La Habana, sábado  29 de agosto de 2009. Año 13 / Número 242
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La Habana, sábado  29 de agosto de 2009. Año 13 / Número 242
Dar vida después de la muerte

Freddy Pérez Cabrera

No conoce su nombre, solo sabe que el donante fue un joven que sufrió un grave accidente, el cual le provocó un trauma cerebro- encefálico, y que sus familiares, en especial la madre, estuvieron dispuestos a entregar un riñón para que ella pudiera continuar con vida.

Fotos del autorLiannys junto a la Dra. Milagros Hernández, a quien considera su segunda madre.

Liannys Fernández es como se llama esta joven santaclareña. Ahora puede sonreír, divertirse e ir a fiestas con las amiguitas del barrio, sin embargo, hace un tiempo no era así, la alegría había desaparecido del hogar ante la situación de la niña, quien se debatía entre la vida y la muerte en espera de la aparición de un riñón que pusiera fin a la agonía.

Cuenta su mamá, Milagros Turiño, que desde los ocho años la pequeña comenzó a padecer una grave afectación renal, razón por la cual fue necesario acudir a sesiones de hemodiálisis. "Cada vez eran más frecuentes los problemas de presión alta, proteinurias elevadas, vómitos, mucho decaimiento y una pérdida de peso acelerada".

Liannys junto a su mamá Milagros.

Según el criterio de los expertos había llegado el momento en que la única alternativa para que Liannys sobreviviera a la dolencia, era realizar un trasplante. Como cualquier madre, Milagros estuvo dispuesta a ser la donante, mas los estudios realizados demostraron que no era compatible.

Tras una larga espera, el 27 de febrero pasado se produjo la operación, a partir de un donante cadáver, proceder efectuado por un equipo médico del hospital Arnaldo Milián Castro, de Santa Clara, apoyado por decenas de personas pertenecientes al Sistema Integrado de Urgencia Médica.

No existen palabras para expresar el respeto y la admiración de Liannys y sus progenitores por la familia del donante. A esa madre, que en medio del dolor tuvo el gesto noble de aceptar la donación, y solo preguntó a quién le iban a poner el riñón de su hijo, ellos le profesan eterno agradecimiento.

GESTO NOBLE QUE ENGRANDECE

A lo largo del país suman cientos los pacientes necesitados de la entrega de algún órgano vital para continuar con vida. Sin embargo, no son todos los que comprenden y aceptan la ejecución de este acto.

En Villa Clara, por ejemplo, cerca de 140 enfermos con grados de aptitud para el trasplante de riñón esperan por una donación, la que de no producirse pudiera conducir a complicaciones propias del padecimiento asociadas a las hemodiálisis, como el virus de la hepatitis, deterioro cardiovascular u otras infecciones, y hasta la muerte del enfermo, según reconoce la doctora Milagros Hernández, vicedirectora territorial de trasplante.

A pesar de que el pasado año se inició una campaña denominada "Sí por la Vida", a favor de la donación de órganos y que nuestro país ocupa el segundo lugar en América Latina y figura entre los primeros 15 países con mejores indicadores en el mundo en este campo, no podemos decir que la iniciativa ha prendido en la comunidad, asegura la doctora Hernández, quien explica que alrededor del 6% de las familias se niegan a la entrega.

En ello influyen muchos elementos: sentimentales, falta de cultura e información sobre el tema y hasta determinados prejuicios, expresa la especialista, quien menciona los resultados de una encuesta reciente en la cual el 80% de las familias afirmó nunca haber hablado del tema.

Como en muchos países del mundo, en Cuba lo establecido es que, aun cuando el donante cadáver haya ofrecido su consentimiento en vida, lo determinante es la voluntad de los familiares.

Resulta un reto para la sociedad el desarrollo de acciones que propicien la creación de una conciencia capaz de asumir la donación como un acto natural, que puede contribuir a preservar la vida de miles de personas, expresa la Vicedirectora territorial de trasplante en Villa Clara, quien precisa que ningún país del mundo tiene, como Cuba, la cultura, organización y mecanismos para resolver este problema.

TRABAJAR DESDE LO SOCIAL

Especialistas del hospital Arnaldo Milián Castro e investigadores de la Universidad Central Marta Abreu de Las Villas (UCLV), buscan respuestas al acuciante problema.

Un estudio realizado con varias familias, dispuestas o no a la donación de órganos, concentrado primero en la persona que tomó la disposición, y luego en las más allegadas al donante cadáver, demostró que cuando estamos en presencia de una familia funcional, las decisiones son acertadas, positivas, según reconoció la Licenciada Greter Hernández Soler, Máster en Psicología Médica, quien está al frente del equipo de investigadores de la UCLV que labora en el tema.

En cambio, si la decisión no es colectiva y no hay valores asociados al altruismo, la solidaridad, el pensar en el otro, prima una posición negativa hacia ese acto.

También sucede, según la licenciada, que cuando los fallecidos son jóvenes, la conmoción del momento es mayor, lo cual impide adoptar una postura acertada, aun cuando la mayoría de las personas tienen una evaluación positiva respecto al manejo del asunto realizado por el personal médico.

Muchos nos decían que se negaron porque no sabían si en realidad su familiar estaba muerto o no, lo que da la idea de que no comprendieron ni recibieron una explicación convincente de lo que es la muerte encefálica, refiere la profesora.

Se impone, según el equipo de investigadores, trabajar este asunto desde el punto de vista social y comunitario, en el CDR, la delegación de la FMC, escuelas, centros de trabajo y donde las áreas de salud tengan un papel protagónico, lo cual contribuiría a ganar conciencia acerca de un problema tan sensible.

Los estudios realizados han demostrado la existencia de muy pocas acciones encaminadas a resolver el problema; la divulgación y educación sobre el tema son escasas, incluso en los medios de comunicación, refiere la Máster en Psicología, quien aclara que la tarea no puede quedar en el acto formal de poner un cuño en el carné de identidad, como se hacía antes, sino en algo mucho más serio que involucre a toda la sociedad, porque de ello depende la vida de miles de personas.