2009/octubre/juev1/40trompetilla-i.html

Cuando el trompetista Alexander Abreu mostraba sus cualidades en el cierre del Concierto por la Paz sin Fronteras, en la Plaza de la Revolución de La Habana, a muchos nos pareció la mejor confirmación de que en Cuba hay intérpretes tan o más superlativos que algunos que no cesan de mentir para ganar protagonismo extramusical.

La Televisión Cubana mostró en un reportaje las reacciones retrógradas de algunos personajillos en torno al Concierto y entre ellos a uno de esos que prefirieron cobijarse bajo el ala del ave de rapiña imperial y renegar de un lugar privilegiado en su tierra, cambiando los oropeles que le concedió la mafia miamense —siempre que tocara su partitura ideológica reaccionaria— por la simpatía que tenía entre su pueblo.

La admiración musical que se sentía en Cuba por Arturo Sandoval se trocó en decepción por el camino escogido de la deserción, hace ya algunos lustros, y repudio por sus mentiras y servilismo.

Ese que se quejaba ante las cámaras miamenses de la "represión" que sufrió en Cuba por su amor al jazz, hace piruetas en el tiempo. Nunca se ha ocultado, y ha sido parte del proceso rectificador revolucionario, que en un pequeño lapso de medidas erróneas, se aplicaron estrechas concepciones en algunos ámbitos culturales, pero de eso a ser detenido y encarcelado por una inclinación musical es más que una exageración extemporánea, una flagrante mentira.

Este músico suprime en sus plañideras quejas contra el concierto internacional que en Cuba fue figura destacada en Irakere, que formó su propio grupo y tuvo peña propia en el Teatro Karl Marx; que viajó por el mundo constantemente y fue eje organizador de varios Festivales Jazz Plaza; que en su cómoda casa capitalina se reunía gente relevante de diversos ámbitos, no solo de la cultura; que era de los que en tiempos donde la divisa no estaba autorizada a circular libremente en Cuba, él compraba en dólares en el gran mercado de Quinta y 42 sin que nadie lo molestara...

Lamento tanto la memoria tergiversadora y oportunista de este personaje, al que estuve ligado en un periodo de mi vida periodística por mi afición al jazz, que me gustaría que se conociera que ese "reprimido" fue militante del Partido Comunista de Cuba (como lo era su esposa), al que no se llega sin entrega voluntaria y compromiso con la sociedad.

A este sujeto no solo se le agotó el combustible de la simulación cuando decidió desertar durante una gira por Italia, formando parte de la Orquesta de las Naciones Unidas comandada por Dizzy Gillespie, víctima también de sus engaños y manipulación.

También se prestó a una campaña mediática montada en su entorno, cuando elementos no bien identificados —¿FBI? ¿CIA?— le hicieron llegar a Miami al mismo tiempo que trasladaban a su esposa e hijo desde Londres —donde le esperaban para sus presentaciones en el Ronnie Scott¢ s Club— y allí armar un penoso espectáculo anticubano.

Este mismo fue el trompetista que tocó los himnos de EE.UU. y Cuba frente a la casa donde la parentela tenía secuestrado a Elián en Miami.

Habría muchas cosas más que decir, pero él no vale la pena ni con sus cuatro Grammy. Entre joyas gráficas que poseo hay históricas que el propio "reprimido" me facilitó ya que presenció y participó en un encuentro sostenido en La Habana entre Dizzy Gillespie y Fidel Castro. ¿Habrá mencionado alguna vez ese episodio a los benefactores de sus mentiras?

http://www.granma.cubaweb.cu/2009/09/25/cultura/artic01.html